Pond: “9”


Por: Txema Mañeru 

Los australianos se la han jugado todo al 9 y les ha salido un disco casi de 10. Noveno disco, nueve canciones y 39 minutos de duración. Algunos lo han valorado con un 10, algo que puede ser un pelín exagerado, pero sí que es un discazo por encima del 9. Además es un disco cargado de riesgo, pero también de buenos singles. Es el caso de "Human Touch", repleto de psicodelia actual y sonando rockera por momentos al estilo de los King Gizzard & The Lizard Wizard. Combinan guitarras envolventes y rockeras con teclados susurrantes. Más actual y cercanos al baile se muestran  en otro pedazo de single como "America’s Cup", con guapos sintetizadores analógicos y hasta toques funk. Con temas así pueden acceder al público que disfruta de los momentos estelares de los Django Django. "Pink Lunettes" es otro de esos singles mágicos. Todavía más bailables y enfocando directamente a las pistas de baile. Casi seis minutos con tremenda fuerza en la sección de ritmo y las percusiones. Pero todavía se guardan un single final que despide el disco. Se trata de la estremecedora "Toast". Un precioso lento que tiene todo lo mejor de este quinteto australiano que hace honor a su procedencia geográfica. Te mecen las cuerdas de Kotnasky y la modulada voz de Allbrook, además de las buenas líneas de teclados y guitarras.

Antes de ello te cautivan desde el inicio con una "Song For Agnes" con exquisitos coros femeninos (Maud Nadal), cambios de ritmo, arreglos de cuerda y la estupenda voz de Nick Allbrook con un tono cercano a Bowie. "Czech Locomotive" es relajada y burbujeante y cuenta con una excelsa melodía vocal y sabrosos teclados. A media canción se transforma en algo más rítmico con un estribillo muy New Order. ‘Rambo’ ya habla con su título, aunque es un tema alegre y de tonos divertidos algo Talking Heads. No sé si ha sido para dejar el disco con nueve temas exactos que fusionan en "Gold Cup / Plastic Sole" y les queda niquelado. Un comienzo reposado con voz y teclados que luego se transforma en otro de sus huracanes rítmicos con una muy marcada sección de ritmo y aires casi a los Japan del “Tin Drum” (los mejores). 

Tenían pensado acelerar el ritmo de los temas y dejar atrás mantras y sonidos repetitivos muy presentes en discos anteriores, algo que han logrado y con buenos resultados. La ayuda puntual de Jesse Kotansky con arreglos de cuerda y algún instrumento de viento ha sido también efectiva. El listón estaba muy alto con su anterior “Tasmania”, pero su valentía les ha dado buenos frutos usando el método corta y pega hasta lograr la que quizás sea su mejor colección de canciones hasta la fecha.