Sleaford Mods: El “stage diving” emocional



Sala But, Madrid. Sábado, 26 de marzo del 2022

Texto y fotografías: Skar P.D.

La sala But registró un lleno espectacular, o sea de esos de "sold out", vamos, que no cabía un alma y todo... ¿por qué? Pues para recibir con inusitada expectación a uno de esos fenómenos raros y extraños que se dan de vez en cuando en la historia de la música popular y que a pesar de no ser nuevos no dejan de sorprendernos cada vez que ocurren. Tan extraño que, a pesar de que hacía unos años que los de las Mindlands, por entonces todavía semidesconocidos, no se dejaban caer por Madrid, el concierto inicialmente previsto para la sala Mon Live se trasladó a la remozada sala But de un aforo sensiblemente superior. Todo vendido hace tiempo para experimentar esas recetas casi anatómicas que salen de la chulesca entonación de Jason Williamson y que se encuentran tan cómodas en las salsas rítmicas, y con el suficiente condimento, que pone a su disposición Andrew Fearn. Esa receta que te dice que nadie necesita todas las costillas para sobrevivir, porque de eso se trataba, de la presentación de "Spare Ribs", el disco que les ha afianzado y que actúa como consolidación del camino que emprendieron a partir de la puerta que les abrió el ya lejano "Divide And Exit". Y todo esto con una imagen cincuentona de tipos malencarados, porque para determinados discursos nunca viene mal cierta expresión de mala leche. Pero no era esta la expresión facial reinante en la abarrotada sala But, ni mucho menos, ya desde la peculiar prueba de sonido que consistió en que, una vez recogido el back line de la banda de Bristol, Lice, que abrió la noche de forma más que correcta, y ruidosa todo hay que decirlo, ante todavía un escasa audiencia, Andrew Fearn salió al escenario con su portátil, lo colocó encima de una caja de transporte de amplificador vuelta del revés, es decir con las ruedas hacia arriba, lo enchufó, hizo una señal al técnico de sonido para que subiera el sonido; le dio al play y sonó brevemente la parte musical de "Kebab Spider", se ajustó el volumen, apagó, o le dio al pause vete tú a saber, se volvió para el back stage y prueba de sonido realizada. ¿Fácil no? Todo esto entre la algarabía reinante claro.

Venían a presentar "Spare Ribs" y quedó claro desde el primer momento con las primeras notas, play mediante, de "The New Brick" y la posterior "Shortcummings'", o sea exactamente igual que el disco, con la particularidad de que ya, desde el inicial bajo pregrabado de esta, la sala se empezó a mover al unísono con la música y con toda la audiencia coreando "short, short, shortcummings".

Un inciso para recordar el "Divide And Exit" mediante "Middle Men", y directos a "Spare Ribs" y la muy "ravera", de rave, "I Don't Rate You" en su formato original, obviando claro, el reciente remix realizado por Orbital. No andan muy lejos las bases rítmicas en las que se apoya el discurso de Sleaford Mods de aquella escena de baile electrónico que se desarrolló en las islas a principios de los noventa. Y como era de prever, porque la situación emocional así lo indicaba, todo saltó por los aires con "Kebab Spider" y su coreable "I knew I knew", recordatorio de que ya hace años que Sleaford Mods iniciaron este camino, y el "Face To Faces" del "Key Markets" gritado a pleno pulmón lo certificó. Ya no hubo tregua posible porque dos tipos cincuentones con aspecto de bajar a tocar a la calle después de ver el pertinente partido de futbol de la Premier se encargaron de que no lo hubiera alternado canciones de su último disco, hasta diez, con un repaso extenso por su discografía. 

Cualquier sonido que no fuera emitido por la garganta de Jason Williamson salía del portátil del Fearn, evidentemente, hasta la voces de Billy Nomates en una excitante interpretación de "Mork And Mindy", que hay que ver cómo suena eso de "demasiado alto, demasiado bajo, no hay diferencia" coreado por un millar de personas que parecía que lo entonaban con ese cerrado acento de Mindlands, quizás por empatía con los dos tipos con aspecto de buenas personas que también bailaban en el escenario, sobre todo Andrew Fearn, que no paró en todo el concierto, excepto para pulsar el play dieciocho veces, al igual que el resto del personal presente en la sala, sin excepciones.

Una versión de "Don't Go" de Yazoo, que pudiera parecer fuera de contexto pero que los de Nottingham llevan a su terreno, dio paso al momento estelar del concierto, que ocurrió con la sensacional "Nudge It", también con la voz de Amy (la de los Sniffers) convenientemente grabada y con la damisela  que empujada por la euforia reinante intentó y consiguió subirse al escenario, la segunda vez empujada en brazos del personal y que acabó con la amable expulsión del mismo y la sorprendente e inesperada zambullida (stage diving) de la dama. Todo esto en medio de la catarsis reinante, que temas como "Elocution" o "Out There" se encargaban de seguir alimentando y que no decayó en ningún momento ya hasta el final, y es que parecía que tenían todos cita con la oficina de desempleo pertinente a pesar de que el siguiente día era domingo, pero las punkinianas "Jobseeker" y "Tweet, Tweet, Tweet" para finalizar no lo iban a permitir, claro está. Y eso que posiblemente nadie se dio por aludido con el mensaje de esta última, que esa es otra, porque Sleaford Mods, a la hora de repartir, no se quedan en obviedades al uso, ya que haber hay para todos. Siempre queda la excusa del casi impenetrable acento del centro de Inglaterra.

Y tal y como salieron se fueron visiblemente satisfechos, y no importó que el respetable coreara insistentemente "Sleaford Mods!!" "Sleaford Mods!!". Tras hora y media con un nivel de intensidad, euforia y sudor exacerbados, la única opción viable era salir a la calle exhaustos tanto física como emocionalmente, por aquello de la descompresión tan necesaria para respirar en ocasiones. El concierto de Sleaford Mods en la But fue, sin duda, una noche de esas.