Siniestro Total: Desfase a la viguesa


Wizink Center, Madrid. Viernes 6 de Mayo de 2022.

Por: Javier González
Fotos: Jorge Bravo Crespo 

Cuarenta años de andanzas y dos noches de pura y gamberra justicia poética marcarán el cierre de trayectoria de Siniestro Total, sendas fiestas donde un público abundante de gente que peinaba canas y que no pierde un segundo en disimular sus calvas ha parecido ponerse de acuerdo para brindar a la formación viguesa una despedida en loor de multitudes, con un lleno y un casi lleno en el señero recinto capitalino que no son sino sendas formas de dar las gracias a una de esas formaciones a la que la palabra “única” no la viene grande. 

Sorprendía en los alrededores de Goya un ambiente festivo, con bares llenos y litros de cerveza corriendo por las esquinas, cuyos portadores lucían con orgullo la camiseta emblema de la banda con su eslogan “Ante todo Mucha Calma”, una parroquia donde el acento gallego casi predominaba y cuyo sentido de secta militante era patente, unidos por el sano ejercicio de corear unas canciones tan gamberras y desenfadadas como irónicas, desafiantes e intelectualmente reflexivas a la par que políticamente incorrectas. 

Ante semejante caldo de cultivo los Siniestro salieron a escena con la vitola de triunfadores, pese a los evidentes problemas de sonido que a ratos hicieron ininteligibles algunos temas, recogieron lo sembrado durante tantas décadas en su penúltima noche, la del viernes, donde un respetable poco amigo de sentarse en sus sillas disfrutó de los comentarios sarcásticos de Julián Hernández y de su momento más punk, rompiendo una guitarra acústica en lo que anunció sería un set romántico que, evidentemente, nunca tuvo lugar, y del reencuentro con Miguel Costas, quien volvió a hacer suyos clásicos de otra generación que jamás cayeron en el olvido; no faltaron “Assumpta”, “Miña Terra Galega”, “Opera tu Fimosis” o “Todo por la Napia”, intercaladas con temas más rebuscados de su discografía que por inesperados lograron arrancar alguna que otra sonrisa al personal. 

Hubo momentos realmente emocionantes, como la presencia de Alberto Torrado y Segundo Grandío, ex-componentes de la banda, y el recuerdo a todos los caídos, con una impresionante ovación al evocar la figura de un tipo tan grande como Germán Coppini, el gran ausente de una velada que le honró cantando al unísono esa maravilloso “Ayatolah” , un tema que hoy no sería posible escribir y que atacada con la violencia con que lo hace Siniestro Total suena todavía más endemoniada aún. 

Y así sin darnos cuenta, con un buen puñado de clásicos más interpretados para el éxtasis ateo de los seguidores de la banda, las luces se encendieron y Siniestro Total dejaba de existir ante nuestros ojos, recibiendo por penúltima noche el calor del público madrileño/gallego, dejando como legado unos cuantos himnos atemporales que siempre nos recordarán que en este país un día fuimos también jóvenes gracias a bandas mayúsculas que supieron ser distintos a los demás sin abandonar el barco del rock y el punk haciéndonos reír y pensar a partes iguales. Siniestro ha muerto, viva Siniestro.