Entrevista: Roza


"Para muchos el rock puede ser una pose, para mí es algo honesto que salva."

Texto: Kepa Arbizu
Fotografías: Xurde Margaride

La sonora irrupción en escena de la banda Roza significa la materialización de un nuevo proyecto puesto en marcha por el asturiano Kike Suárez, ideólogo de esta nueva apuesta en la que se acompaña de su habitual mano derecha, Juan Bertrand, siendo Joni Merchán, Ramón González Morán e Ignacio Cadenaba quienes completan la formación.

Su debut de impactante título, "Fracasos, drogas, flores y alquitrán", nos lleva hasta esos territorios de rock clásico y de lírica nocturna que a través de seis piezas atinadas y viscerales, a la vez que variadas, nos sitúa ante uno de esos trabajos dignos de ser tomados con la mayor atención por la parroquia afín a las historias eléctricas. Sabedores de los talentos que esconde este álbum, nos ponemos en contacto con su autor principal para conocer detalles y sumergirnos en su naturaleza.

Aunque lleves ya muchos años en el mundo de la música, es inevitable cuando nace un proyecto preguntar por su origen, ¿cómo y bajo qué circunstancias surge la idea de poner en marcha Roza?

Kike Suárez: Roza surge por la necesidad de volver a hacer canciones y sobre todo de llevarlas al directo. También supone una necesidad de expulsar los demonios acumulados en los últimos tiempos. De hecho llevaba diez años sin publicar temas propios, desde el disco “Antes de que todo acabe mal”, de mi anterior banda Flying Padres. Son diez años en los que he vivido exclusivamente de la música, capeando todos los temporales posibles, pero tarde o temprano tenía que volver a ser yo quien pusiese las letras. 

Pandemia, crisis cada vez mayor del sector musical y de las posibilidades dignas de ofrecer conciertos, otros tipos de música en boga… En estos tiempos montar una banda de rock and roll es un suicidio o una cuestión de fe...

Kike Suárez: Yo abandoné un trabajo estable muy bien remunerado en 2011, en plena crisis, y decidí vivir de la música. Vivir de lo que quiero y de lo que soy. Para responder a esta pregunta recurriré a una frase de la canción “Cuántos son”, de este disco: “si quedan vidas, hay apuesta, cuestión de tiempo y de fe”. Como dijo Keith Richards “el rock and roll se lleva en las venas” así que si hay que “suicidarse”, que sea a ritmo de rock and roll. 

Hablando ya del disco, ¿las canciones han sido hechas expresamente para este trabajo; se trata de temas que tenías compuestos hace tiempo y guardados en un cajón o hay un poco de todo? 

Kike Suárez: La canción “Días de Furia” pertenecía al primer disco de mi antigua banda, Flying Padres, el 2007. Por aquella época los medios que teníamos eran escasos y ese tema era uno de los que creo merecía ser rescatado y traído hasta el presente. Todas las demás están compuestas expresamente  para este disco. 

No cabe duda de que se trata de un proyecto personal, pero el tipo de sonido y la actitud es propia de una banda, ¿sientes Roza como tu vehículo propio de expresión o como un grupo al uso? 

Kike Suárez: Prefiero el concepto de banda que el concepto de cantautor o coñazos por el estilo. Mi objetivo al crear esta banda y estas canciones era buscar un poco el espíritu del Neil Young de los Crazy Horse: honestidad, contundencia, rabia y un toque de esperanza. 

Estilísticamente es un disco de puro rock donde las influencias anglosajonas, pero parecen igual de importantes otras locales, que pueden ir de Los Suaves a Enemigos. ¿En tu manera de componer hay influencias procedentes de ambos lados del charco o hay predominio de alguno de los dos? 

Kike Suárez: Para este disco quería que de alguna manera se pudiera escuchar un poco de la verdad y la mala hostia de Waters, de Young y de Strummer. A la hora de hacer las letras, y dado que están escritas en castellano, no puedo evitar que también se escuche, aunque sea de lejos, a Los Enemigos y a Josele Santiago, que para mí siempre ha sido uno de los grandes referentes de la música en nuestro país. Todo eso conforma una mezcla que para mí es muy atractiva. 

El ánimo que palpita en todo el disco es realmente visceral, al margen de que sus canciones sean más o menos rápidas, se nota que está hecho con las entrañas...

Kike Suárez: Creo que era María Jiménez quien decía que cantaba con el coño. Pues eso. Este disco jamás hubiera salido de otro sitio que no fueran las entrañas. No lo sé hacer de otra manera. 

Un disco compuesto por solo seis canciones, ¿pretende funcionar como presentación de cuál es vuestro registro y anticipo de lo que va a venir más adelante o es el número de canciones con las que contabas de momento para ir trabajando? 

Kike Suárez: Sí, este disco es una declaración de intenciones. Mi plan es grabar una segunda parte de él en un corto espacio de tiempo. Necesitaba demostrarme que era capaz de volver a escribir canciones. Me importaba más la parte creativa que la obsesión por escribir un número determinado de ellas. No quería rellenos: las canciones que hay en “Fracasos, drogas, flores y alquitrán” son las que tenían que estar. 

El título de este álbum es muy potente, al igual que lo son los textos que contiene, donde retratan ese lado canalla y sufridor de la vida ¿se trata de manejar ciertos estereotipos asociado al rock and roll o es un disco autobiográfico y retrato de estos tiempos? 

Kike Suárez: Sería incapaz de llevar al papel nada en lo que no creyese. En mis letras hay hedonismo; himnos dedicados al que pierde con dignidad defendiendo siempre ser uno mismo, aunque esto nos lleve al hoyo. Pero como todo en la vida, el rock and roll no es perfecto, y hay algunos estereotipos que me dan bastante asco: la misoginia, el postureo vacío, el machismo… todo eso me asquea y espero haber conseguido evitarlos. 

¿Consideras que el rock and roll, sigue encontrando su mejor inspiración en la noche, en las interminables madrugadas, en los desencantos.. o se puede hacer este tipo de música desde una vida familiar plácida y al calor de la hoguera? 

Kike Suárez: Diría que la procesión va por dentro y que no hace falta lanzar los muebles de una habitación por la ventana ni creerse el próximo Morrison. En la vida de un hombre hay épocas para todo. Yo, a mis casi 50 años, con unas cuantas vidas ya a mis espaldas, tengo claro quién soy, el mundo en el que vivo y no me hacen falta paripés ni estereotipos. Para muchos el rock puede ser una pose, para mí es algo honesto que salva. Me aburren infinitamente los estereotipos en casi todos los ámbitos de la vida. Disfraces, ni en carnaval. 

Un tema como “Tierra y libertad” representa la mirada más política de la banda, en la que expresáis un descreimiento por el mundo de la política oficial…

Kike Suárez: Ah, ¿es que se puede creer en la política oficial? Hoy por hoy todo es política menos la política. Sólo priman los intereses económicos:” tanto tienes, tanto vales”. Los pasos atrás que se están dando en cuestiones como la libertad sexual, la libertad de expresión y los derechos de algunos colectivos no dejan de sorprenderme. Y mientras eso sucede hay una gran mayoría que calla y mira para otro lado, por miedo, supongo, a perder lo poco que cree que tiene asegurado. 

Todos somos un poco cómplices. Es muy fácil echar la culpa a otros, pero si no hacemos nada, somos como ellos. Todos los días vemos algo que no nos gusta, que no debería ocurrir, y miramos para otro lado. Y lo hacemos todos, perpetuando así este sistema que ya nos debería haber quedado claro que no funciona. 

A pesar de que en el disco domina un sentimiento de derrota, de desilusión, al mismo tiempo clama por enfrentarse a las adversidades mientras haya vida, ¿supone la música en tu caso un empujón definitivo para continuar frente a todos los escollos? 

Kike Suárez: La música salva. El arte salva. El amor salva. Como dice una de mis canciones: “Mientras haya vida, hay apuesta.” 

Aún con un recorrido corto de este trabajo habéis ofrecido varios conciertos de presentación, ¿cómo se afronta, y a posteriori cómo ha sido el resultado, enfrentarse a un público que quizás parte de él todavía no esté muy hecho a este nuevo repertorio? 

Kike Suárez: Somos una banda de directo. Es donde me siento cómodo y seguro. Tras más de 20 años de rock and roll de trinchera, infinidad de directos de todos los tipos, he aprendido muchos trucos. Conozco el oficio. Este disco está compuesto por canciones que han resultado ser perfectas para el directo. Quienes han venido a nuestros conciertos hasta ahora se han dejado contagiar por la energía que transmiten estas canciones, y eso sin casi conocerlas, lo que me anima enormemente a seguir y a creer que todo el esfuerzo y trabajo que está llevando este proyecto merece la pena con creces. 

En un momento en el que a través de las redes solicites y con un mínimo dominio informático se puede hacer música y conseguir una audiencia, ¿cuáles son las armas que Roza presenta para intentar hacerse hueco en un mercado saturado de propuestas?

Kike Suárez: Mis armas son una Fender Telecaster de 2002 llamada “La Impaciente”, una J45 y una vieja Guild que sobrevivió a un secuestro. Pero esa es otra historia. Mis armas son las canciones. Mis armas son mis manos. Mis armas son la gente que va a los conciertos, que entiende, respeta y apoya lo que hago y cómo vivo. Todo lo demás, aunque indudablemente necesario en estos tiempos, no es tan importante. Vivimos obsesionados por las redes, por las visualizaciones, por los "likes"… mientras lo mejor del ser humano nos va abandonando a pasos agigantados. Yo sigo prefiriendo la piel a las pantallas.