Entrevista: Rolan Garcés

 


“Las cosas hieráticas e inmóviles me parecen lo más alejado que hay a la creación”

Por: Sergio Iglesias

“Rolan Garcés & Bandatze” es el segundo trabajo del músico navarro. Con una clara intención evolucionista y aperturista, el disco cuenta con las colaboraciones de músicos como Petti, Ander Zabalza o María Errea. Canciones escritas en castellano y en euskera, con un homenaje muy especial a la memoria de una de las grandes voces de la literatura y la música en euskera como es Xabier Lete, de quien toma prestados cinco textos para darle forma en un disco producido por Guillermo Mutiloa y por Oskar Benas.

En el álbum aparecen hasta cinco canciones de Xabier Lete. ¿En algún momento te planteaste hacer un disco exclusivamente con canciones del músico y poeta de Oiartzun?

Rolan Garcés: Yo, sobre todo, soy músico y hago letras, pero también me gusta mucho leer. He leído mucha poesía en euskera y soy admirador de Xabier Lete, desde hace muchísimo tiempo. Y aunque la idea no era, como dices, hacer un disco con canciones suyas, al final he elegido cinco temas y los he adaptado al disco, sobre todo porque la idea de la poesía como tal y como yo la entiendo es muy parecida a esto.

Supongo que también sentirías algo de responsabilidad al enfrentarte a los textos de una de las voces más importantes de la cultura en euskera…

Rolan Garcés: Sí por supuesto. Al final, es un homenaje a gente que ha sido muy importante en el mundo artístico en Euskal Herria. Además, estos textos que he escogido, salvo “Haizezko oiloak”, donde es más optimista y juega con las palabras, porque también fue pionero del euskera moderno, los demás son de una época oscura y con un punto más pesimista, porque Lete ya era una persona enferma y hablaba de la muerte y temas duros que estaban muy presentes en su vida: “Atzo”, “Denborarik Gabe”… toda esa profundidad me llamó mucho la atención y quería reflejarlo en el disco.

A diferencia de tu disco anterior, en este trabajo parece haber un concepto más amplio “de banda”, ¿cómo eliges a tus compañeros en este viaje?

Rolan Garcés: La verdad es que este disco lo he hecho sin ninguna idea demasiado preconcebida de cómo quería hacer las cosas. Si en el primer disco hice canciones metiendo pedal loop y con sonidos repetitivos, este segundo ya lo vi con un formato más clásico, con unas instrumentaciones y unos arreglos… muchas partes las he hecho yo, pero para otras he llamado a amigos, como Txema Valpuesta, que ya salía en el primero y me estaba ayudando en directo y en este toca a la guitarra, banjo, armónica y coros, luego fueron llegando Alvaro Iribarren al bajo, la flauta y teclados los toca Unai Otegi y la percusión Juanakis (Juan Martínez); así que, cuando vi que ya tenía una banda, le puse al proyecto el nombre de “Bandatze”, haciendo un juego de palabras con el concepto de “banda” y la palabra “Bandatze”, que en euskera significa cargar un arma… pues, en este caso, lo que hacemos es cargar los instrumentos y prepararlos para tocar (risas).  

También es un disco muy colaborativo, ¿cómo surgen todas estas aportaciones externas?

Rolan Garcés: Las voy buscando yo porque, además, cuando se lo propongo a estas personas, es porque sé que van a aportar algo importante. Yo, si busco una guitarra eléctrica, se la pido a Petti, porque es un gran guitarrista, cuando pido unas percusiones muy concretas se las pido a Ander Zabalza, lo mismo con María Errea, Unai Otegi… como te digo, aparte de ser amigos, sé que con estas colaboraciones las canciones van a ir para arriba y la verdad es que estoy muy contento con el resultado final del disco. ¡Ah! Y que no se me olvide Oskar (Benas) que ha metido un montón de sonidos, arreglos e instrumentaciones y que, para mí, es una de esas personas a las que se puede llamar “genio”.

Hablando de Oskar Benas, ¿cómo ha sido el proceso de grabación y de producción compartida con Guillermo Mutiloa? 

Rolan Garcés: De las diez canciones del disco, siete las grabé yo en un estudio que tengo y se las mandé a Oskar, porque todo esto fue en el contexto de la pandemia y no había posibilidad de ir al estudio. Me gusto cómo habían quedado y se las pasé para que él las produjera y añadiera cosas; por otro lado, hay otras tres canciones grabadas en el estudio de Guillermo, con un formato más clásico, y también ha hecho un gran trabajo con ellas. Guillermo es un tipo encantador y, por cierto, también muy buen batería. 

¿Ha variado mucho el resultado final respecto a lo que tenías en tu cabeza cuando creaste las canciones?

Rolan Garcés: Cuando hago que la gente participe no me quedo con mi idea inicial y doy mucha libertad artística, y cuando se lo pido a Oskar sé que va a aportar su saber estar y su calidad y, cuando escucho lo que me manda, te voy a ser sincero, pensé que sonaba muy diferente a mi idea inicial, pero fue una apuesta con la que estoy muy satisfecho porque, además, la gente me dice que le gusta mucho cómo ha quedado.

Pero es que Oskar tiene una carrera extensa y ha escuchado mucha música algo que, aunque parezca mentira, no es habitual ni siquiera entre los músicos, y eso se nota en la paleta y la variedad de referencias y conceptos que maneja.

El sonido del álbum se mueve dentro del espectro del folk y el blues, pero sin negarte a evolucionar, ¿buscabas caminos diferentes a lo que habías hecho hasta el momento?

Rolan Garcés: A mí siempre me ha gustado el blues, el folk, el pop y el rock, y eso es lo q se escucha en el disco. De ahora en adelante sí que me gustaría hacer cosas diferentes, pero en éste sí que se ven mis influencias. Hay canciones como, por ejemplo, “Haizezko oiloak” con banjos y acordeones que te pueden llevar a un sonido celta, rollo más americana en “Urrun”, pero también hay otras más oscuras como “Baleak” o “Buruezur blues”,  con sonidos incluso psychobillies que, salvando las distancias, te lo podrían haber hecho Los Cramps… Al final, es la música que me gusta y ahí quedan las referencias. Lo primero de todo en la música es que haya diversión y en esa variedad es donde yo me divierto.

¿Crees que todavía hay demasiado purista en la música en general, y en el mundo del rock en particular?

Rolan Garcés: Igual alguien entiende el arte así, pero las cosas que están forjadas en hormigón, hieráticas e inmóviles me parecen lo más alejado que hay a la creación. De todas formas, las apuestas arriesgadas tuvieron su tiempo, y hoy en día muy poca gente apuesta más de la cuenta, sabiendo que eso les va a llevar a ningún sitio. 

En el arte en general hay un conservadurismo… que para VOX lo quisiera (risas). Pero nosotros nos movemos en unas ligas en las que tenemos libertad absoluta y no nos debemos a un público que siempre quiera oír lo mismo. Si estuviéramos en esa situación, igual hasta te piensas lo de cambiar, pero como estamos por debajo del radar, no nos preocupa todo eso.

En el disco nos encontramos canciones en euskera y en castellano, ¿cómo gestionas esa bipolaridad creativa?

Rolan Garcés: Pues igual que en mi día a día. Si todos los días hablo en euskera y castellano, ¿por qué no voy a hacer letras en los dos idiomas? En este caso, yo he hecho tres letras, una en euskera, “Sarez sare”, hablando sobre las redes vecinales que surgieron en los barrios y pueblos durante la pandemia, contraponiéndolas a las redes sociales, que no son más que superficialidad. También hice otras dos canciones en castellano, temas que, quizá, están un poco fuera de la línea del disco, pero que quise meter porque también son partes de lo que hago y de mí mismo; tienen un punto más tragicómico e irónico en la onda de Brassens o Javier Krahe y creo que cualquiera se puede identificar con ellas.

¿Cómo está respondiendo la gente en los conciertos a estos nuevos temas? 

Rolan Garcés: Son momentos complicados para tocar en directo y los programadores, dentro de ese conservadurismo del que hablábamos antes, no es fácil que apuesten por cosas que no son muy conocidas. Así que sí que hemos tocado y hemos podido presentar el disco, aunque no nos hemos prodigado demasiado porque hay mucha gente tocando. Pero la verdad es que el público está respondiendo y parece que les está gustando, eso sí, más que para bailar, es música para escuchar, estar tranquilo y disfrutar.