The Dream Syndicate: Darle la vuelta al disco


Madrid, Sala El Sol. Martes, 11 de octubre del 2022

Texto y fotografías: Skar P.D.

Los días de vino y rosas seguramente ya no volverán o, siendo optimistas, tardarán algún tiempo, que parece que no están las cosas como para poemas inspiratorios acerca de la brevedad de la vida ("Vitae Summa Brevis") y ya no digamos para películas acerca de las adicciones alcohólicas. Aunque la mera existencia de espacios como Twitter lo disimulen, ya todo el mundo sabe que la vida es breve, esto desde hace mucho, y que la abundancia en el alcohol tampoco es que sea muy saludable. Lo de las películas sería otro capítulo. Esto al día de hoy, que a saber qué pasaba por la cabeza de unos primerizos The Dream Syndicate, o sea Steve Wynn, allá por 1982 cuando fusionaron los aspectos más alternativos del Paisley Underground, y las suficientes dosis de neosicodelia, con la oscuridad canalla y lisérgica de la Velvet para alumbrar un disco que bien podría calificarse de incipiente post punk, uno de esos discos de cabecera y desde luego uno de los mejores exponentes de la música alternativa parida por aquellos años. Hablamos de "Days Of Wine And Roses" y ya han pasado cuarenta años de aquello.

Volvían The Dream Syndicate, después de tres años, a pisar estas tierras y no lo hacían para presentar en directo su último disco, que también, el "Ultraviolet Battle Hymns and True Confessions" publicado hace escasos meses, y que hubiera sido lo habitual, de hecho el nombre con que han bautizado esta gira "40th Anniversary Tour" despejaba todas las dudas. El resultado es que, con el consabido "no hay billetes" mediante, la sala El Sol, en Madrid, registró un lleno absoluto.  

Los detalles, a veces, dan pistas clarificadoras acerca del desarrollo de un concierto y el hecho de que el setlist, esos papelitos que se ponen los músicos para saber por dónde se andan, ocupara dos páginas hacía prever un concierto dividido en dos partes, como así fue, aunque de este detalle la audiencia sería plenamente consciente más tarde porque de entrada y casi sin saludar comenzaron a sonar las notas de "Bullet Holes", continuando con "Out Of My Head" y "Put Some Miles On", tres canciones de los dos espléndidos primeros discos de esa segunda etapa iniciada en en el 2017 y que demostró que, en ocasiones, las segundas partes son tan buenas como las primeras.

Y ahora sí, pararon un momento para decir algo muy escueto: "Hola somos Dream Syndicate". Como si hiciera falta, pero aún así, esa breve parada fue beneficiosa porque permitió respirar, y es que la presión con la que salieron los chicos de Steve Wynn hacía presagiar un concierto de alta intensidad, y cuando esta palabra se refiere a The Dream Syndicate dicen los escritos que son palabras mayores.

Aprovecharon para presentar "Damian", el primer tema, habría dos más, de su reciente disco y continuaron con "Burn", esa canción de referencias dylanianas, hasta en la forma de cantar, que revela otra de las influencias que confluyen en el sonido de la banda, y para influyente el señor Jason Victor, con esa clase y desgarro con que maneja la guitarra y, sin lugar a dudas, protagonista de esta segunda vida de la banda y que tan altas prestaciones está ofreciendo. Por momentos la guitarra de "Every Time You Come Around" hizo planear el espíritu de Robert Fripp por la sala. Un inciso para presentar a los incombustibles Mark Walton en el bajo y Dennis Duck a la batería y apostillar "hemos tocado juntos 40 años pero esta canción no la habíamos tocado hasta ahora" para hacer "Trying to Get Over", la última referencia a su último disco.

La posible curiosidad que podía haber producido ese setlist en dos hojas la despejó Steve Wynn cuando explicó, antes de la atmosférica "Glide", que esta canción era la última de una primera tanda de canciones ya que la actuación se dividía en dos partes con un descanso de quince minutos, que podíamos aprovechar para tomar una cerveza ("estamos en España, ¿no?") y que en la segunda iban a interpretar entero y en el mismo orden "The Days Of Wine And Roses". Ni qué decir tiene que ese tiempo de espera consiguió elevar los niveles emocionales y de expectación que ya eran suficientemente importantes. Entero y en orden, un disco que ha formado parte, en una u otra medida, de la vida de todos los que allí estaban, con absoluta seguridad.

Salieron de nuevo entre los aplausos de los presentes y se arrancaron con la sublime "Tell Me When It's Over" que enlazaron con "Definitely Clean". Para cuando llegó "That's What You Always Say" ya estaban desatados y no pararon hasta 'Then She Remembers" para decirnos que hacía también cuarenta años que la tocaron por primera vez. En "Halloween", quizás por ser una canción que su autoría corresponde a Karl Precoda, guitarrista original de la banda, Jason Victor se mostró en un entendible segundo plano y a su finalización Steve Wynn dijo en su voluntarioso español "Ahora damos la vuelta al disco". Seguramente todos en su subconsciente hicieron el gesto mecánico de darle la vuelta y acercar la aguja a la primera estría. Y dicho y hecho, Jason Victor puso su guitarra al límite del dolor para dar paso a esa canción que dice "Cuando sonríes, no sé qué hacer porque podría perderlo todo en un minuto" y que responde al sugestivo título de "When You Smile", perfecta para encarar el fin del concierto que tras "Until Lately" y "Too Little, Too Late", y con la audiencia ostensiblemente entregada, y la banda coexionada al ciento por ciento, transformó "The Days Of Wine Of Roses"  en una liturgia desenfrenada. El resultado, ovación por todo lo alto y sentida y jaleada petición de bises. 

Bises que se materializaron en "Still Holding On To You", que como la cosa iba de aniversarios el propio Steve Wynn recordó que hacía treinta ocho años que la tocaron en un programa de televisión española llamado La Edad de Oro, y en el homenaje a Van Morrison que es "Boston", con una oportuna ralentización, a modo de intermedio, para que todos los presentes cantaran "no more, no more, I don't want to be here anymore". Y vaya si lo hicieron, nunca una mentira ha sido más coreada, porque desde luego el concierto de The Dream Syndicate en El Sol era el lugar en el que había que estar y ya que no había más remedio que irse al menos premiar con una merecida ovación, no solo a The Dream Syndicate y a su extraordinario concierto, sino, además, haciéndola extensiva a cada uno de sus integrantes por su demostración de que hay un determinado tipo de emociones, como la de dar la vuelta a un disco, que son imperecederas.