The National: "First Two Pages of Frankenstein"


Por: Javier Capapé 

El último disco de The National puede estar lastrado por las crisis de su vocalista Matt Berninger, o por la vuelta a su banda madre tras las exitosas producciones de su guitarrista Aaron Dessner en los fantásticos discos de Taylor Swift "Folklore" y "Evermore" (y más recientemente con "Substract" de Ed Sheeran). La sombra de esos trabajos estaba presente, así como los rumores de falta de inspiración de su líder o la posibilidad de un punto y aparte para el quinteto. Está claro que ese acercamiento a las tonalidades otoñales de los discos citados producidos por Dessner e incluso del debut en solitario de Berninger, se dejan sentir en este "First Two Pages of Frankenstein", pero la esencia de la banda neoyorquina emparentada con el art rock, el post-punk o el indie no se ha perdido. Se ha refinado, más si cabe, que en su obra predecesora, y le aleja definitivamente de la frescura y explosividad de sus primeras obras, pero su pulcritud y preciosismo nos cautivan sin remisión.

Desde los primeros arpegios de piano de "Once Upon a Poolside" vemos a un Berninger despojado de imposturas y entregándose sin tapujos. En ésta le acompañan los suaves coros de Sufjan Stevens, que son más un apunte, una filigrana, que otra cosa, pero que sirven de apoyo a una canción contenida y sobrecogedora. Cuando un disco empieza de esta manera, desde la contención y el intimismo más desgarrado, es difícil que no nos enganche, porque se nos ha dado todo desde el principio. Y de ahí, hacia arriba. "Eucalyptus" nos remite a su aclamado "Trouble Will Find Me", con una de esas frases que coronan sus estribillos y se vuelven emblemas. El pulso va subiendo poco a poco, pero sin desparramarse, manteniendo el paso sereno, avanzando sin prisa. Los fraseos de guitarra comienzan a soltar chispas y la distorsión acontece sin llegar a abrumar. Un tema que, a buen seguro, hará las delicias de sus seguidores al sentir su pulso creciente en sus directos.

 El folk brilla en "New Order T-shirt" con esa forma tan particular de Berninger de despachar versos como quien narra más que canta, pero que siempre nos gana, rozando el surrealismo en sus imágenes y llegando a acelerar un poco el tempo gracias al característico toque de batería de Bryan Devendorf. Pero no, no va a ser éste un disco acelerado. La reflexión se impone en la mayoría de su metraje, tal y como volvemos a constatar en otra de las canciones con invitado del lote, esa "This Isn't Helping" con los delicados coros de Phoebe Bridgers, que dibujan una estampa otoñal inevitable de vislumbrar mientras sus costuras resuenan en nuestro interior. Bridgers también participa de manera casi testimonial en "Your mind is not your friend", conducida por un sedoso piano y con detalles de violín dispersos que acarician más que otra cosa, sin llegar a hacer que nos estremezcamos tanto con ella como cabría esperar, pero que muchas otras formaciones pagarían por conseguir un mínimo resquicio de la inspiración que la recorre.

 "Tropic Morning News" es de las más directas, impactantes y vibrantes. Un single redondo. Con rítmica precisa, guitarras atmosféricas y bases electrónicas. Derrocha carácter. La canción que quizá la banda necesitaba para armar estas primeras páginas de su particular Frankenstein. El motivo para volver al ruedo, para no desvanecerse. Los mejores The National que podíamos encontrar en "Sleep well beast" vuelven a estar presentes, y para muestra un botón. El redoble insistente y sincopado de Bryan Devendorf conduce "Alien", más desbocada, pero dentro del orden impuesto, y en esta línea, aunque ligeramente más abierta, encontramos también "Grease in Your Hair", quizá la que más desentona en el conjunto del noveno disco de la banda originaria de Ohio, aunque todos sabemos que se necesitan este tipo de respiros en un disco de cierta hondura como éste. Se agradecen y se acogen con los brazos abiertos, porque sueltan peso y liberan ataduras. Bien escogida antes de atacar el último tramo del disco y tras esa balada hipnótica que es "The Alcott", su colaboración con Taylor Swift. El idilio con esta artista es innegable, pero es que regalarnos una pieza de esta calidad, precisa, medida e infalible (gran parte de la culpa la tienen las preciosas armonías vocales entre Taylor y Matt) está al alcance de solo unos pocos escogidos. Sin duda, esta "The Alcott" es otra de las cimas del disco, como lo era su apertura o el que lanzaron como primer adelanto, el ya comentado "Tropic Morning News".

 "Ice Machines" sigue incidiendo en esa sensación de derrota que aflora en muchos momentos entre estas once canciones, volviendo aquí a mecerse entre las cuerdas, la electrónica sutil y los mimbres acústicos. El cierre definitivo nos deja una vez más extasiados, en lo más alto. Remite por todos sus poros al inspiradísimo tema titular de "I Am Easy to Find", pero buscando aquí cierta redención. Una canción con la que vaciarse y desvanecerse. La ruptura sigue de fondo, pero con ese punto de asunción y aceptación que nos hace buscar lo mejor para el otro. Tender la mano ante la adversidad y lo que el tiempo nos pueda devenir. Derrotismo y entereza al estilo de Berninger, que convence con su recitado taciturno y sereno.

 Nunca sabremos con seguridad si fue Mary Shelly la que inspiró esta salida del letargo convertida en disco, ni si en el proceso de búsqueda de inspiración de Berninger (como si de dar forma a su particular Frankenstein se tratase) esté la justificación de este lote y éstas sean solo las dos primeras páginas de un talento inagotable. Sea como fuere, el resultado es una obra excelsa, que puede convertirse en un clásico atemporal, reflejo de nuestras dudas, miedos, inseguridades y ausencias, así como de la convivencia con el dolor y la necesidad de transformarnos, como el clásico literario al que hace referencia desde su revelador título.