Mansilla y Los Espías: “Literatura de Baile”


En ocasiones los discos reposan un tiempo indefinido en la estantería de casa sin que reparemos en su existencia. Pasan las semanas, los meses, y en el menor de los casos los años, hasta que llega un buen momento en que fijas la atención en aquella caja de plástico y decides acercarte, como poseído, hacia tu reproductor para descubrir que por algún azar del destino has tardado mucho más tiempo del que deberías en descubrir una gran obra.

Algo parecido podría decirse que ocurrió en nuestro caso con “Literatura de Baile”, el primer trabajo que han editado Mansilla y Los Espías, o lo que es lo mismo la suma del escritor y dramaturgo barcelonés Fernando Mansilla y de dos músicos como Luis Navarro y Javier Mora, dando vida a un peculiar disco-revista-collage fotográfico en el que el jazz, el hip-hop, el pop, el funk y el rock and roll, entre otros estilos, se ponen al servicio de la literatura, en formato prosa, para entregar al gran público un álbum que no faltará quien catalogue de pretencioso, pero al que personalmente preferimos calificar como de original y arriesgado cuanto menos, aunque la realidad es que el adjetivo que mejor lo define es el de absolutamente genial.

Nos vemos obligados a hablar en esos términos por el impresionante acierto con el que son capaces de destripar, no sin cierta ironía, muchas de las miserias de la sociedad actual, utilizando la poesía como recurso rítmico al servicio de unos textos y de unas interpretaciones, que por momentos nos hacen pensar en artistas como Tom Waits o Javier Corcobado, cuyo gran culpable es Fernando Mansilla y la personal textura de su voz, claro ejemplo de una peripecia vital en la que parece haber fumado, haber bebido, y, en definitiva, haber vivido mucho.

Canciones críticas, letras que son una denuncia sonora que funcionan a modo de dedo que se clava en el ojo de una sociedad atemoriza, confusa y por momentos adormecida, a la que parecen estar provocando a través de textos como los que defienden en “Ultramarinos Contreras”, contra el poder de las grandes empresas, “Demasiados Porros”, crítica frente al abuso, que no el uso, de ciertas sustancias, “Cumpleaños”, visión escalofriante sobre la decadencia y el paso del tiempo, o en “Mundo Mistol/ Laguna”, donde con mucha sorna se ríen de los bien que lo pasamos al ser los amos de un mundo no deseado.

En definitiva un trabajo distinto, alejado de la corriente imperante, que agrede a un mundo vacío de contenido y que acaba por imponerse con relativa facilidad. Debo confesar que con los primeros compases del tema inicial, “Amor es Sólo una Palabra”, caí rendido ante la propuesta de Mansilla y Los Espías; y que con varias escuchas más de todo el minutaje la valoración final de la obra se ha disparado muchos enteros. Simplemente resta decir una cosa. ¡Bravo!

Por: Javier González.