pablopablo: relevo en mi mayor


Sala López, Zaragoza. Sábado 18 de octubre de 2025. 

Texto y fotografías: Javier Capapé. 

¡Hay relevo! ¡Hay esperanza! Una sala López como nunca antes había visto. Llena hasta la bandera y con una abrumadora mayoría de jóvenes que tenían aún bastante lejos los treinta. Jóvenes que corearon todos y cada uno de los versos de las canciones de ese "Canciones en Mi" que Pablo Drexler, o mejor dicho pablopablo, venía a presentar a la ciudad de Zaragoza.

Su propuesta es arriesgada, pero muy estimulante. Se presenta en formato de trío con un importante peso del saxo con el que Simeon May dibuja florituras que les llevan al free jazz, además de Lyle Burton que se encarga de una batería que va sumando protagonismo cuando la canción lo requiere y de lanzar unas bases para sostener los temas junto a las delicadas guitarras de Pablo, que se cuelga muchas más veces la eléctrica que la acústica. Los teclados también aparecen de la mano de cualquiera de los tres músicos en escena, que en clave casi atmosférica, nutren a las canciones de nuevos colores para acercar al directo la exquisita producción del disco. Es ésta una de sus mejores bazas: encontrarnos con unos músicos que se salen de la norma y del formato más clásico para tratar de reproducir los mayores aciertos de su producción discográfica. Hay efectos vocales, bucles y bases al servicio de unas canciones mayúsculas que redefinen el pop de autor o más bien las formas del cantautor clásico y su lírica directa con otras mucho más contemporáneas que saben beber tanto de lo urbano como de lo experimental.

El concierto del sábado era uno de los primeros de la gira por salas para presentar el debut de pablopablo. Una gira que parece estar recibiendo una calurosa acogida como él mismo nos comentó desde las tablas de la López, agradeciendo a todos la atención y la implicación con estas canciones que previamente habían echado a andar en varios festivales de verano, pero en los que su acogida había sido más bien tibia. Algo que nos vuelve a demostrar que son las salas las que nos ponen en comunión a artista y público. Son las salas donde se hace magia, se siente de verdad esa cercanía y se comparte música y vida.

Abrieron con el tema homónimo de este disco redondo que ya desgranamos hace unos meses en El Giradiscos. Un tema experimental a modo de introducción que nos llevó rápidamente a la más radiable "Dónde estás!" con el público sin tardar ni un momento en mostrar su entrega. "Otra vida" fue creciendo e intentando reproducir todas sus partes con mimo, también ese puente central más sugerente que lució con gran acierto. Con mayor delicadeza atacaron la acústica "Será X Mi" y la más contenida "Todavía", con Pablo al piano, uno de los grandes momentos de la noche que desembocó en la casi susurrada "Tú te dabas cuenta?".

"Lejos de más" fue casi un experimento en sus formas, pero en contra de lo que dice su letra no consiguió dejarnos "afuera de su corazón", más bien nos enganchó a todos y nos meció hasta que Pablo presentó su último single, de apenas unos días de vida. "Contigo" la dedicó a la persona que la había inspirado, presente en la sala, lo que hizo estremecer a más de uno, pues la canción destila total entrega y pasión hacia su destinatario.

Las sonoridades de Bon Iver se hicieron presentes durante buena parte del concierto, pero fue "De vez en cuando" la que más nos recordó al genio de Wisconsin. El falsete que en muchos momentos emplea Pablo sigue su línea y con la instrumentación minimalista mezclada con la experimentación ocurre lo mismo, pero para nosotros no es algo negativo que la música de pablopablo nos lleve hasta Vernon, sino todo lo contrario. Es digno de alabanza seguir los pasos de uno de los músicos más preclaros del nuevo milenio. En "Sidekick" el espíritu de otro de sus amigos de escena, apreciado por haberle abierto un camino a Pablo en lo actitudinal, salió a la palestra. No estaba el bueno de Guitarricadelafuente para ejecutar su parte en este aclamado single de nuestro protagonista, pero ya se encargó él de que no lo echásemos en falta. Al igual que ocurrió con "De ti", aunque en esta ocasión fue el público quien se atrevió sin ningún pudor a hacer las partes de Amaia.

"Siempre te quiero a veces" fue de la contención a la explosión. Su final, una potente mezcla de teclas infinitas y saxo desbocado, se convirtió en uno de los momentos más increíbles de la velada. Fueron unos minutos inimaginables, de ensueño. Nos hubiéramos quedado ahí hasta el infinito, en ese final fruto de la pasión convertida en libertad instrumental, pero había que bajar de nuevo a tierra y reconectar, de lo que se encargaron "Vida nueva", en la que agradeció "toda la vida que le da su público", y ese atinado blues sobre el que flota "Mi culpa", con la que cerró el set.

Demasiado bueno para ser cierto y demasiado breve para saciarnos. Consciente de ello, pablopablo volvió a escena para rendir tributo a su padre, responsable en parte de esta pasión suya convertida en forma de vida con "Las tuyas", y remató la faena con la convincente "Eso que tú llamas amor", la esencia de la canción de autor de nuestro tiempo.

Ya lo decía un Drexler, de nombre Jorge, en aquella reveladora "Guitarra y voz". Hacía mención al cantautor y su computadora, algo que le ha debido marcar a este otro Drexler, de nombre Pablo, que ha entendido que el cantautor ahora está más arropado por los beats, las bases, los efectos y la rítmica menos evidente, que ya no sólo necesita la guitarra de palo para convencer. pablopablo está totalmente seguro de que si la emoción está presente la esencia no se destruye, solo se transforma, y así nos lo demostró con sus mejores cartas, esas que dejarán su imperecedero rastro en cualquier tonalidad, aunque por el momento nos quedemos con la de Mi mayor.