Sala But, Madrid. Miércoles 24 septiembre 2025.
Texto y fotografías: Fran Llorente.
Yesterday & Today volvieron por sus fueros una vez más, en esta ocasión, en la Sala But, local que visitan por segunda vez, ya que en su anterior aterrizaje en Madrid (hace seis años) también actuaron en dicha sala. Noche para conservar en la memoria durante mucho tiempo y recordar de paso, que hay una historia grabada en oro, que algunos quieren enterrar en la jaula del silencio…
Nuestros protagonistas son una banda imprescindible en la historia del Hard-Rock de todos los tiempos. Dave Meniketti (guitarra solista y voz solista), John Nyman (guitarra rítmica y coros) Aaron Leigh (bajo y coros) y Mike Vanderhule (Batería y coros) volvieron a rugir nuevamente, descargando esas guitarras como tigres a las que nos tienen acostumbrados. Y&T son una máquina de rock’n’roll perfectamente engrasada, doscientos caballos de un bólido rugiendo a tope, con afiladas garras y pasión por devorar el asfalto. Los auténticos aficionados al rock clásico y al Hard-Rock más acrisolado deberían tener (al menos una vez en su vida) la ocasión de gozar de esos fraseos como huracanes que arrasan por donde quiera que pasan.
La banda celebra su 50 Aniversario, que no es una fecha baladí. Tras sus dos primeros discos, resultones y brillantes dentro del contexto del rock setentero, la banda de la Bahía de San Francisco vivió tiempos realmente estelares, disfrutando de una inspiración sin parangón y de una colección de elepés enormes como elefantes. “Earthshaker”(1981) y sobre todo, la trilogía compuesta por “Black Tiger”(1982), “Meanstreak”(1983) y “In Rock We Trust”(1984) les catapultaron a los altares del rock melódico y del mejor Hard-Rock de todos los tiempos, disfrutando de una enorme popularidad en los gloriosos años ochenta. Merecida fama que rubricarían con otros elepés de suma inspiración como “Down for the Count”(1985), “Open Fire Live”(1986) “Contagious”(1987) o el hasta cierto punto malogrado comercialmente “Ten”(1990), plástico exquisito que todavía resuena en nuestra mente con esas enormes composiciones, solo a la altura de las más grandes figuras de la historia del rock.
Gloria y reconocimiento, que se vio algo opacada con el cambio de gustos musicales y la irrupción del Grunge en la década siguiente. A partir del año 2.000, resucitaron nuevamente y hasta ahora, figurando como una banda de culto para los sibaritas del rock’n’roll más diamantino. Dave Meniketti, quien afortunadamente ha superado un cáncer de próstata, hizo llorar nuevamente a su Gibson Les Paul en cortes como “I believe in you” o “Rescue me”, un guitarrista y cantante nunca suficientemente valorado, que bebe de aguas limpias y que funde la mejor tradición de monstruos -ya fallecidos- como George Harrison, Gary Moore o Mick Ronson, por citar a tres prodigios de la naturaleza acostumbrados a hacer gemir el instrumento. Y&T son un pleno al quince, un combo que nunca falla en directo y una de las mejores propuestas en vivo que se pueden disfrutar en la actualidad.
Otro detalle que nunca pasa desapercibido: a los miembros de Y&T les gusta disfrutar sobre las tablas, y van cambiando el repertorio de un lugar a otro, alternando los temas de "Ayer & Hoy", haciendo honor a su nominativo, y alternando los clásicos imperecederos como “Meanstreak”, “Midnight in Tokio”, “Lonely side of town” o “Black Tiger” con otras gemas brillantes de su extensa discografía. “Open Fire”, “Rock’n’roll gonna save the Word”, “25 hours a day” y “Struck down” fueron las primeras andanadas del show, todavía con un sonido no muy pulido que enseguida mejoró hacia el caudal limpio y saludable que les caracteriza. Luego vendrían disparos a quemarropa de la talla de “Don’t stop runnin”, más las mencionadas “Meanstreak”, “Lonely side of town” y “Midnight in Tokio”, seguidas de una arrebatadora “Contagious” y de “Gimme the Beat”. Mención especial para “I believe in you”, balada estremecedora donde la guitarra de Menikketti llora, como si presintiera todo el mal que hay en el mundo, empezando por el criminal genocidio en Gaza o la maldita guerra entre Ucrania y Rusia que parece no tener fin.
La banda hizo una especial mención por la paz y continuó al ritmo de estupendas rolas como “Rhythm or not”, la festiva y veraniega “Summertime Girls” hasta morder el nudo gordiano del Tigre Negro, con “Black Tiger” y una más que deliciosa “I’m coming home”, perteneciente a su último disco de estudio hasta la fecha, “Facemelter”(2010), seguida de otro de los momentos estelares de la noche: la estremecedora balada “Rescue me”, con la que echaron el cierre de forma provisional. Luego vendrían unos bises para frotarse los ojos y relamerse las orejas, “Hurricane”, la magistral “Eye of a stranger” y la siempre recordada “Forever” pusieron el broche de oro a una actuación magistral que recordaremos durante mucho tiempo. Chapeu por los Y&T y su perseverancia en la música (con mayúsculas) en estos tiempos extraños y criminales de bazofia por doquier.