Rock In Río: Fin de Fiesta

Fieles a nuestra cita volvimos el pasado fin de semana a la “Ciudad del Rock” de Arganda del Rey. La experiencia de los tres primeros días no puede calificarse cómo desagradable, puesto que no lo fue, sin embargo diremos que por momentos se alejo mucho de lo que, en cuanto a música se refiere, gustamos en “El Giradiscos”. No obstante conocíamos el nombre de los artistas que actuarían de antemano, por lo que no nos podemos quejar.

En está ocasión sólo teníamos que hacer acto de aparición en dos tarde-noches, la del viernes y, sorprendentemente, la del lunes. Ambas fechas parecían ser las que de verdad hicieran gala al nombre del festival. A tenor del cartel, el rock sería el elemento predominante. Ahora sólo nos quedaba comprobar si de verdad era así.

Viernes 11 de Junio

Hoy no habrá preámbulos detallando cómo transcurrió el viaje. En está ocasión llegamos por los pelos. Nos confiamos en exceso con el tema de la hora por lo que casi “nos pilla el toro”. Pero ni por esas, ni tan siquiera nuestra impuntualidad fue impedimento para poder disfrutar íntegramente del directo de Dinero, encargados de abrir la tarde en el escenario “Sunset Rock In Río”.

Lo cierto es que la climatología invitaba a todo, menos a estar a la intemperie. La amenaza de lluvia era una realidad. Nos encontrábamos ante una de esas tardes de manos en los bolsillos y de chaqueta con capucha. Finalmente, tuvimos que hacer uso de la misma de manera intermitente. Menos mal que para combatir el frío teníamos “Dinero”.

Si, la verdad es que para comenzar la tarde –con permiso de “Radio k.n.t.r.a”, a quienes no llegamos a tiempo de ver- su concierto fue la mejor solución posible. Canciones cómo “En Invierno”, “Trastorno Bipolar”, “Mentiras”, “Vaya Panorama”, “UU.AA.” (Utópicos Anónimos) o “Saboreal”, con la que dieron por concluida su actuación, hicieron disfrutar al público, que en un goteo incesante se congregó hasta rondar las 30.000 personas, para vivir in situ la penúltima jornada del festival.

Tras ellos llegaba la que para nosotros era la decisión más difícil. De un lado intentábamos librarnos por tercera vez en una semana de la actuación de Draco. Le esquivamos la semana pasada aquí y el jueves en “El Sol”, ya sólo nos quedaba hacerle el último regate. Lamentablemente no fue así, nos daba tal apuro volver a saltárnosle que no lo hicimos. Optamos por la opción del mix. Un rato viendo a The Rumbers y O´Funk´illo, el otro para Draco.

La verdad es que Draco nos aburrió soberanamente. Interpretó parte de sus canciones más rockeras, muchas de ellas de su último trabajo, “Amor Vincit Omnia”, pero ni por esas pareció pasar la prueba del público. Algo parecido nos pasó con The Rumbers. No acabó de engancharnos aquello. Al menos salvaremos de la quema a uno de los tres grupos. Reconoceré que O´Funk´illo tampoco es el tipo de grupo que más me gusta. Es así, a su favor diré que me parecieron divertidos en escena. Además fue inevitable no corear aquello de “Nos Vamos pal Kely”.

Por fin dejamos de ir de un lado para otros para centrarnos en el “Escenario Mundo”. Era el turno de Cypress Hill. La suya fue una buena actuación, la pena es que se viera empañada por la lluvia. Aún así al público no le importó demasiado lo adverso de la climatología. Durante su actuación no faltaron canciones cómo “Inside the Brain”, “Weed Medley”, “Armada Latina”, “DR. Greenthumb” o “Rock Superstar”, con ellas hicieron disfrutar al respetable. Personalmente esperaba más en cuanto a número de canciones y presencia escénica. Aún así, cómo digo, una buena actuación.

Tras ellos llego el turno de Jane´s Addiction. Lo cierto es que me pareció inquietante el “look” de Perry Farrell, a mitad de camino entre “El Vez” y “Fiebre del Sábado Noche”. Por momentos pienso que esa es la descripción de su concierto. Demasiada coreografía, demasiado circo, para tan buenas canciones. A pesar de todo, incluida la incesante lluvia, salvaron el examen con nota gracias a que en su directo no faltaron clásicos de su discografía como “Mountain Song”, con la que abrieron su actuación, “Had a Dad”, “Three Days”, la muy coreada, “Jane Says” o “Chip Away”, con la que dieron por finalizado el show.

La noche en cuanto conciertos se refiere fue cerrada por los norteamericanos Rage Against de Machine, quienes no permitieron que su actuación fuera televisada. La verdad es que no entiendo esta cuestión. Habrá quién apele a cuestiones ideológicas y de pensamiento. De acuerdo, pero si vas a Rock In Río, creo que sabes de sobra donde te metes. Exigir que no te televisen es muy loable, sobre todo si cuentas con el beneplácito de los organizadores, pero de ahí a tomarlo cómo una posible cuestión de actitud creo que hay un paso. Actitud sería decir que no vas a un festival porque no estás de acuerdo con el mismo. No ir, pillar la pasta y después querer ser “guays” no dejando que el ente público te televise. De esta manera solo logras que aquellos fans que no pueden pagar la entrada del festival se queden sin disfrutar de la banda. Una “suerte” en estos tiempos en que la escasez de dinero es una constante. Al menos los que hayan ido podrán hablar de un concierto único.

Porque si, a pesar de la critica negativa que les hago, su espectáculo fue de lo mejorcito que hemos visto en este festival. Es así. Comenzaron a meter caña a ritmo de “Testify”. Para entonces los minis -9 euritos- volaban por los aires, no fueron ni uno, ni dos, los que lo hicieron. El público botaba y disfrutaba de lo lindo.

No faltaron en la actuación de la banda temas emblemáticos de toda su discografía cómo “Enemy”, “Like a Bomb” o “Guerrilla Radio”. Para cerrar la noche dejaron el tema “Kill in the Name Of” que fue aclamada por todo el público. Lo cierto es que el paso de la banda de Zack de la Rocha por el “Escenario Mundo” fue de lo mejorcito del festival.

Sin muchas ganas para música electrónica y con planes para la mañana siguiente nos marchamos a descansar, no sin antes despedirnos de un tipo al que habíamos conocido horas antes. Estamos hablando del mítico Domingo J. Casas, uno de los grandes fotógrafos del Rock and Roll que ha dado nuestro país. Tuvimos la oportunidad de charlar durante un largo espacio de tiempo con él lo que fue todo un placer. Desde el pasado viernes le consideramos amigo de esta página. Nos emplazamos con él para vernos el lunes.


Lunes 14 de Junio


Había llegado el día en que “Rock In Río” cedía sus escenarios al heavy y al rock más duro. La verdad es que había ganas de ver el directo de muchas de las bandas que aparecían en el cartel. Casi todas por ser leyendas de la música.

Un total de 48.000 decidieron acercarse a la última jornada del festival. La verdad es que es una cifra considerable para tratarse de una tarde-noche de conciertos que caía en…lunes. Una buena forma de pegarse un tiro en el píe por parte de la organización. No entiendo que puede tener de positivo poner una cita cómo esta en lunes. En fin, vivir para ver.

Abrieron la tarde dos formaciones míticas. Con permiso de Hail!, por supuesto. Estamos hablando de Barón Rojo y de Marillion. Quienes calentaron cómo pocos a un público, entre el que predominaban claramente las camisas negras. Mención especial para la banda de los hermanos Castros, unos de los más grandes de nuestro rock duro. Llevan desde el año 1981 dando caña, lo que en una tierra tan ingrata cómo esta es mucho. Mostrar nuestro respeto por ellos es lo menos que podemos hacer desde “El Giradiscos”.

De camino al “Escenario Mundo” ya se escuchaban los ecos de las guitarras de Sôber. La verdad es que debo confesar que tenía ganas de volver a ver a los de Alcorcon en directo. En su día seguí bastante su trayectoria, por lo que me apetecía ver cómo había pasado el tiempo sobre su puesta en escena. Me pareció que su actuación fue correcta. Supongo que el paso de los años ha hecho que haya perdido parte de la pasión que sentía al escuchar sus canciones. Aún así disfruté volviendo la vista años atrás. No faltaron a la cita temas cómo “Oxígeno”, “Mis Cenizas”, “Diez Años”, “Paradysso” o “Loco”, con la que se despidieron del público. Había llegado la hora de ver a los chicos de Lemmy.

Lo cierto es que Motörhead llenó de decibelios el escenario principal. Su concierto fue muy cañero, pura tralla. La banda sonaba cómo un cañón. Por poner un pero diremos que el señor Kilmister iba más que justo de voz. Eso si, a estética le ganan pocos, calado con su gorro de cowboy, parapetado tras su bajo, con gafas oscuras de sol y, cómo decimos, muy justo de voz. Aún así el público disfrutó de lo lindo. No es para menos cuando sobre el escenario suenan “Craddle to the Grave”, “Metropolis” o “Killed by the Death”. Finalizaron su concierto con “Overkill”. Me hubiera gustado que interpretaran en directo su versión del “Please Don´t Touch” de Johnny Kidd And The Pirates. Aún así, una banda mítica menos que nos queda por vivir in situ.

El fin de fiesta lo pusieron Metallica, quienes demostraron porque allá donde van les sigue una legión de seguidores. Lo suyo es espectacular. Desde el momento en que se montaba su escenario supimos que aquello iba a atronar de lo lindo.

El primer de acorde de la banda fue el adelanto de lo que veríamos durante toda la noche. No hubo respiro durante su actuación. Comenzaron el espectáculo con “Creeping Death”, “From Whom The Bells Tolls” y “Through The Never”. Todas ellas procedentes del “White Album”. Para entonces la comunión entre banda y público era más que un hecho. Las camisas negras de Metallica eran mayoría y ni el lunes, ni el mal tiempo, iban a estropear esta fiesta. Desgranaron más clásicos a medida que avanzaba el concierto. No faltaron “Master of Puppers”, “Nothing Else Matters” y “Enter Sandman”. Cerraron su actuación y por extensión el festival con “Seek and Destroy”.

Una vez terminada esta actuación tocaba salir corriendo para casa. El martes había que volver a la rutina y es que, aunque durante la actuación se te olvide todo –trabajo incluido-, una vez que todo termina, las obligaciones son las obligaciones. Nos despedimos de Domingo J. Casas, con la promesa de que en breve aparecerá en nuestra web. Esperemos que esto se haga realidad lo antes posible.

A modo de resumen final diremos que durante estos dos fines de semana nos hemos divertido, entretenido e incluso hemos conocido a personajes de lo más peculiar. En cuanto lo musical, pequeñas pinceladas para lo que podría haber sido. Tendremos que esperar otros dos años hasta que la “Ciudad del Rock” vuelva a abrir sus puertas, esperemos que para entonces, para el “Rock In Río 2012”, el cartel del festival haga honor a su nombre.

Texto: Javier González
Foto 1: Iván G.Padilla
Fotos: Domingo J. Casas