Depedro: Desnudando canciones

Miércoles 24 de noviembre, sala El Sol. Madrid.
Noche especial la de ayer en la madrileña sala El Sol, no en vano era el día elegido para que tan solo 150 privilegiados pudieron vivir in situ un set acústico que serviría de presentación de “Nubes de Papel”, el nuevo trabajo del gran Jairo Zavala, alias Depedro. Un álbum de reciente publicación que, en una cariñoso gesto para los fans más fieles del artista, traía como premio setenta y cinco entradas dobles para todos aquellos que se acercaran hasta unos famosos grandes almacenes del centro a adquirir su copia del disco.

Aparecimos por la calle Jardines con la suficiente antelación respecto a la hora prevista como para ser los primeros. Un hecho excepcional que, sin embargo, nos permitió saludar al protagonista de la noche, momentos antes de que se recluyera en la soledad del camerino.

Minutos después del atropellado saludo, accedimos hasta el interior de El Sol. Una vez abajo nos sorprendió la estética de club que habían dotado a la sala. No por novedosa, sino más bien por inesperada. Sillas y mesas ocupaban los lugares más cercanos al escenario, al estilo de esos “Martes a El Sol”, que con tanto acierto organizan una vez al mes en esta céntrica sala.

Instantes después de tomar asiento, el goteo de gente se torno incesante, hasta completar el aforo de personas que disfrutarían de tan particular show.

Sobre las once menos cuarto apareció en escena Jairo, parapetado tras su guitarra acústica Gibson, saludó a los allí presentes y sin más preámbulo comenzó atacando una de las composiciones que se incluyen en “Nubes de Papel”.

El tema con el que decidió abrir fuego fue “Chilla que Tiemble”, una preciosa canción donde nos habla de esos días luminosos en los que uno piensa que todo es posible. Un tema que, según explicó, tuvo su génesis en un curioso desencuentro entre su hijo y su mujer, con el desenlace de que el pequeño, al ver el enfado de su madre, le dijo al propio Jairo, “Chilla que Tiemble”. Una curiosa anécdota que arrancó una sonrisa de los labios a todos los allí presentes.

Continuó desgranando más canciones de este nuevo álbum, la siguiente en sonar fue “Empty Fields”, otra pequeña joya, que personalmente me retrotrae al sonido de uno de los trabajos que con más cariño guardo en mi colección. Estoy hablando de “Forever Changes” de Love. Sin duda uno de los discos más grandes de la historia de la música contemporánea.

Uno de los momentos álgidos de la noche llegó en el momento en que interpretó “Diciembre”. Lo cierto es que fue un instante cargado de intensidad. El público, con toda su atención centrada en el escenario desde el primer minuto, no dudó en arropar, al unísono, la voz de Jairo para cantar aquello de, “Ahí te encontré, un héroe de otoño, un soñador entre los locos, me dices mejor, te veo en diciembre, ya volveré, el año que viene”. Estremecedor.

El concierto continuó siendo un disfrute para los oídos gracias a temas como el que titula el disco, “Nubes de Papel”, toda una declaración de intenciones o la gran,”Tu Mediodía”. Mención aparte merece el disfrute que para nosotros supuso la interpretación de “Cuando el Día se Acaba”. Nos emociona sobremanera ese momento donde canta, “no hay dolor, si oigo tu voz”. La reivindicación personal de “Eternamente” o esa preciosidad que es “La Brisa”, también brillaron con luz propia.

Tuvo tiempo Jairo para mostrarse divertido y hablador por momentos y hasta para mirar atrás. En la recta final de su set sacó a relucir viejas canciones que fueron muy celebradas por los asistentes, ese fue el caso de “Don´t Leave Now” o “Como El Viento”, pertenecientes a su primer álbum.

Con “Miguelito”, una canción dedicada a su amigo Lichis y que fue reclamada por gran parte de los asistentes a la velada, dio por finalizada su corta actuación.

En definitiva, una gran noche en la que Jairo Zavala desnudó sus canciones para darnos cuarenta y cinco minutos cargados de emoción. Anoche la totalidad de la audiencia que nos acercamos hasta el centro, para ver a Depedro, nos fuimos para casa con ganas de más. Y eso siempre es una gran señal.

Texto: Javier González
Fotos: Iván González.