Cuchillo: "Encanto"

Cuchillo nos presenta un viaje de pop cósmico y psicodélico con 10 paradas que nos trasladan a un lugar que no entiende de las reglas físicas del espacio-tiempo. La banda catalana ofrece un disco coherente, con un brillo antiguo y una presencia hipnótica y cadenciosa que presenta mayor cuerpo que otros trabajos, pero a la vez es más liviano, etéreo. El dúo ahora convertido en trío, formado por Israel Marco, Daniel Domínguez y Henrik Agren da un paso al frente y presenta nuevas ambiciones que se ven acompañadas de un sonido que confirma una marca propia y personal.

“Amapola” nos guía el despegue, una canción de un tiempo lejano e irreal de sonidos cristalinos y gran aporte de cuerdas, que gana en fuerza y ritmo hasta que nos pone en marcha para afrontar un trabajo más cercano al pop que su primer álbum homónimo (Sinnamon, 2008) y más aún que su EP “Duat” (Limbo Starr, 2010). Lo confirma “Hora Bruja”, una deliciosa y melódica canción que tiene una firme voluntad de mover dentro de ti sentimientos encontrados, pop urbano y folk mediterráneo se dan la mano e inician una marcha hacia el horizonte, que nos permite aún intuir sus siluetas mientras escuchamos “La ira”.

Llegamos así a la costa con “Sant de Pol del Mar (En la Arena)”, que convierte al folk en protagonista. Sin embargo, comprobamos como el litoral Mediterráneo abre un portal que permite pasar al Caribe y disfrutar de ritmos tropicales “mediterraneizados”. El sol ha alcanzado su punto más alto y comienza a descender, nos adentramos en la selva y la psicodelia se apodera de nosotros, ritmos lentos movidos por una percusión constante y una guitarra melancólica nos despejan el camino, “Siempre” inicia así un ecuador del disco que nos introduce en una senda de pop-alucinógeno que aunque parece reafirmar “Algo mejor”, queda totalmente confirmado con “Navega” y “La Hierba”.

Volvemos ahora a la costa de origen, la noche no nos abandona, “Sant Pol del Mar (En las rocas)” da el contrapunto a su cuarto corte (“Sant Pol del Mar (En la Arena)”), pues manteniendo la melodía, reduce el ritmo, la luminosidad y la percusión, introduciendo sonidos más densos, más pesado y con mayor carga emocional. “Interludio en el Sol” nos despierta de esta aventura, un tema brillante donde no sobra, ni falta un acorde, muestra un despertar musical que con paralelos a “Amapola”, trata de mostrar que todo lo anterior era real y no un simple sueño. La canción va ganando intensidad y muestra la coordinación de la guitarra, la batería y el bajo a modo de danza iniciática.

Llegamos así al final del disco, un trabajo que demuestra un vínculo único entre todos y cada uno de sus temas. Es fácil leer entre líneas el constante trabajo en los ensayos y en el estudio de grabación (La Zona Temporalmente Autónoma de Carlos Toronado), así como el entendimiento entre sus tres componentes, que nos invita y empuja a vivir una experiencia única en la puesta en directo de “Encanto”.

Rubén López