Entrevista: Los Rebeldes

“Los Rebeldes no tenemos espíritu de supervivencia, sino de vivencia” 

Pocos grupos dentro de nuestra música pueden presumir de llevar más de treinta años defendiendo la bandera del genuino Rock and Roll con la credibilidad, categoría y talento de la que siempre han hecho gala Los Rebeldes del gran Carlos Segarra

Tres características de las que vuelven a hacer gala en “1, 2, 3 Acción”, su último trabajo de estudio, en el que a base de rock, combatividad y optimismo vuelven a entregarnos un puñado de potentes canciones con las que demuestran que siguen estando en la mejor de las formas posibles. 

Encantados con su regreso, no perdimos la oportunidad semanas atrás de sentarnos a hablar con Carlos Segarra durante algo de más de media hora en la que nos hizo participes de su enorme personalidad, talento y carisma, algo que disfrutamos plenamente y que ahora hacemos vuestro. 

Han pasado cinco años desde la edición de “Más sabe el Diablo”. ¿A qué han dedicado todo este tiempo Los Rebeldes? 

Carlos: Nos hemos dedicado a tocar Rock and Roll, como no podía ser de otra forma. En la época en que se vendían discos tú firmabas un contrato de cinco años para hacer cinco álbumes, grabando cada año o año y medio. En realidad aquello era una locura. Un disco se debe grabar cuando hay canciones para hacer. Grabar canciones buenas no es trabajar a destajo poniendo ladrillos. El Rock and Roll no es como la cultura del ladrillo afortunadamente. “Más sabe el Diablo” fue un disco que gustó muchísimo a la banda, lo disfrutamos componiéndolo y tocándolo. Entonces nos encontramos con que Los Rebeldes cumplían treinta años, así que decimos celebrarlo. Nos dedicamos a hacer un documental aun por estrenar y el disco-dvd en directo rodeados por grandes amigos. 

Tengo entendido que el origen de “1, 2 , 3 Acción” parte de otro proyecto paralelo que manejabais Los Rebeldes. 

Carlos: El origen de un “1, 2, 3 Acción” es una caja que quisimos editar a imitación de lo que habíamos hecho con nuestro primer disco, “Cervezas, Chicas y… Rockabilly!”, en Emi-Odeón, nuestra primera discográfica antes de que me fuera a hacer la mili con los Regulares de Ceuta. Queríamos hacer algo por el estilo con CBS pero que fuera más ambicioso. En un primer momento pensamos en hacer cuatro o cinco canciones inéditas con las que adornarlo, una especie de “Esto es Rock and Roll. Volumen II”, el trabajo que editamos después de mi vuelta de la mili, en una época muy boyante para nuestra música repleta de conciertos, con “La Edad de Oro”, cuando en la televisión había programas musicales. De ésta forma empezamos a trabajar sobre una canción de Aurelio Morata, de la época en que él estaba montando Aurelio y Los Vagabundos, y otra mía que era un blues de época Pre-Rebeldes. Finalmente la cosa se convirtió en un disco nuevo. Pasamos de un auto homenaje a Los Rebeldes a hacer un álbum entero con música de Rock and Roll, pero con una actitud similar a los rude-boy o quizás cercana “Combat Rock” de The Clash. Y es que éste disco tiene letras con mucha mala leche, algo que se ve hasta en canciones como “Los Reyes de la Fiesta”, que también tiene mucha mala uva. 

Otra de las características del álbum es que desprende muchísima frescura… 

Carlos: Salvo un par de canciones, todas las canciones se han compuesto en un par de meses, algo que dota al disco de una inmediatez que no tenía “Más Sabe el Diablo”. Eso se nota porque es mucho más fresco que el anterior, que abarca un período de tiempo de siete años. Había mucho Rock and Roll pero con más saltos estilísticos. Y luego hay otra cosa interesante, se reeditó “Rebeldes con Causa” por lo que hubo que volver al formato cuarteto que hace posible éste trabajo, prescindiendo del segundo guitarra y del pianista. ¿En qué medida afectó ese hecho al resultado final del álbum? Carlos: Carlos Segarra es un pintor que pinta según los colores que tiene en la paleta. Si para haber hecho éste disco hubiera tenido un pianista y un segundo guitarra como Santi Campillo, que en sí mismo es todo un primer espada, el álbum hubiera sido diferente. Este disco nació con la idea de cuarteto por la reedición de “Rebeldes con Causa”, por lo que este disco no sería así sin esa reedición. 

También es un trabajo que encierra el espíritu del rock and roll clásico, típico de Los Rebeldes, y en el que parecéis invitar por igual a la lucha y al optimismo. 

Carlos: Estoy completamente de acuerdo con eso que dices. “1, 2, 3 Acción” es una invitación a vivir el presente, pero sin olvidar que el futuro es el presente de mañana. Dentro del disco hay una estética muy 77´ que puede recordar a una mezcla de lo que eran Los Rebeldes iniciales con actitud de The Clash. Para mí este es un disco de rock and roll con letras punk. En su día fui vecino personal de Joe Strummer, recuerdo que vivía en la calle Padilla, esquina Juan Bravo. Él era un hispanista convencido, muy rojo como yo de Brigadas Internacionales. Mientras él buscaba casa, se alojó en un apartahotel que está justo al lado de mi casa. Quizás por eso hay un punto generacional y maneras de ver las cosas de manera común. 

En un primer momento pensé más en Stray Cats que en The Clash… 

Carlos: Stray Cats y Los Rebeldes, estábamos haciendo lo mismo cuando surgimos; lo único que ellos en Nueva York y nosotros en Barcelona. Ellos tuvieron la mala fortuna de que en el momento en que surgieron los americanos no sentían orgullo por su propia música. Tuvieron que irse a Londres para volver más tarde a América como teloneros de los Rolling Stones. ¡Manda huevos! Es como los artistas que se van a México y después vienen con la vitola de haber triunfado allí. 

Personalmente creo que os habéis marcado un discazo que bien podría figurar entre lo mejor de vuestra discografía. ¿Qué opinión tienes tú? 

Carlos: Siempre que sacas disco nuevo estás muy eufórico. Pero más allá de eso, las primeras escuchas de la gente del entorno de la banda, las discográficas y los medios de comunicación, nos hacen pensar que es un disco que va a dejar marca. En otra época quizás hubiera sido un superventas, pero no por machacar en las radios sino por conseguir sumar a muchos públicos distintos que lo hubieran ido escuchando poco a poco. 

Después de más de tres décadas como banda, que seáis capaces de grabar un disco de éstas características encierra mucho de espíritu de supervivencia. 

Carlos: Está mal que yo lo diga, pero viendo el disco y la actitud de la banda… Los Rebeldes no tenemos espíritu de supervivencia sino de vivencia. Componer nos hace sentirnos vivos, igual que subir a un escenario. Cuando dejas de vivir, empiezas a morir y yo no estoy dispuesto a morir. Creo que ya te he dado el titular: “Segarra dijo no”. (Risas) 

Hablas de la actitud de la banda, algo que entronca perfectamente con una generación de músicos que como vosotros, Ilegales o Loquillo, nunca se cortan a la hora de abordar ningún tema, ni decir lo que piensan, aunque suene feo. 

Carlos: Un amigo me dijo en una ocasión que los músicos de ahora tienen una autocensura muy curiosa. Hace treinta años en una canción podías decir heroína, mescalina, sexo, pero no coño ni puñeta. Hoy te puedes cagar en Dios pero no hacer letras como las de “La Mataré” o “Chanel, Cocaína y Don Perignon”. ¡Qué curioso! Antes se podían hablar de según qué temas pero no meter tacos y ahora ocurre todo lo contrario. 

Bueno quizás antes eráis más atrevidos y originales, algo que hoy en día se ha perdido en virtud de un discurso musical que podríamos calificar como de más plano. 

Carlos: Entiendo lo que quieres decir. Ahora escuchas canciones de la gente y puedes cambiar unas estrofas por otras y te dará igual. Porque en muchos casos lo que se dice son palabras vacías que no dicen nada. 

¿Por qué crees que pasa eso? 

Carlos: Quizás ahora se ha empezado a hacer la casa por el tejado. La gente de mi generación aprendimos a tocar a través de los pocos vídeos que nos llegaban, viendo cómo ponía el guitarra las notas. Hoy en día el chavalín que empieza tiene un profesor que le enseña, y ya saben cómo montar una banda. Creo que a veces se pierden en detalles absurdos en vez de preocuparse de que el edificio esté bien construido. Los grupos quieren ir a Benicássim y que sin oír la letra parezca que son un grupo inglés. Luego está la otra vertiente, la de la gente que coge una letra en inglés y le da la vuelta. Eso no quiere decir que sepas componer. Me da pena porque pienso que hay un par de generaciones que se quedarán sin las canciones de su vida. 

¿A qué crees que se debe ese cambio tan sustancial? 

Carlos: En todo eso que comentas hay un rollo generacional que va más allá de la música. Los chavales que van a Benicássim lo hacen para ponerse ciegos de porros y estar en una tienda de campaña tres días, sin ducharse y comiendo mal. A partir de los treinta años hay cosas como no ducharse, dormir sobre las espinas y clavarte la misma china en el sobaco durante varios días, que no te apetecen. Además, cuando vas a un concierto te apetece que los grupos que toquen, toquen bien. (Risas) 

También puede darse la situación de que los chicos simplemente vayan allí a intentar pillar cacho. (Risas) 

Carlos: No sé si se les levantará. Borrachos ellos, borrachas ellas. Sin ducharse durante tres días. No creo que sea la parte más bonita del “sexo químicamente puro”, que diría Jorge Martínez. (Más risas) 

Antes de terminar echemos la vista atrás, la compañía para la que grabas, Mitik Records, es propiedad de Aurelio Morata, miembro fundador de Los Rebeldes. ¿Estás cerrando el círculo? 

Carlos: Con Aurelio volví a reencontrarme por una de esas vueltas que da la vida. El estudio que tiene ahora en su propiedad fue donde grabamos nuestro primer disco. Desde entonces hemos trabajado juntos en varias cosas, hasta convertirse en mi mánager personal. No creo que haya nadie que me pueda entender mejor que un tío con el que formé una banda muchos años atrás; y cuya colección de discos se parece sospechosamente a la mía. 

Entonces podemos decir que vuelven los rockers barceloneses primigenios. ¿Qué recuerdos tienes de aquel período? 

Carlos: Dijimos vamos a hacerlo y si no sabemos cómo, nos lo inventamos. Y lo hicimos. Vaya que si lo hicimos. Vengo de familia de músicos y por aquella época oía cosas difíciles de conseguir. Además por Barcelona, puerto de mar, entraban muchas cosas. En mi generación el rock llegó por Beatles y Stones, puesto que aquí no se dejó que entrara por culpa de Franco que solamente dejó que pasaran cosas de Elvis pero tipo baladas. La verdad es que fui un tipo muy afortunado. (Risas) 

Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com