El hijo pródigo ha vuelto a casa

En mi decisión de marcharme no sentí mucho apoyo. Estaba triunfando según el concepto de éxito de la gente; pero, yo tengo derecho a tener el mío propio. No tengo por qué ser como los demás”. Xoel López (A Coruña, 1977) decidió emigrar de España en 2008 porque no le gustaba la fiebre de “exititis” en la que se estaba viendo envuelto a causa de su proyecto más popular y longevo hasta la fecha, Deluxe. En 2012 publicó Atlántico, primer disco firmado con su nombre de pila. Un álbum de folk y de ritmos cálidos, cosecha de su periplo por América Latina. Argentina, Brasil o Chile fueron algunos de los destinos que visitó en su época de investigación personal y musical: “La búsqueda en los propios grupos y en las discográficas se basa, muchas veces, en llenar la propia sala si es muy grande y decirlo en sus redes sociales o vender muchos discos y ganar dinero. Realmente yo no lo veo así. Eso es algo importante porque hay que vivir de la música, pero más allá de eso no me cambiaría por un tipo que llena cuatro estadios y que tiene que vivir en una casa en Miami desconectado del mundo porque no puede bajar a tomar un café al bar de la esquina”.

La Caravana Americana le devolvió a nuestro país a finales de octubre de 2010 –dos años después de marcharse- por un corto periodo de tiempo para enseñarle a su público la evolución en la que se estaba viendo sacudido. El proyecto consistía en reunir a 25 músicos latinoamericanos y españoles. Viejos y nuevos amigos se reunieron en el escenario –de Madrid, Vigo y Bilbao- para rememorar al Xoel del pasado, apoyar al del presente y hacer crecer al del futuro: “Lo que pasó en Vigo fue muy distinto a lo que pasó en Madrid. En Vigo funcionó súper bien, entró como cuchillo en mantequilla. Sin embargo, pensé que en Madrid habría más interés por la idea y no resultó así. La gente pudo entender que iba a mi puta bola. La propuesta estaba formada por más artistas y, bueno, había gente de mi público que solo quería escuchar a Xoel López tocando el repertorio de Deluxe. Por eso, el repertorio tenía más que ver con una necesidad artística mía que con darle a la gente lo que esperaba. La Caravana Americana era un proyecto que no busca para nada el éxito y del que no íbamos a sacar ni un euro. Pero había un sentido artístico muy fuerte basado en el sentido que tiene ser creador de conceptos y canciones. Hay una especie de ‘exititis’ y la gente lo que quiere es ‘petarlo’. No creo que eso sea bueno para nada. Si vives pendiente de si a la gente le gusta lo que haces te conviertes en un esclavo de ti mismo”.

Xoel López ya está inmerso en la grabación de su nuevo disco. Hay novedades significativas, como el cambio de productor. No está trabajando con Juan de Dios, amigo, músico y cómplice de sus últimos discos. Xoel ha preferido contar con Ricardo del Castillo, su técnico de directo “de toda la vida y con su propio estudio” para el próximo LP: “Me apetecía cambiar. Básicamente por no hacer el disco en las mismas circunstancias que los últimos trabajos. El nuevo disco va a ser distinto a Atlántico pero todavía es difícil de definir. Tendrá algunas cosas de Deluxe, otras de Lovely Luna. Estoy grabando con Iván González, ‘Chapo’, que fue bajista de Deluxe. Ha sido muy bonito el reencuentro. También, con Fernando Lamas que fue el batería de la última etapa de Lovely Luna y de Atlántico. Y eso, yo creo que ya está definiendo un carácter diferente al disco nuevo. Hemos estado ensayando para ver algunas ideas que yo tengo. Será interesante contemplar cómo evoluciona todo desde mi cabeza hasta el resultado final”. Antes de que vea la luz el nuevo álbum, dentro de un mes se publicará un EP - Canciones paganas- con dos canciones que “no tienen nada que ver con el nuevo disco”.

La mentalidad de artesano con la que siembre ha vivido Xoel desembocó en Revolución Industrial a causa de la máquina en la que se convirtió Deluxe. Consiguió todo lo que se propuso; hasta la fama que no buscaba: “La gente me preguntaba que por qué me iba. No era lo establecido. Lo que en teoría era lógico era quedarme y seguir chupando del bote. Había llegado a hacer con mi música lo que la gente entendía como exitoso, que era tocar y tener mucho público. Me di cuenta de que eso no me llenaba, que no tenía tiempo para mí. Necesitaba un poco de reflexión para asimilar lo que me estaba pasando, que era mucho. El éxito que tuve fue bastante frenético y, en parte, lo corté porque eso no era lo que yo buscaba. Creo que el cambio de continente y el estado mental tienen que ver más con evolucionar, que con el hecho de querer terminar con algo o de haber decidido no tocar más pop. La música cambia porque cambia tu personalidad”.

Por: Mary Purple