Carlos Ann: “El Tigre del Congrés en la noche ígnea”


Por: Javier González. 

Hace quince años entramos de lleno en el universo de Carlos Ann con un trabajo casi aconfesional llamado “El Tigre del Congrés”, álbum en el que el barcelonés se pegó el lujo de hacerse acompañar por Juan Carlos Allende, estrecho colaborador de Chavela Vargas y parte integrante de Los Macorinos, con quien nos sumergió de lleno en sonoridades propias del folclore mexicano para adentrarnos a fondo en una carrera que hasta entonces solo habíamos seguido de refilón, pero que a partir de ahí ni supimos ni quisimos abandonar. 

Elementos que ha vuelto a rescatar en “El Tigre del Congrés en la noche ígnea”, lo que parece ser la continuación de aquel proyecto, donde ambos protagonistas vuelven a colaborar para firmar un trabajo de apariencia minimalista y profundamente sentido que merece ser escuchado a oscuras, en la quietud de la madrugada y a poder ser con cascos que nos inviten a perdernos sin remisión en los matices que unen tradición y vanguardia, bajo una producción repleta de pequeñas trampas que acaban por seducirnos merced a unos textos donde el músico barcelonés suena más doliente y sincero que nunca en el marco de un trabajo que reflexiona sobre la vida, pasada, presente y futura, así como sobre algunas relaciones fugaces y otras más duraderas. 

Abren minutaje las guitarras plañideras de “Amada libertad”, un alegato ácrata que dará mucho que pensar, y “Soñar fue un crimen”, dolorosa y especialmente bien producida, convendría prestar especial atención a los matices que se van sumando de fondo con una clara querencia “dark”; “Jugamos a ser inseparables” nos muestra a Carlos Ann interpretando como pocas veces le recordamos, desesperado e irónico cantando a la pena del amor de una noche, y “Renuncio a mí”, entonando el “mea culpa” en esta sonata que por momentos suena entre celestial y cósmica, delicada y ajustada, sin duda una de las cumbres de este trabajo, como también podría serlo con su cadencia pausada “Llorando lento”, donde celebra la vida con franqueza. 

Nos acercamos al final con la poesía casi mística de “Dejaré de ser Fuerte”, en la fina línea de lo pequeño y delicado magistralmente fundida con matices arrebatadores e inesperados que le sientan de maravilla, la genial “En color o en B/N”, donde el folclore latinoamericano se mimetiza con aromas a música griega y algo de electrónica robótica, y un cierre tan rotundo como “Vine a incendiar”, con ese particular estribillo que se acerca demasiado al “Another Brick in the Wall”, que suena más que nunca a reivindicación personal de un músico valiente que nunca ha temido a la vida.

“El Tigre del Congrés en la noche ígnea” representa el mejor disco en la amplia trayectoria de Carlos Ann, un camino sin concesiones ni atisbo de condescendencia donde la libertad e independencia siempre han sido su guía y luz. Esta nueva colección nos habla de vida y de un autor que hace parada y fonda, mostrándose orgulloso y consciente de cada uno de los pasos que le han posibilitado llegar hasta aquí, algo harto complicado cuando uno ejerce de “rara avis” y “outsider” en un país donde a los disidentes se les pone con la espalda pegada al muro frente a un pelotón de fusilamiento. 

Querido Carlos, ya sabes que “el loco yerra, pero no miente. Además tiene la peligrosa manía de decir siempre la verdad”. A ti te suelen llamar loco, pese a que algunos sabemos que muchos pobres diablos ponen dicho nombre a la libertad; también eres consciente que tus verdades pasan por ser incomodas y difíciles de digerir, poner al común del vulgo frente a sus abismos no suele ser plato de fácil digestión. Algo así, sin ser tan extremo, ocurre con este disco al que conviene buscar un momento concreto para darlo varias vueltas, pues fue pensado para escucharse preferiblemente a solas en penumbra, solo así se aprecian todos los matices que contiene. Y será bajo esas coordenadas, querido lector, cuando te agarrará por la solapa para acabar por meterse bien dentro y mostrarte todo su maravilloso y vital esplendor. Este es un impresionante discazo, el mejor de su trayectoria, algo que a buen seguro sabrán apreciar unos pocos agraciados conocedores de la enorme grandeza de un artista sin par dentro del inofensivo y mal llamado panorama nacional que responde al nombre de Carlos Ann.