Natalie Merchant: “Natalie Merchant”

Natalie Merchant fue la cantante durante su primera época de 10.000 Maniacs, una curiosa banda neoyorquina que se manejaba de forma resultona entre el pop-rock alternativo y el folk construyendo a la postre un sonido accesible. Movida por un indudable sentido de ahondar en su personalidad creativa, abandonó dicho proyecto para embarcarse en una carrera en solitario que con este disco homónimo cumple su sexto episodio. Hablando con exactitud, estamos ante el primer álbum con material propio en los últimos 13 años, ya que sus dos grabaciones anteriores se basaron en adaptaciones de un tipo u otro. 

En esta andadura individual de la norteamericana se observa un evidente tránsito hacia un sonido más curtido y por encima de todo más íntimo. Un trayecto que ha supuesto también darle más preponderancia a los sonidos clásicos de raíces, aunque sigue estando presente esa facilidad que siempre ha demostrado desde los tiempos con su banda para crear ritmos y melodías contagiosas y pegadizas. 

Otra de las capacidades que han destacado en Natalie Merchant desde siempre es su habilidad como letrista. Una tarea en la que supo integrar dentro de una actitud más festiva una mirada profunda e incluso dejar paso a su lado más reivindicativo. Habilidades que todavía hoy mantiene y que el inevitable paso del tiempo, no olvidemos que empezó con 10.000 Maniacs con apenas veinte años y ahora sobrepasa los cincuenta, en este ocasión ha perfeccionado, añadiendo madurez a sus composiciones y sabiendo engrosar a la perfección en ellas un tono poético. 

Hay un tipo de canciones en este disco que están construidas bajo el armazón de un cuidadoso trabajo de instrumentación, muy palpable pero siempre supeditado a remarcar la elegancia que transmite la cantante. Así se desarrolla la deliciosa Ladybird, un rock americano sobrio y delicado adornado por dicho trabajo de acompañamiento. En ese mismo sentido, pero esta vez añadiéndole potencia por medio de un ritmo entre gospel y soul, que incluye la suma de la voz de Corliss Stafford, aparece Go Down Moses, en la que pervive todavía el espíritu del Katrina. Giving Up Everything va a optar por remarcar su poder ambiental y angustioso mientras que la excelente Lulu, dedicada a la actriz de cine mudo Louise Brooks y con una pertinente introducción totalmente “vintage”, acaba por desarrollarse de una forma realmente intensa. 

Sin embargo hay otro tipo de temas que optan por la crudeza, lo que quiere decir un sentido de la composición menos cargado, con mayor presencia de la guitarra y cercano al folk, acercándose a postulados que pueden abarcar desde Joni Mitchell a Joan Baez. Ejemplos de esto son Maggie Said, en la que recrea las reflexiones de una mujer de su edad; Texas, de una desnudez remarcable, o los acercamientos más pantanosos y sombríos por medio de Seven Deadly Sins, con influjo de Nueva Orleans, o la “bluesera”, a un modo similar al de Dayna Kurtz, Black Sheep

Este disco homónimo de Natalie Merchant representa a la perfección el estado de madurez en el que se encuentra la intérprete. Un término que hay que entenderlo como la consagración de un camino que trata de asimilar la música de raíces dentro de su visión personal, siempre elegante y delicada y con una lírica cuidada y fuera de lugares comunes, dispuesta a reflexionar sobre su persona y lo que le rodea. 

Kepa Arbizu