Casa das Feras: "Calloway Circus"

Por: Kepa Arbizu

Lo explican a la perfección ellos mismos. Su contexto, su vida, no gira en paralelo a cantinas de mala muerte abandonadas en medio del desierto, ni desde su ventana se pueden observar enormes y secos páramos; tampoco anudan su caballo en el porche, pero la actitud y una sorprendente naturalidad con la que Casa das Feras son capaces de interpretar una suerte de acústico folk-blues-swing árido y minimalista que les convierten en creadores de una propuesta realmente sugerente y extraña por estas latitudes.

Tras este curioso nombre se encuentra el dúo formado por Ana Biermann y David Malatesta. Ambos, salvo puntuales colaboraciones, sostienen sus composiciones a base de la voz de ella, dulce, sugerente e íntima, que resalta todavía más en ese ambiente como el elegido, y una escueta instrumentación, básicamente consistente en guitarra y banjo. Todo encuadrado en un contexto sobrio pero con un palpable deje vodevilesco. Un sonido por lo tanto que engarza con las raíces de la música popular norteamericana, allá por los inicios del siglo pasado, y los representantes que ha tenido, y tiene, a lo largo de la historia, desde Leadbelly, Memphis Minnie a Ramblin’ Jack Elliott pasando por más contemporáneos como C.W. Stoneking.

“Calloway Circus”, su primer disco bajo esta denominación tras dejar atrás el nombre, que no la idea central sonora, de Annalogik, se circunscribe temáticamente, o mejor dicho ambientalmente, al mundo del circo, pero desde una perspectiva más cercana a la ofrecida por “Freaks” que en las manos de Charlton Heston o Burt Lancaster. Un entorno de lo más propicio tanto para la propia apuesta musical de los catalanes como para desarrollar unas historias y personajes estrambóticos pero impregnados de los mismos misterios y oscuridades que cualquier otro.

La asunción de un territorio musical áspero y minimalista no implica en este caso renunciar a manejar sus influencias de formas dispares y huyendo de un agarrotamiento formal. Como demostración no hay más que comenzar el disco y toparnos con la ágil cadencia, el juguetón banjo y los giros vocales de “Seashore Bang” o más adelante en “The Lighthouse”. La elegancia jazzística se impondrá por su parte en “The Mule” mientras que un ambiente más fantasmagórico lo hará en “Rum Diaries”. Ritmos de vals bajo la inquietante marcha de una nana (“Red Spots”) o el tango de “Houdini’s Tango”serán también elementos que conformarán el aspecto global del disco.

Hay que aplicar esa misma máxima, la de picotear por diferentes ambientes musicales, a un elemento capital en este proyecto como es la forma de cantar de Ana Biermann, capaz de imponer intensidad en “Shoddy King”, susurrar en “Wonderland” o presentarse como guía en la versión del “Rain Dogs” de Tom Waits, un artista que, sobre todo, por su aspecto cabaretero encaja a la perfección en el grupo.

No siempre el dicho de que "menos es más" funciona con exactitud, pero lo que hay que decir tras escuchar el disco del dúo Casa das Feras es que sin duda en esta ocasión menos es mejor, porque su habilidad para desde la concisión que plantea su apuesta, además de la originalidad y talento para saber maniobrar con un sonido tradicional como el elegido, mostrarse variados y dinámicos es como mínimo para tenerles muy en cuenta desde ya mismo.