Soul Gestapo: "Point of No Return"

Por: J.J. Caballero 

Los cántabros de Soul Gestapo han conseguido grabar el que es probablemente su mejor disco al cabo de otros cinco que tampoco son moco de pavo. Con la masterización del gran Mike Mariconda, adalid del sonido power-pop y garage contemporáneo, y la impecable producción del prolífico Fernando Macaya, en "Point of No Return" se muestran más elegantes, más refinados y más concentrados que nunca. Una cosa es consecuencia de la otra, parece ser, porque en el álbum en cuestión hay ecos de todos los sonidos que parecen motivarles desde el inicio –es decir, rock americano, country, folk e incluso unas gotitas de psicodelia- aumentando la paleta en color y cantidad. Escuchamos aquí doce temas certeros, directos y volcados en la intensidad instrumental y un ambiente grasiento y luminoso a la vez. 

Se advierte un tono algo más melancólico también, ejemplificado en letras como la de "You’re Not Here", la concesión romántica imprescindible en cualquier disco que se precie. Pero esos ambientes reflexivos, pese a repetirse en varios tramos del álbum, se complementa a la perfección con la furia sureña de otros en la onda de "Love to Love", a la que se podría incorporar sin problema alguno la guitarra de Neil Young, una de las referencias básicas de estos músicos de pulsión rockera por encima de todo. Quizás por esa razón, por querer dejar claro de dónde vienen y hacia dónde van sus canciones, incorporan la conciencia de clase con espíritu imperecedero en un tema ejemplar como ‘Tomorrow’s Heroes’, sombreando las diatribas folkies de The Band a la manera de unos aprendices aventajadísimos y deseosos de engullir mil y una referencias de base. La de Gram Parsons podría ser otra de ellas, si escuchamos con atención algunos pasajes, incluidos los más vitalistas y desaliñados como "Life Goes on" o "That’s When You Know", fantásticas muestras de energía y desprejuiciados viajes a una época tan actual como los discos que seguro se apiñan en sus respectivas estanterías. Buena educación ante todo. 

Y ya que este es uno de esos discos que pueden alegrarte una mala tarde, no podemos olvidarnos de escuchar la luminosa ‘Hey Girl’ una y otra vez para recordar que se puede hacer música sentimental de múltiples maneras, o el blues autóctono de "Countdown", de nuevo en la senda reivindicativa de unos rasgos personales compartidos con mucha otra gente pero únicos en sus composiciones. Sí, es posible sonar diferente haciendo lo mismo que cientos de bandas, y por eso han grabado un tema como ‘Get in Line’, para salirse por la tangente y recordar a unos Flamin’ Groovies en pleno viaje lisérgico. La envidia del vecindario, para entendernos. Y es que a este disco se le puede extraer muchísimo jugo a medida que las canciones van calando, hasta el punto de que a cada nueva escucha descubres que hay un lugar en tu mundo cotidiano para cada uno de los momentos que cuenta, como si inconscientemente estuviera musicando algunos de tus recuerdos, no importa el carácter que estos tengan. Es el poder de las obras bien hechas, y la constatación de que la carrera de Soul Gestapo empieza a ser verdaderamente notable. Y eso que, aunque no lo parezca, no ha hecho más que comenzar.