Entrevista: Micah P. Hinson

“No estoy aquí para entreteneros”

Por: Amaia Santana 

La brutal franqueza y aparente desgarbo de Micah P. Hinson devuelven a una la esperanza en la humanidad –por unos minutos, siquiera. El músico de Texas ha vuelto a visitarnos con su colección de “canciones oscuras y tristes” y varias novedades que, sin embargo, no ven la luz porque su editor rechaza consecutivamente su novela “The Land of Boredom and Handguns” y tampoco encuentra sello que publique su nueva música.

Cuando no está de gira, trabaja en una pizzería y en un videoclub a tiempo parcial. No tiene ningún reparo en admitir que odia a sus compañeros de trabajo. Tampoco resulta difícil imaginar su cara cuando un cliente se queja porque no se ve bien el DVD de “Too Fast Too Furious”…

Repara en un banco de un parque contiguo a la sala donde va a tocar en apenas una hora. De hecho, debería estar haciendo la prueba de sonido en estos momentos, pero asegura que cinco minutos le bastan. “Si fuera un sintecho, elegiría este banco”. Nos sentamos e iniciamos una charla sobre la mujer como agente de caos, la (pro)creación, los demonios de la industria musical o el porqué de la ‘irregularidad’ de sus conciertos. “¿Se supone que tengo que cantar y tocar todo igual, como The Cure? ¿Tengo que llevar el mismo maquillaje durante 50 años?”, ironiza.

¿En qué has estado trabajando últimamente? 

Micah P. Hinson: He estado revisando un par de novelas mías, una de ellas se titula “The Land of Boredom and Handguns” (La tierra del aburrimiento y las pistolas); intento explicar el mundo a través de los ojos de un niño… pero mi editor la ha rechazado tres veces, así que no sé… En cuanto a la música, después del álbum “The Holy Strangers” y el último que grabé con The Musicians of Apocalypse, he despreciado todo lo que he hecho desde entonces… Hasta que empecé a trabajar en un nuevo disco que finalicé en Italia, pero no tengo disquera o distribuidora. Estuve en un sello, pero les odiaba, ¡fueron tan mezquinos conmigo! Sonará fatal, pero el álbum que hice con ellos era demasiado bueno para su pequeño y asqueroso sello, con sus pequeñas y asquerosas ideas. Con todo, carecer de sello es aterrador, no hay promesa de futuro, por lo que puede ser abrumador. Por otro lado, un español asquerosamente rico quiere hacer un documental sobre mí; también estoy trabajando en un filme relacionado con mi nuevo álbum y estoy involucrado en un documental sobre artistas nativos americanos, los Chickasaw.

Has estado bastante ocupado. Además, eres padre de tres niños…

Micah P. Hinson: y tengo dos trabajos ‘normales’. Trabajo en una pizzería por las mañanas. Me gusta porque no tengo que tratar con la gente. Simplemente aparezco y hago la masa, ¿entiendes? ¡Es ciencia! Por las noches trabajo en un videoclub.

Interesante… 

Micah P. Hinson: ¡Sí, lo es! ¡Aún existen! Tenemos buenas pelis, como “Joker” o “Suspiria”. También tenemos pelis de mierda como “Too Fast Too Furious” y esas cosas… Creo que el videoclub es importante, porque aparece gente que entiendo no tiene Internet y, por tanto, está conectada al mundo. Así que vienen, me piden que les recomiende algún título… Y luego está aquel tipo, desdentado y borracho, que se emociona hablando de lo mucho que le ha gustado “Amélie”. Es muy significativo. Odio a mis compañeros de trabajo, pero me gusta la clientela que pasa por allí. Es mi forma de socializar.

Vienes mucho a España. ¿Disfrutas tocando aquí? 

Micah P. Hinson: Sí… (duda) No quiero sonar maleducado, pero tampoco es que esté en casa y piense: “¡Quiero tocar en España!” (se desdice y comienza a decir: “No, no, no… ¿Cuál era la pregunta?). Oh, sí, lo disfruto. Supongo que gusta lo que hago, si bien he estado hablando sobre esto con mi hermano, que es doctor en estudios americanos –es un puto genio, él diseñó la portada de mi EP “The Surrendering”, el cual sólo se editó en España (Houston Party Records, 2008). Estuvimos hablando sobre España, nuestras tribus… Y me dijo que tenía cierto sentido, porque los españoles fueron los primeros en tener contacto con nosotros, nos dieron la religión. Pero por otro lado, es como que nos ‘deben’ darnos su dinero, como Chickasaws, porque mataron a nuestra gente y destrozaron nuestras creencias y jodieron a nuestros críos… Es interesante porque podríamos decir que eso pertenece a la ‘Historia’, pero no ocurrió hace tanto tiempo…

En resumen, sí, está bien estar aquí, la gente paga por mi tiempo. Por una hora de concierto una noche, gano lo mismo que en el videoclub durante todo un mes. Pienso en mis hijos… Es fascinante. Por eso trabajo en cosas que no tienen nada que ver con la música. Puedes engañarte diciendo: “Oh, valgo mucho más que esto, deberían pagarme más por mi trabajo como músico…”. Pero cuando trabajas como cualquier ciudadano de a pie, te das cuenta de que no hay escapatoria para ellos. Se dejan la piel prácticamente a cambio de nada, y nada va a cambiar sus vidas, ¿sabes? Estamos desperdiciando nuestra vida. Pienso en mi tío; es granjero, y trabaja muy, muy duro. Pero él tendrá esperanza en su alma porque mantiene a sus propios animales, mientras que aquellos que trabajan en McDonald’s a cambio del salario mínimo, e intentan criar a 3 o 4 hijos, quizá tengan otros 3 o 4 trabajos… ¿Cuándo hemos sacrificado la vida por y para el trabajo? Creo que ya no vivimos, sólo trabajamos. Quizá este no sea el caso de todos los países, pero es lo que ocurre en Texas al menos…

Hablemos del ‘milagro’ de Santiago de Compostela… 

Micah P. Hinson: Mi mujer y yo estábamos intentando tener hijos, y no estaba yendo bien… A ver, sí estaba yendo bien, porque lo estábamos intentando (sonríe), sólo que no conseguíamos tener hijos. Varios doctores me dijeron que no podía tener hijos. Me aseguraron que era estéril, y me dieron el número de teléfono de una clínica de fertilidad carísima. ¡Putos científicos! Así que dije: “¡A la mierda! Esperaré un milagro o no haré nada”. Por supuesto, era una rabieta, porque los milagros no existen. Tampoco iba a pagar por algo que en verdad no quería… Porque yo no quería tener hijos. Mi mujer sí lo deseaba, así que dije: “Ok”. Tampoco es cuestión de dejar morir toda una estirpe contigo, es decir, acabar con un milenio de exitosas criaturas que se han reproducido para que tú y yo estemos ahora sentados en este banco. Si puedes crear algo, está bien hacerlo. Es una locura, es un milagro. Medité mucho en la catedral de Santiago. Supongo que sólo quería rezar y contemplar el mundo espiritual. Un mes después de que el médico me dijera aquello, descubrimos que mi mujer estaba embarazada de nuestro primer hijo, a quien, por cierto, nunca he cortado el pelo, como a Sansón –está todo en la Biblia. Cuando nació mi primer hijo, pensé: es la puta gripe. Entonces volvió a ocurrir, y nació nuestra hija. Me dije: definitivamente, es la gripe. Tras el nacimiento de nuestra tercera hija, concluí que estos pequeños bastardos están destinados a estar en este planeta. Ellos dicen cosas muy raras, como si fueran omniscientes y supieran el final de toda esta historia de antemano. Es muy raro.

¿Has vuelto a visitar la catedral recientemente?

Micah P. Hinson: El otro día estuve a punto de hacerlo, después de tocar en Huesca, cuando me dirigía a Vic, pero me pareció que iba a desviarme mucho, la carretera es agotadora, así que dije: “¡A la mierda! ¡Iré otro día!”. Fui ridículo: si hubiera tomado aquel par de horas para hacer ese viaje, no hubiera afectado en absoluto a mi vida ahora. Nada se hubiera destruido por tomarme aquel tiempo para hacer algo importante y valioso para mí. Es increíble la cantidad de cosas sin importancia que hacemos en detrimento de las verdaderamente importantes. Escogemos hacer “lo mejor” para nosotros, en lugar de aquello que nos hace felices. Creo que esa es la razón por la que una pequeña parte del público escucha mi música: porque no hay nada alegre en ella. Incluso las canciones de amor, que son escasas, probablemente encierren algo muy oscuro en sus letras. Los psicólogos dirán que guardo un profundo rencor hacia las mujeres, que las he tratado o me han tratado mal… (se enciende otro cigarrillo). Es extraño que a la gente le guste este tipo de tristeza, quizá sientan alivio al escuchar que hay personas igual de jodidas que tú. Pero necesitar la decepción de los demás para justificar tu vida es cruel.

¿Esta experiencia ‘milagrosa’ ha cambiado tu forma de concebir la música? 

Micah P. Hinson: Tal vez mi relación actual con la música esté siendo la más dificultosa de toda mi vida. Muchas veces siento no saber qué decir. Cuando compuse “Beneath The Rose”, por ejemplo, hermosas palabras simplemente brotaron, vinieron a mí de forma natural. Pero durante bastante tiempo no ha sido así. Eso ha cambiado ahora con mi último álbum inédito, pero hasta entonces… Supongo que es normal. Ahora que soy más viejo, las cosas han cambiado, y tengo que averiguar cómo encontrar la inspiración de mis trabajos anteriores, en los que me resultó tan sencillo escribir aquellas canciones. Quizá muchos artistas abandonen la música al perder la inspiración, pero creo que como humanos, podemos enseñarnos a nosotros mismos a hacer las cosas de manera diferente.

Tu abuela formaba parte de una banda de cien acordeones. ¡Vaya locura! 

Micah P. Hinson: Sí…. Grabaron varios discos, dieron conciertos en ferias del estado, con sus rodeos y todo eso… ¡Una pasada! Eran todos de Texas, y giraron por Estados Unidos y Canadá, viajaron a Londres, Irlanda… Aún conservo uno de sus acordeones.

¿Te imaginas a ti mismo tocando en una banda semejante? 

Micah P. Hinson: Sería maravilloso, porque pasaría totalmente desapercibido. ¡No habría ninguna presión! No es que me sienta presionado cuando estoy solo en el escenario. Es cierto que todo el mundo me está mirando, escuchando las canciones que he compuesto, es bastante vergonzoso, ¿sabes? Precisamente por eso canto a un viejo micrófono, tipo Frank Sinatra. Puedo ver al público y después esconderme detrás del micrófono. Es diferente cuando estoy tras él.

¿Te sientes más seguro? 

Micah P. Hinson: Sí, supongo que intento sentirme seguro... Odio esos pequeño micrófonos, los de la bolita… ¡Arrg!

Eres conocido por la ‘irregularidad’, digamos, de tus actuaciones en directo. 

Micah P. Hinson: (Ríe) Supongo que debe haber una parte teatral cuando estás sobre el escenario. Cuando estás tú solo, no hay más distracciones, tienes que ser un puto mago. Desde que no se puede fumar, me rodeo de ciertos elementos y en parte es como si estuviera representando una obra de teatro… ¡Nunca he hablado de esto! No sé si acertaré a encontrar las palabras correctas… He sido acusado de estar borracho en los conciertos en varias ocasiones –y no bebo. Tal vez sólo sea eso, que soy “irregular” en mis actuaciones. No subo al escenario para entretener a la gente. Si se entretienen, o se ponen tristes o contentos con mi música… eso es cosa suya. No estoy aquí para entretener, no soy un artista de cantar-y-bailar. Si pudiera poner eso en mi tumba (pausa irónico-trágica): “No vivió para entretenerte”. Creo que eso tendría todo el sentido. En cualquier caso, tampoco sé cómo debería sonar un show estándar. No voy a conciertos, así que no tengo ni idea. He ido a un par de grandes eventos; fui con unos amigos a ver The Cure en Dallas. Tocaron todas sus canciones exactamente tal y como suenan en sus discos, y todos estaban flipando: “¡Oh, qué guay!”. Pero yo pensaba: ¿Esto es todo? ¿Vives toda tu vida tocando las mismas putas canciones y llevando el mismo maquillaje durante 50 años? ¿Sigues tocando tus canciones como si molaras? Es muy extraño.

Que conste en acta: ser ‘irregular’ no significa ser malo en absoluto… 

Micah P. Hinson: Sí. Sí (responde en castellano). Creo que es la razón por la que no intereso a las compañías discográficas: toco canciones muy tristes, y si a alguien se le ocurre venir a uno de mis conciertos, y ve cómo actúo, comprueba que no ensayo, que se me olvidan las canciones y la letra… Supongo que todo eso les desalienta. Pero es lo que hago.

Así que por eso estás aquí esta noche. No para entretener al público… 

Micah P. Hinson: No.

Ni para ser famoso… 

Micah P. Hinson: No.

Simplemente para que un puñado de almas escuche tus canciones. 

Micah P. Hinson: Sí. Seguramente esa sea la única y verdadera razón, aunque por otro lado, para mí es importante ser capaz de tocar mis canciones y lidiar con las mismas. Ellas aún me hablan, y sigo aprendiendo con ellas, sobre los problemas en las relaciones, o las decisiones que tomé en el pasado. Los conciertos son muy sanos para mí, me ayudan a descubrir qué tipo de persona soy. Hacemos tantas cosas que es fácil distraerse y no pensar con claridad sobre lo que queremos. Por tanto, no dedicamos tiempo a aprender sobre nosotros mismos. Y si no te conoces a ti mismo, ¿cómo vas a conocer a los demás? ¿Cómo vas a permitir que los demás te conozcan a ti?

Es bastante alentador lo que comentas… A la vez, no es extraño comprender por qué no ‘encajas’ en la industria musical… 

Micah P. Hinson: Cuando publiqué “The Gospel of Progress”, estaba en un sello minúsculo donde sólo estábamos Daniel Johnston y yo. ¡Y gané mucho dinero! Vendí los LPs, los CDs… En cambio ahora la industria ha cambiado tanto… Si no salgo de gira, probablemente no gane más de 15.000$ al año, de la venta de discos y la mierda del streaming. Por ejemplo, hay una serie española, “Skam”, en la que suena mi tema “Beneath The Rose”. No pagan muy bien, pero al menos es algo. Antes iba de gira porque quería, ahora es para llegar a fin de mes. Quiero decir que me gusta ir de gira, por supuesto, pero las cosas han cambiado. Mi hijo mayor es despiadado cada vez que me voy fuera, me parte el corazón: “No te quiero papá, porque vas a coger ese avión y te vas a ir”. Sé que no siente lo que dice… pero en realidad sé que quiere decir exactamente ESO.

¿Te sientes culpable? 

Micah P. Hinson: Sí, claro. Me siento culpable todo el rato, pero sé que estoy ofreciendo una vida mejor a mis hijos. Puedo estar en la carretera dos o tres meses, para luego disfrutar 4 o 6 meses junto a ellos, e ir al parque, a pescar, a cazar, o lo que sea.

De modo que hay un equilibrio… 

Micah P. Hinson: Exacto. Los beneficios compensan el sacrificio.