Stiff Little Fingers: "Go for It"


Por: Jon Bilbao

A Stiff Little Fingers los escuché por primera vez en Alta Fidelidad, la notable adaptación cinematográfica que dirigió Stephen Frears a raíz de la novela de Nick Hornby. Por edad, así fue como me tocó descubrirlos. En una escena en el interior de la tienda de discos uno de los empleados explicaba a una clienta cuales eran dos de las mayores influencias musicales de Green Day. The Clash, por supuesto, pero también una semidesconocida agrupación norirlandesa de punk rock. Entonces suenan los acordes distorsionados de “Suspect Device” y el cuelgue es instantáneo. El de ella y el nuestro. 

Aunque a muchos nos costó seguir adelante con su discografía y nos quedamos parados (disfrutando del viaje)  dentro del excelente aunque limitado “Inflamable Material”, lo cierto es que había vida más allá del debut. Al “Nobody´s  Heroes” sí que se llegaba por vía directa pues al fin y al cabo esos dos primeros álbumes comparten fiereza, rabia y crítica social y política, pero lo del tercero fue algo totalmente distinto. Con “Go For It” SLF lograron dar el salto estilístico aún manteniendo gran parte de su espíritu, una forma de hacer las cosas codiciada por muchos pero llevada a cabo con éxito por unos pocos. 

De entrada, lo que llama poderosamente la atención de este disco es la generosa inyección de reggae, porque aunque antes ya habían incluido algún que otro guiño, es en este donde consiguen hibridar el sonido jamaicano con el rock y con el punk sin sonar forzados ni a pastiche. Comienza la fiesta con “Roots, Radicals, Rockers and Reggae”, un original de Bunny Wailer al que añaden letra y modifican hasta mejorarlo considerablemente. Algunas de las canciones más destacables del álbum portan el legado del reggae acercándolo hasta la idiosincrasia de estos punks irlandeses, como en el caso de “Safe As Houses” o la perfecta y esperanzadora “The Only One”.  

Otras cartas que podrían despistar al fan punk de SLF llegaban en forma de instrumental (en el caso del tema homónimo)  y de melodía con instrumentos de viento en primer plano: esto ocurría con la vitalista “Silver Lining”, que abriría un nuevo camino para todas esas bandas de los ochenta y noventa que tratarían de explorar las sendas del reggae-rock o ska-rock, muchas veces con resultados bastante inferiores. 

El single más exitoso vino con la pegadiza “Just Fade Away” (número 47 en las listas inglesas), de aires mucho más melódicos pero con la fuerza de antaño intacta, y es que esta canción me parece el puente perfecto entre Buzzcocks y los Husker Du que estaban por llegar. En la acelerada “Kicking Up A Racket”  se nos pone en contexto metiéndonos de lleno en la habitación de un adolescente que disfruta como nadie simplemente escuchando sus discos y con “Hit And Misses” el grupo evoluciona líricamente, sacando a relucir temas como la violencia doméstica, aunque (con su mención a Michael Caine) también da la impresión de que podrían estar hablando de “Vestida Para Matar” de Brian de Palma. Tal y como ocurría en el debut con “Barbed  Wire Love”, aquí es “Gate 49” la que destila un sonido luminoso de finales de los años cincuenta, mientras que el cierre (Piccadilly Circus), suena a gloria bendita de punk-pop, con una de las letras más arriesgadas del grupo.

“Go For It” suena más melódico que todo lo anterior, con una acertada porción de reggae, aún sin renunciar a los solos de guitarra y anchando sus posibilidades sónicas y líricas. En definitiva, su álbum más ambicioso, y en mi caso también el más estimulante.