Entrevista: Los Hermanos Cubero


“Cuando uno tiene su forma de pensar siempre ha de ser coherente”

Por: Oky Aguirre y Martín Larroque

Esto de reinventarse cada vez es más difícil. Me considero carne de cañón de la música en directo y hiena de las reseñas. Mi entorno natural son los escenarios, pero desde abajo, donde luego escribo sobre sueños. Las entrevistas nunca han sido lo mío, pero había que empezar alguna vez. Por eso lo planteé como una charla telefónica con los Hermanos Ruíz Cubero (nos atendió amablemente Roberto) con la complicidad de mi compañero y fan empedernido Martín (y su paciente esposa Isabel al dejarme invadir su casa), completando así un triángulo musical entre periodista, artista y admirador que podría haberse alargado durante horas con el telón de fondo de su nuevo disco doble, "Proyecto Toribio" y "Errantes telúricos".

 Oky: Roberto, he estado indagando en vuestro pasado y me he encontrado con cosas inverosímiles. Al teclear en el buscador RC Brothers, me ha costado encontrar videos vuestros que no pertenezcan al mundo del Radio Control (risitas). Tan sólo aparecéis en dos videos. Uno en un bar y el otro con banjo y bajo gigante, todo cantado en inglés. ¿Os queda algo de aquello? ¿Cuándo nacen Los Hermanos Cubero y cómo fue esa transición? ¿Cómo pasáis del inglés americano de los Alvin Brothers (The Blasters) al castellano alcarreño de los Hermanos Cubero? 

Roberto: Bueno, esto responde a una necesidad artística. Cuando nosotros hacíamos bluegrass y el rollo americano, al final no dejaba de ser una imitación de la gente que nos gustaba en ese estilo y nos lo replanteamos porque sentíamos esa necesidad de crear y hacer cosas que nos salieran de dentro.

Martín: Pero en realidad, antes de ese rollo americano, vosotros empezarías en rondallas más dedicadas al folclore castellano.

Roberto: Sí, eso es, tocábamos cosas piezas de rondalla, de ronda, seguidillas, paloteos, cosas de música tradicional. De hecho yo, antes de tocar la mandolina tocaba el laúd.

Martín: ¿Y qué otras gustos musicales tenéis? Los principales están claros por vuestra apuesta, pero a veces, con un sonido tan definido como el vuestro, podría parecer que estáis un poco fuera de este mundo (risas) y sin embargo seguro que tenéis otras influencias.

Roberto: Escuchamos todo tipo de música. Para nosotros, en realidad sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala. Igual puedo estar escuchando Barón Rojo o Vicente Fernández y después 7 Notas 7 Colores o Charlie Parker, cualquier cosa que mole.

Oky: ¿Pero cómo llega un disco de bluegrass o hillbilly a La Alcarria? Parece un mundo tan lejano.

Roberto: Bueno, piensa que Guadalajara está muy cerca de Madrid y bajábamos a comprar discos. Bien es verdad que en esa época no había muchos discos pero sí radio, y es en Radio 3 con Manolo Fernández donde prácticamente nos hemos educado.

Oky: ¿Por eso os llamaban los “raritos de la clase”? (risas)

Roberto: Tampoco es que fuéramos los raritos de la clase. Éramos tíos normales que estábamos integrados pero teníamos nuestra forma de pensar. Mientras la gente escuchaba a Chimo Bayo, yo pensaba “esto qué cojones es”, a mí me gustan otras cosas. Tampoco fui nunca mucho de Dire Straits o Nirvana.

Oky: Entonces, llega en  2010 el Premio Agapito Marazuela. Es curioso, porque Marazuela estuvo encarcelado por comunista pero fue quién rescató el romancero tradicional castellano con su dulzaina y tamboril, cosa que aprovechó mucho el régimen franquista y la Sección Femenina de Coros y Danzas, maestra en el tópico “tipical Spanish”. ¿Os sentís un poco así, defensores del folclore castellano hasta sus últimas consecuencias? 

Roberto: Sólo te puedo decir que cuando uno tiene su forma de pensar siempre ha de ser coherente. Supongo que responde a una honestidad contigo mismo. Respecto al premio, gracias a él pudimos sacar nuestro primer disco, “Cordaineros de la Alcarria”.

Martín: En ese primer álbum, al mismo tiempo que hacéis una declaración de principios, os atrevéis a hacer una profecía que puede acabar cumpliéndose, cuando decíais en “Hagamos algo de ruido” que al final gustaríais hasta a los modernos de Madrid.  Vuestra música es una fusión del folclore castellano con el bluegrass, y aunque no dejaba de ser una propuesta con elemento tradicionales y populares que podía resultar hasta anticuada para muchos, ya erais conscientes entonces de lo inspiradora y moderna que podía resultar vuestra apuesta. Podría recordar un poco a lo incomprendidos que resultaron en su momento artistas como Camarón o Morente, que partiendo de mundos muy cerrados en la tradición, acabaron rompiendo moldes y desbordando con su talento y valentía los límites del flamenco. ¿Os reconocéis algo en esto?

Roberto: Hombre, compararnos con Morente o Camarón me parece un poco fuerte. Pero mira, nosotros tenemos muy claro lo que queremos hacer, tanto si funciona comercialmente como si no. No creemos en el corto plazo. Somos más de  desarrollar una obra propia y con significado.

Oky: “Jota para Bill Monroe”. Madre mía lo que uno aprende de jotas y mandolinas en tres minutos ¿La mandolina une géneros y continentes? (A continuación asistimos a una clase magistral de la historia de la mandolina por parte del Maestro Cubero)

Roberto: La mandolina está extendida por todo el mundo: en cada sitio tiene un sonido particular. En Italia está la napolitana, la genovesa, la veneciana…. Prácticamente en toda Europa. En Brasil se utiliza en el “choro” y la música tradicional brasileña. En Estados Unidos tiene una evolución muy peculiar. La italiana es de tapa plana y culo redondo de tablilla, pero cuando llegó a otros países se hizo con tapa plana y con agujero, al estilo de una bandurria. Cuando llega a los USA, la gente de Gibson desarrolló un híbrido con la mandolina y técnicas de tapa armónica de violín, se hizo una tapa curva por delante con agujero en F en vez de redondo, y eso hace que el instrumento tenga una voz propia y distinta, que es lo que te lleva a otros sitios musicales. Al final son melodías relativamente sencillas, que tienen su complejidad, pero que salen de las entrañas del que lo toca y van directas a las entrañas del que lo escucha. Eso, en cualquier música de raíz y en cualquier música tradicional de cualquier parte del mundo funciona así.

Aquí interrumpe Martín, sin maldad ya que hablamos de un fan, orgulloso de su disco “Flor de Canciones”, con preciosa portada y dedicado por Roberto hace un par de años.

Martín: En “Flor de canciones” ya hacíais colaboraciones, como con el gran e inclasificable Víctor Coyote.

Roberto: Sí, con Víctor Coyote y Lluis Gómez o Diego Galaz (que repite en Toribio).

Martín: Yo hago mis pinitos con la guitarra y me gusta cantarme el “Levántate Morenita” (risas). 

Roberto: ¡Es que es un temazo!

Oky: Hablábamos de flamenco y yo creo que cuando la música se complementa magistralmente con las letras algo pasa. Unos lo llaman duende y en muchas de vuestras canciones se oye pasar. ¿Cómo funciona entre vosotros la creación, la composición de las canciones?

Roberto: No tenemos un método establecido. Componemos un poco a impulsos. Para nosotros es tan importante el significado musical como el literario. A la hora de escribir una letra está muy guay decir lo que quieres decir, pero a mi modo de ver hay que decirlo de una forma que tenga profundidad, varias lecturas, con dobles sentidos, creando empatía y cercanía con el que nos oye.

Martín: Desde luego el secreto de vuestra fórmula está también en vuestras letras, en esa combinación -que resulta de una naturalidad apabullante- de lirismo y humor campechano que se empastan con precisión con una música igualmente sencilla y virtuosa. Y con esa retranca que tenéis bajo ese aspecto pulcro y serio en escena. 

Oky: Sí, el doble sentido, la retranca... Como la de G.U.A.D.A.L.A.J.A.R.A. Me ha costado horrores entrar en ese estribillo a tiempo. Salía de casa y a los diez minutos ya se me había olvidado llegar a la J (risas generales)

Roberto: Pues mira, precisamente lo escribí deletreado como si fuera un tabú decir Guadalajara, como si estuviera mal criticar a Guadalajara y lo que pasa allí. Porque Guadalajara es una tierra de caciques y es muy difícil que no te señalen con el dedo si dices cosas que no te gustan de lo que existe allí, pero que existen. Entonces es buscar la manera de decirlo, pero sin decirlo.

Oky: Vamos al presente. Háblanos de “Proyecto Toribio”. Me lo imagino llegando a un pueblo de La Alcarria como si fuera cualquier lugar de Irlanda, con tabernas con personajes sacados de Inisfree o fiestas en plazas de pueblos de Berlanga y Fellini. 

Roberto: Bueno, posiblemente no fuera tan idílico pero seguramente más interesante, con mucha tripa y sustancia. Toribio tocaba el violín con la ronda del pueblo, donde hacía las rondas para cantar a las mozas, pero esa música jamás trascendió de ese contexto, ya que no se grababa y prácticamente se perdió. A Toribio, ya mayor con 70 años, le grabó en su casa Xulio García a principios de los noventa, llevando a cabo una gran labor etnográfica en las llamadas “grabaciones de campo”.

Martín: Qué bonito, me recuerda a un libro-comic precioso que me regaló mi mujer sobre la Carter Family, que contaba cómo, para  recopilar las canciones populares en los años 30, A.P. Carter se hacía acompañar por todos los Apalaches de un músico afroamericano, Lesley "Esley" Riddle, que hacía de grabadora humana con su habilidad para memorizar las canciones.

Roberto: Claro, eso es la tradición oral. Con Toribio estuvimos escuchando las grabaciones de campo, estudiando su forma de tocar el violín y seleccionando temas unos ocho años, hasta que en diciembre de 2019 lo grabamos.

Oky: Todo el elenco de violinistas sabían de hace años entonces de este proyecto. ¿Cada tema lo han elegido ellos o lo habéis asignado vosotros? ¿Sabían del buen hacer de Toribio?

Roberto: A Toribio en concreto sí, porque es muy conocido. Con todos los violinistas tenemos amistad y cierta relación. La cosa fue ir tomando contacto con la pieza. Yo he pensado que a ti te pegaría más una jota; a ti un pasodoble. Al final con la amistad la cosa fluye fácil.

Martín: Yo, en mi desconocimiento, no atribuía el violín tanto a una tradición española como puede haber en la música popular en otros países. ¿Este proyecto reivindica un instrumento algo perdido en la tradición musical española o castellana?

Roberto: Aunque no fuera muy extendido, el violín tuvo épocas muy importantes en nuestro país. Hoy en día, en las cuadrillas murcianas o las de La Mancha, o en los verdiales malagueños, se toca el violín. En La Alcarria, en cada pueblo había su ronda y en cada ronda un violín. En otros sitios se tocaba la dulzaina o la bandurria, que eran instrumentos más de calle, más potentes, pero en esta zona el violín era el rey del baile y de la ronda.

Martín: Después del “Quique dibuja la tristeza”, que es una de una belleza sobrecogedora, supongo que teníais ganas de pasar página y sacáis “Errantes Telúricos”, más evocador y diverso. Y a pesar de ser un disco con muchos colaboradores tiene mucha coherencia. ¿Cómo surgió la idea? ¿Fue la discográfica, vosotros, o surge quizá de alguna colaboración anterior que desemboca en esta fantástica mezcolanza?

Roberto: En principio surge porque la discográfica nos propuso grabar una canción con Grupo de Expertos Sol y Nieve para editar como single o single digital. Después hicimos otra con Amaya, con la que hemos actuado alguna vez, y al tener dos pues nos lanzamos a hacer un larga duración. 

Oky: Siendo vuestro sonido tan peculiar, tan fuera del mercado, tan “outlaw” (fuera de la ley). ¿Cómo ha sido el trabajo para adaptarlo a cada colaboración?

Roberto: Está muy guay tener estas colaboraciones, porque es como poner encima de la mesa la prueba de que nuestro sonido no es tan raro, ni tan difícil ni tan descabellado. Que es asequible a cualquier artista pero también a cualquier público. Es una manera de demostrar que no tienes que ser un friki para que te gusten nuestras canciones

Martín: Mis favoritas son las de Rocío Márquez y Amaya, dos artistas libres y talentosas. 

Roberto: Rocío es auténticamente top. Es talento puro y sabiduría y ganas. Lo hace todo desde el fondo, no se guarda nada. Amaya tiene mucho talento e instinto y, aunque es muy joven, a veces no lo parece cuando canta. Está claro que tiene margen de mejora y recorrido, que se lo dará la experiencia. 

Oky: Las mías la de Cristina y sus grititos y Nacho Vegas con su lamento. ¿De dónde vienen?

Roberto: “La Rama” es tradicional de Extremadura, es un baile de panderetas que practicaban las mujeres mientras cantaban. “La Boda y el Entierro” es tradicional de la parte norte de Guadalajara, del pueblo de Bustares.

Oky: Vuestra presentación en Madrid va a ser un acontecimiento. Tiene una pinta excelente, que va a ir más allá de las 14 cuerdas. Viendo el elenco vais a pasar de ser dos a unos cuantos más. ¿Nos puedes contar algo? Igual habéis pensado en aprovechar la oportunidad de grabarlo. ¿Habrá más sorpresas?

Roberto: Esta temporada, para la presentación de este disco lo hemos planteado en formato trío con María San Miguel al violín. Pero tanto para Barcelona, el día 2, como para Madrid, el 9, lo haremos con prácticamente todos los invitados de “Errantes Telúricos”. No habrá baterías pero sí guitarras eléctricas. Habrá sorpresas porque haremos canciones con algunos de los invitados que no están grabadas.

Oky: Supongo que habéis tenido que cancelar alguna cita importante por la pandemia, en plena ebullición de vuestro momento. ¿Cómo veis el futuro de las actuaciones en directo? Vamos a pasar de los grandes estadios a los pequeños recintos como teatros o bares, algo a lo que ya estáis acostumbrados.

Roberto: Sí, pero aunque se adapte bien a nuestro formato todavía sigue siendo difícil porque muchas cosas se cancelan o posponen, pero hay que tirar palante.