Morgan: The River Tour, atrapados en su cauce


Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Jueves, 18 de noviembre del 2021

Texto y fotografías: Javier Capapé

El festival de Jazz de Zaragoza se estrenó en su edición número 38 de la mano de Morgan y la presentación en directo de su más reciente disco "The River and the Stone". La gira del cuarteto hizo su segunda parada en Zaragoza tras el arranque el pasado 4 de noviembre en Alcalá de Henares, y pese a poder pensar que una fecha tan temprana en su gira podría adolecer de cierta falta de rodaje nos encontramos con un grupo totalmente engrasado con unas canciones que encajan a la perfección con su repertorio más clásico. Los temas de "The River and the Stone" no desentonaron lo más mínimo (y eso que interpretaron nueve de sus diez composiciones) y muchos de ellos parecieron asentarse cómodamente entre el resto como nuevos himnos, totalmente imprescindibles casi desde su estreno.

Desde los primeros compases pausados de "Hopeless Prayer" Nina nos encandiló. El sonido de la Sala Mozart del Auditorio zaragozano era espléndido y el calor del público auguraba una noche de las que perduran. Continuaron con "River", al igual que ocurre en el disco, aunque esta vez con algunos problemas técnicos en la guitarra de Paco López, que no nos dejaron escucharla en ningún momento del tema. Sin embargo, una vez solucionado este contratiempo, afrontado con una filosofía muy positiva y sin ninguna cara larga por parte del equipo (es lo que tiene enterarse de todos los pormenores cuando se ve el espectáculo desde la primera fila), "Blue eyes" dejó que notáramos toda la pegada del grupo, con las cuerdas de la eléctrica rugiendo a gusto y con todo el grupo cabalgando sin remisión hacia una noche mágica, llena de momentos para enmarcar, pero sin recrearse en efectismos, solo atendiendo al placer de una música perfectamente ejecutada y una pasión encomiable por su oficio. "Attempting" siguió como un tema de carretera, con el que rodar y dejarse llevar a los mandos de una potente máquina de ritmo preciso, como demostró toda la noche el batería Ekain Elorza. En este tema además sorprendió ese órgano juguetón en el tramo final de la mano de David Schulthess, todo un maestro deslumbrando al público con sus teclas.

Paco López se colgó la acústica para la soulera "On and On". Un tema que crece a cada escucha en el disco y que brilla más si cabe en su interpretación en vivo. Algo en lo que todo el grupo ha mejorado mucho desde sus primeros pasos. Sus discos son soberbios, pero sus directos rozan cada vez más el apelativo de sublimes, yendo un paso más allá que en sus grabaciones de estudio al dejar más rienda suelta a todo el potencial de Nina, así como dando más espacio a los teclados de Schulthess o a unas guitarras más crudas y destacadas al frente.

No faltaron algunos de sus primeros clásicos como "Work" o "Goodbye" antes de llevarnos al barro con "Paranoid Fall", donde Nina dejó su piano a un lado y se lanzó a cantarla desde el centro del escenario, venciendo parte de su timidez característica cuando deja a un lado lo estrictamente artístico. ¡¡Menudo cañonazo que es esta canción!! Un hito y buena muestra de su versatilidad. Después de la tormenta llegó la paz con la plegaria de "Silence Speaks", donde nuestra frontwoman favorita consiguió estremecernos con esa facilidad suya tan pasmosa para parar el tiempo cuando sus cuerdas vocales vibran. La guitarra de Paco López volvió a hacernos volar en el solo de "WDYTYA?", una canción arrastrada pero soberbia en su ejecución y tratamiento, donde evidenciaron que sabían mantener a todo el público de la sala con la boca abierta hasta en los momentos nuevos menos testados.

Las ganas de moverse del asiento llegaron con "Oh oh" y la más disco "Flying Peacefully", aunque la intensidad bajó (pero no el sentimiento) para encarar la insustituible "Volver", así como su última perla en castellano "Un recuerdo y su Rey". Algo menos efectiva que las otras lanzadas en nuestro idioma, pero igualmente querida por todos los congregados. Seguramente por sentirnos más tocados por una letra que podemos entender sin necesidad de traductores.

"Home" volvió a manifestarse como su mejor baza. Una canción redonda. De esas que muchos cancioneros ansían y no consiguen lograr en toda una discografía. Sin embargo Morgan nos la regaló con su debut y sigue siendo pieza clave en todos sus conciertos por ser pura emoción, con unos coros a cargo de Paco López tan sencillos como claves para redondear un estribillo perfecto, mientras Nina hace que nuestros ojos se humedezcan y toquemos una vez más el cielo. Aunque su letra quiera alejarnos de casa ("every mistake I make takes me away from my home") esta canción es realmente el lugar al que regresar, ese hogar que todos ansiamos encontrar. Con todo el público ovacionando durante varios minutos tras acabar la interpretación de esta canción, la banda no pudo mostrarse más conmovida al reencontrarse con un público necesitado tanto como ellos de ese calor que nos regala la buena música en directo. Una ovación que va a quedar grabada en mi memoria por lo sincero de la misma, porque público y banda nos abrazamos casi literalmente al sentirnos en comunión con "Home". El verdadero motivo que nos había llevado hasta ahí. No necesitábamos nada más para encontrar la verdadera felicidad por un instante. Así que poco más se podía hacer para mantener ese éxtasis, aunque "A Kind of Love" funcionó a la perfección como cierre del set principal.

Tal vez podamos sacar un solo pero al concierto y es el cierto estatismo de la banda (completada ahora por Alejandro Boli Climent al bajo y Gabi Planas a los teclados y percusiones). Dispuestos en semicírculo pero sin apenas moverse de sus espacios marcados. Si tenemos en cuenta que Nina apenas deja de lado su piano en un par de ocasiones para adelantarse hasta el centro del escenario, quizá podrían plantearse cierta movilidad, aunque es cierto que así dejan claro que lo que les importa es la música que entre ellos cocinan, presentando su esencia de cara, por delante, más allá de escenografías y postureos.

Los esperados bises iban a ser generosos a tenor de lo que se estaba cociendo en la sala principal del Auditorio zaragozano, y así alargaron hasta casi la media hora con las cuatro canciones que nos regalaron como postre, desde la floydiana "Alone" (con un nuevo lucimiento de López a las cuerdas incluido) hasta la desgarrada "Sargento de Hierro" o la jubilosa "Another Road (Gettin' Ready)", en la que nuestros pies no podían parar deseando que la próxima vez que les veamos sea sin butacas de por medio.

Desenchufados y al frente del escenario, Paco López y Nina de Juan, mano a mano, derrocharon oficio con "Marry You". No tengo palabras para describir la forma en la que la voz de la madrileña me removió por dentro. Sin micro, pero haciendo resonar todas las paredes de la sala, haciéndonos sentir absolutos privilegiados por ser testigos de excepción de tamaña proeza vocal. Lo sabemos, pero hasta que no la escuchamos en directo no llegamos a ser conscientes de su potencial, de su maravilloso don. Difícil de encontrar algo igual. De verdad. Le faltará soltura para hablar entre canciones o presentar las mismas. Necesitará chuletas para acordarse de todas las personas a las que dedicar su agradecimiento para que los nervios no le jueguen una mala pasada, pero cuando su voz vuela libre, lo hace tan lejos y con tanta fuerza que es un torrente imparable, un don de la naturaleza hecho presente para todos los afortunados que podemos escucharla. Y con la banda cerrando por todo lo alto en la segunda parte de "Marry You", mientras agradecían a todo su equipo y mostraban nuevamente su emoción por lo vivido, se despidieron con un cálido abrazo hecho aplauso, que podría haberse alargado toda la noche. Porque sus canciones lo merecen, porque se lo ganaron en cada acorde y compás de su interpretación y porque lograron hacernos un poco más felices, que es de lo que finalmente esto se trata. ¿Quién necesita más con noches como ésta?