Fundación Francisco Frankenstein: Un, dos, tres, cuá


Sala Fun House, Madrid. Sábado, 2 de abril del 2022

Texto y fotografías: Skar P.D.

La sala Fun House puso el cartel de no hay billetes y además añadió una fecha más, en sesión vermut, para la segunda aparición de la banda mallorquina por la capital, con la diferencia de que esta vez no estaban inmersos en el cartel de un festival tocando a horas en las que el sol está en su apogeo. No es que el aforo de la sala sea multitudinario, claro, pero no deja de ser gratificante que esto ocurra, el "sold out", para recibir a una banda que, en principio, pudiera parecer que aún no reunía los condicionantes suficientes para que esto ocurriera. Otras bandas quizás con más nombre, incluso de allende las fronteras, no lo han conseguido. Tampoco estamos hablando de una banda nueva, que lo es, formada por jovencitos con ganas de comerse el mundo, ya que Fundación Francisco Frankenstein está compuesta por músicos con una dilatada experiencia en multitud de bandas, y vamos, que se podía pensar que su tiempo emergente ya habría pasado. Pero no es así.

En el caso que nos atañe sería muy presuntuoso analizar las causas por las que la propuesta de los mallorquines está resultando atrayente y sugestiva, viral por utilizar un término más actual, porque en realidad no hay mucho que analizar, y en este caso habría que añadir el adverbio "afortunadamente" que viene a significar un motivo de alegría, satisfacción...y por centrar más el asunto, motivo de diversión. Las ganas de divertirse, y de cervezas previas, eran palpablemente visibles en las caras de la gente ya desde que esperaban pacientemente a que la sala abriera las puertas, más bien porque habían llegado antes de la hora de apertura, no porque se retrasase la misma.

Más o menos a la hora prevista, lo que en su día comenzó como un trío y que, justo después de la publicación del, hasta ahora, su único larga duración, se convirtió en cuarteto con la incorporación de Teresa Soldado (guitarra y voces), que había participado en su grabación añadiendo las voces de respuesta a la canción "Ya No Te Quiero", salieron al escenario y simplemente dijeron: "Somos la Fundación Francisco Frankenstein y somos unos hijos de Putin", y se arrancaron con "No Se Os Puede Dejar Solos" para seguir con "Vente Vente", o sea,  igual que en "No No No", el disco que les ha dado a conocer.

El ambiente festivo de la espera en la puerta se trasladó inmediatamente al interior de la sala porque salvo que se tenga la cabeza atiborrada de prejuicios a ver quién se resiste a corear "No, no no no, no se os puede dejar solos" o "vente vente a hacer el animal". Y es que la propuesta de esta banda es muy simple: cuatro acordes y un par de frases abundando de forma irónica en dichos costumbristas y que se toman a cachondeo determinadas poses y actitudes de una forma simplista quizás, pero irónica, efectiva y festiva donde las haya, porque a ver quién no ha dicho alguna vez "vaya sobremesa de mierda que está dando el cuñado” y todo en apenas minuto o minuto y medio. No es necesario más.

Se pusieron amorosos con "Ya no te quiero", y después de corear "Lo que no puede ser, no pude ser y además es imposible" o "tú eres tonto fuera de aquí que no te vuelva a ver", pusieron a toda la sala a gritar "reguetón, reguetón" en ese tema llamado "El General", recordando al general Franco, pero que nadie se asuste porque están hablando del panameño Edgardo Franco, más conocido por ese apodo y que entre otras cosas es uno de los precursores, sino el origen, de la plaga que inunda y acapara toda la atención de los medios convencionales y generalistas y que responde a ese nombre. El reguetón ese, o como coño se escriba.

Pero allí en la Fun House lo que pasaba tenía más que ver con otros tipos de músicas como el punk ramoniano de "Nadie En Casa" o "Ya No Estamos", a veces disfrazado de surf , "Yo No Hago Surf'" o el rock más clásico, invocando a "La Rebelión De Las Máquinas" y directamente haciendo partícipe a la audiencia de parte de la letra, por lo que si ellos decían '"Hola campeón" la audiencia entre bote y bote y traguito de cerveza respondía "qué pasa máquina", y las sonrisas eran la demostración palpable que allí estaba todo el mundo para divertirse. 

A todo esto y entre las canciones conocidas, o sea todas las que pueblan su primer larga duración , fueron salpicando algunas de las canciones que van a configurar su próximo disco, ya que según comentó de forma socarrona David Clavo (voz y guitarra) "inexplicablemente los de Family Spree Recordings siguen confiando en nosotros", y que responden a nombres tales como "'Mal Rollo', "Superpobre" o "Gasolina Al Fuego", esta última ampliando sus esquemas sonoros y acercándolos a ciertos australianos que responden al nombre de AC/DC, más en los ritmos que en la melodía obviamente.

Hicieron amago como de que acababan pero allí nadie se fue del escenario y como no era plan de, en sus propias palabras, hacer el paripé de irse para volver a salir, presentaron otro par de canciones nuevas, "¿A Qué Piso Va?" o "Gracias Por Irte", para finalizar versionando un tema de una anterior banda de David llamada Los Alegres Difuntos y titulada "Explotando Al Trabajador" para acabar, esta vez sí, con su particular versión del "I Wanna Be Sedated" de los Ramones a la que llaman "Voy A Ser Un Drogata" que más o menos viene a decir lo mismo. 

Poco más de una hora para veinticinco canciones cortas, punzantes y vertiginosas por las que discurren palabras conocidas, pocas, y un tanto irreverentes, que son la seña de identidad de esta banda mallorquina e internacional, no en vano Sebastián Garay, alias Gato (batería), es argentino y Steve Withers (bajo) es originario de las islas británicas.

Pero que la calificación de banda divertida, que lo es, no lleve a engaño porque suenan contundentes y precisos y son la banda sonora perfecta para una noche de rock'n'roll sin pretensiones ni otras componendas arbitrarias. Y son, y esa es su principal aportación, un soplo de aire fresco para unos tiempos convulsos y que requieren de vez en cuando que la gente, sobre todo la que pulula por sitios menos convencionales, se evada de preocupaciones impuestas y salga a la calle sin más pretensiones que pasárselo bien. La Fundación Francisco Frankenstein cumple todos los requisitos.