Ramón Mirabet: “Free”


 Por: Javier Capapé

Hace más de diez años que Ramón Mirabet inició su andadura musical, y desde entonces nos ha presentado cuatro magníficos discos, el último de ellos el recién publicado "Free". Una colección de canciones fresca, producida junto a Joel Condal, como ya hiciera con el anterior "Begin Again", y que, en palabras de su autor, pretende cerrar un ciclo con su primer disco "Happy Days", publicado en 2013. Además de ser el final de una tetralogía en inglés, ya que a partir de ahora el músico de Sant Feliu de Llobregat dice querer experimentar con nuevos idiomas y estilos.

"Free" aspira a ser un canto a la vida y a las relaciones humanas desde la madurez, a la vez que quiere reconectar con su debut pero con la experiencia que le han dado los años. En sus canciones se respira la libertad desde el primer momento, con la luminosa "Shining Light", que nos hace conectar de nuevo con su característica voz, tan frágil como desgarrada, y sentirnos reconfortados por el poder de unas composiciones directas y vibrantes. Más reposada es "Psycho", en una especie de mezcla entre James Blunt y Amy Winehouse, con una entrega emocional por parte del catalán que ya hemos podido sentir en anteriores capítulos como "Home is where the heart is", entre la búsqueda de la esencia y la épica.

"Critical Battery" es enérgica y busca la reacción instantánea, las ganas de saltar y gritar de felicidad, algo que también ocurre en el cierre con "Hey summer!", pero hasta que ésta llega hay tiempo para pensar en el dolor de la ruptura en "Hope you listen to this song" (con un solo de guitarra muy a lo Nels Cline de Wilco) o para la reflexión entre la vida y la muerte con ese diálogo sentido con su padre que es "Barcelona son" (más cerca que nunca de las formas de Mumford and Sons). Hay intimismo sobrecogedor con estribillos redondos como ocurre en "If you cry", pero siempre mirando al pop, como ya pasaba en su anterior entrega, y algo más alejado de los toques jazzísticos que nos cautivaron en su segundo trabajo. Mirabet intenta ir a la raíz, adornar las canciones con los elementos justos sin que por ello se resientan en sus intenciones de conmover al oyente. Es su voz la principal protagonista en la producción. Una voz que puede ir en un breve espacio de tiempo de la melancolía a la jovialidad, una voz que es instrumento para transmitir desde lo más profundo, que nos ha cautivado a todos los que lo hemos ido descubriendo en esta primera parte de su carrera y que no deja de sorprendernos.

Con todo el disco, y como indica su nombre, Mirabet dice sentirse más libre, volver a la esencia de los años en los que tocaba en la calle. Por eso las canciones suenan más creíbles, desprovistas de aquello que nos despista, directas, como "Anytime wherever you go (Part 2)", que a pesar de su melancolía consigue iluminar con su crescendo épico y su potente percusión final. La más experimental "Animal" (con ciertos toques que pueden emparentarle con Gotye) puede parecer que desentona en el conjunto, pero su cadencia arropada entre programaciones arrastradas y guitarras arpegiadas nos sigue manteniendo atentos hasta esa explosión de color que retorna a la producción de algunos de sus temas más celebrados como "Those little things" en la ya citada "Hey Summer!", que nos impulsa y vuelve a definir a la perfección el espíritu de libertad de un disco que no podía tener mejor título. Porque eso es lo que se respira en todo su corto, pero preciso, minutaje: la libertad del que está seguro de dirigir por donde quiere su carrera. ¿Quién sabe lo que nos deparará su siguiente parada, que quizá le aleje radicalmente del sonido de sus primeros pasos? Sea lo que sea estoy seguro de que el catalán lo tiene ya muy claro y navega con firmeza hacia nuevo puerto, regalándonos por el camino pequeñas joyas como la que tenemos entre manos.