A veces ejercer de crítico se convierte en una experiencia la mar de placentera. Te entregan un disco que acaba de salir al mercado, de forma gratuita, para que lo escuches y juzgues de una manera “objetiva” la calificación que merece dicho trabajo. No sólo te convierten en juez y parte, sino que además tú opinión puede servir para decidirse a posibles compradores.
El placer y el ego, de convertirte por un momento en alguien importante, se multiplican en el mismo instante en que llegas a casa y descubres que dentro del sobre que te acaban de pasar se encuentra una “obra maestra”. Pues bien, está semana he tenido la oportunidad de disfrutar de esta sensación. Hasta mis manos llegó un disco grandioso. En este caso la joya en cuestión se titula “Heavenly Hell”.
“Heavenly Hell” es el cuarto trabajo de L.A., bajo estas iníciales, de apariencia pretenciosa, se esconde Louis Albert Segura, un veterano de la escena alternativa mallorquina. Un auténtico trotamundos del “underground” balear, no en vano lleva paseando su arte desde el año 1994, en bandas cómo, The Green Cherries, Los Valendas y The Nash. Con dichas bandas logra un cierto reconocimiento a nivel local, edita discos y logra realizar giras por escenarios internacionales. Todo ello hasta el año 2004, momento en que decide probar suerte bajo las siglas L.A.
Desde ese momento y hasta este 2009, contaba en el mercado con tres discos, Grey Coloured Melodies (2005), BellFlower Blvd (2006) y Wellcome Halloween (2007). A disco por año, si exceptuamos los dos años que ha tardado en ver la luz este maravilloso “Heavenly Hell”.
Dos años de duro trabajo. Canciones que han utilizado hasta 90 pistas, temas que han visto pasar una y otra versión distinta, hasta completar un total de 11, en algunos casos. Una ruptura sentimental de por medio y, por último, la mezcla por parte de Nick Didia. Todos estos ingredientes no podían dejar en nuestras manos simplemente un Lp más. Aquí tenía que haber algo especial.
El disco comienza con “Crystal Clear”, simplemente arrebatadora. Poderosa, enérgica, tres minutos repletos de fuerza. Es una de esos temas que sirven de desnudo emocional, una canción que habla de sentimientos. Sin duda alguna, si está pieza nos llegara desde Inglaterra pasaría al instante a convertirse en todo un himno, en un rompe pistas de cualquier discoteca alternativa. El vendaval no para, ya que tras ella aparece “Perfect Combination”, menos impetuosa que su predecesora, pero donde la voz de L.A. se carga de sensibilidad, en una perfecta combinación de guitarras y teclados, que nos sitúan ante una de las mejores canciones del disco. Tan sólo van dos canciones y esto tiene muy buena pinta…
De pronto una poderosa batería irrumpe, al instante un bajo la acompaña, esta perfecta armonía se convertirá en un “agradable” constante a lo largo de todo el disco. Estamos hablando de “Close to you”, más reposada que sus dos compañeras, sin embargo, no podría calificarse cómo peor. De fondo se percibe una guitarra juguetona, que da paso a un “riff” mucho más que aceptable, pero que nada tiene que hacer ante el punteo que sacude la canción y que es anuncio de su final. Otra buena pieza más, ya van tres. Tiene que haber gato encerrado, los discos suelen llevar tres canciones buenas y aquí hemos gastado las tres balas…supongo que ahora comenzará la decadencia…
Sin tiempo para plantearme mucho más, comienza a sonar “Elisabeth”. Definitivamente, debe de haber truco, la canción comienza con su estribillo “Anyway, anyhow you are like the sun…”. Estamos ante una de las canciones de amor del año, sin duda. No sólo es lo que dice, sino cómo lo dice. No sólo es lo que expresa en la letra, sino cómo suena la canción. Los primeros dos minutos de la canción son tremendos, repletos de sonoridades y fuerza, a medida que avanza el tema, el protagonismo de los teclados queda patente con sonidos que evocan campanas, mientras de fondo se oye “Elisabeth you are the one”, puro y duro romanticismo.
“Hands” es el corte número cinco, la canción que fue escogida para aparecer cómo primer “single” del disco. Precisamente no nos encontramos ante una mala canción. Comienzo a ser consciente de que en este trabajo no las hay. Cuenta con una poderosa aportación en el juego de baterías, supongo que esto es algo que podríamos denominar cómo “marca de la casa”. Una vez más, suenan de lo más rotundas, apoyadas en guitarras acústicas y en un gran trabajo por parte del teclista. Es sin duda una correcta canción en la que L.A. canta “If you wanna leave this town please take my hands”. Otra perfecta unión de melodía y letra. Porque no, no todos los que cantan en inglés, lo hacen para esconder frases vacías. Al menos desde Mallorca nos ha llegado una excepción, quizás la que confirma la regla.
Tras ella, “The Sweetest Goodbye” es, sin duda, uno de los cortes más intimistas del Lp, al menos en primera instancia. Llamará la atención del oyente la importancia que adquieren los teclados. Un servidor que es muy fan de Morrissey, no puede evitar ver reminiscencias de “I Have forgiven Jesus”, en fin, cosas mías. Posteriormente y, a medida que avanza la canción, se va abriendo paso el sonido de guitarra, la cual logra dotar al tema de un revestimiento mucho más rockero. El sonido del teclado es engullido por el resto de instrumentos…para imponerse de nuevo, en un final de canción de lo más delicado.
El siguiente corte es “Stops the Clocks”, con una intro relajada que imita el “tick tack” de un reloj, apoyada en basada en un juego de guitarras acústicas y mandolinas. A partir del minuto uno rompe de una manera sorprendente. Una potente base rítmica, por enésima vez, y una guitarra sencilla, logran dar calidez y robustez, a lo que se suponía sería una canción reposada, al menos así comienza y termina está canción, lo que ocurre por el camino es simplemente impresionante.
De pronto, tengo que mirar a mí equipo de música. Suena “Evening Love”, la que rompe por completo los moldes del disco. Nos encontramos ante un tema con una base directamente “funk”, plagado de orquestaciones sintéticas. Sin duda, todo un cambio de registro. ¿Para bien o para mal?. Decisión del oyente. No esconderé mi escepticismo personal en la primera escucha, tampoco mí rendición incondicional a partir de la tercera.
Tras ella, vuelve la tempestad, retornamos al cielo o quizás al infierno, de la mano de “Heavenly Hell”, la que títula el disco. Quizás una de las canciones más oscuras del mismo. Repleta de belleza, parte de esta belleza radica en ese falsete imposible que dibuja L.A. Lleno de expresividad, de sentimiento y en ese magnífico tratamiento del wah-wah y de las bases…Nos estamos acercando al final.
“Microphones & Medicines” es, a priori, la pieza encargada de cerrar el disco. Otra gran composición de carácter pop-rock que aparenta calma, para ir “increscendo” poco a poco hasta estallar. Otra desgarradora canción, en la que las palabras son declaraciones de intención “You´re so wonderfully perfect” canta L.A. Con esta canción se cierra el disco…al menos oficialmente.
La pista once nos sorprende con un tema oculto, sepultado tras una nube de ruidos. Son dos los minutos de espera. En ese momento una nube de “loops” abre paso a la voz, en la que podríamos calificar como “la verdadera y única melodía intimista” de todo el disco. Poco importa ya esta canción, todo está dicho en las diez anteriores. Mi veredicto es claro…
Intentar plasmar en una reseña lo que es “Heavenly Hell” es harto complicado. Definirlo, encuadrarlo, decir que es esto o aquello, sería un juego de trileros. Lo verdaderamente importante de este trabajo, es que acaba y sólo deseas volver a escucharlo. Por todo ello me limitaré a decir lo siguiente. Escuchadlo, os aseguro que cómo poco no os dejará indiferentes… y si después de escuchar, no os gusta, creo que podremos afirmar que no tenéis ni idea.
Por Javi
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