
Fría noche la del pasado miércoles en Madrid. Frío en las calles y dentro de la sala, costó entrar en calor, y no sería por el empeño que pusieron las dos grandes bandas que pudimos presenciar en la céntrica sala de la capital.
Se puede achacar un poco a los horarios. Cuando saltaron puntuales al escenario la banda británica The Whybirds, apenas había cincuenta personas. Aún así, desparramaron todo su potencial desde que empezaron a atacar con los temas de su último disco “Cold Blue Sky” y del primero de título homónimo. Rock contundente, directo y sin concesiones, esto fue lo que nos ofrecieron a la poca parroquia que nos dejamos caer a esas horas, a la que tan poco estamos acostumbrados. Puro rock americano destilan canciones como “Girl is on Fire” y esos aires “Springstinianos” en su sonido, se hicieron ya del todo patentes cuando se arrancaron con “Rosalita (come out tonight)” del propio Bruce.

Los de Alabama salieron a por todas con “Marry me”, dejando claro que son una de las bandas más excitantes que puede verse sobre un escenario. Se les veía felices de volver a encontrarse con la audiencia de Madrid, pronto podría verse la botella de Jack Daniels paseándose de mano en mano por el escenario. Mientras disfrutábamos del rock americano que destilan los de Alabama , no faltaron canciones de su último disco “The Big To-Do”, aunque fueran los temas de discos anteriores como “The Dirty South” cuando realmente se llegaba al éxtasis.
Aunque se echó mucho de menos la ausencia de su anterior guitarra y compositor Jason Isbell, el nuevo miembro y guitarrista John Neff nos sorprendió a todos con su técnica y estilo al pedal steel. Suyos eran esos sonidos camperos y con aroma country que impregnaba a toda la sala. También se echó de menos –comparado con la anterior visita, mucho más activa– a la bajista Shona Tucker, que esta vez pasó un poco desapercibida.

Texto y fotos: Alberto Vicente