Primer disco de Reina Republicana

Desde Pamplona llega a nuestras manos  el más que interesante debut de Reina Republicana. Una formación que en estos días anda presentado las bondades de su primer larga duración, de título homónimo como mandan los cánones de todo trabajo inicial, y sobre el que debemos confesar que nos ha sorprendido gratamente, logrando superar con creces las expectativas generadas después de un periplo de dos años en que han conseguido compartir cartel con algunos de los grandes grupos de nuestro panorama y haber sido nominados como finalistas en los concursos de grupos revelación de “Disco Grande” y del Festival Contempopránea.
Reina Republicana logró captar nuestra atención gracias a una sugerente portada en la que no han dudado en incluir la imagen en blanco y negro de una mujer tendida que mantiene una conversación telefónica, signo inequívoco de que para ellos el aspecto formal tiene una gran importancia. No dudando en mostrarnos abiertamente su gusto por un tipo de imágenes que en los años ochenta ya pusieran de moda The Smiths, eran componente habitual en cada uno de sus Lp´s y singles, y que tampoco dudaron en utilizar los escoceses Belle and Sebastian, como sincero homenaje a la banda de Manchester.
Es verdad que una fotografía jamás puede servir para definir lo que encierra un álbum, básicamente porque lo importante son las canciones, pero tampoco es menos cierto que algunos guiños invitan a que la perspectiva de enfrentarte al mismo sea más amena que en otros casos, y éste es claramente uno de esos ejemplos.
Lo que esconde “Reina Republicana” en su interior no es ni más ni menos que un auténtico ejercicio de pop, palabra que serviría para definir a las mil maravillas el disco, que bebe indistintamente de influencias tan diversas como las de Family, La Buena Vida, The Jesus and Mary Chain o My Bloody Valentine, por citar unos cuantos ejemplos, principales referencias que no deben oscurecer los ecos que entroncan al quinteto con la música pop de armonías vocales de los años sesenta, asoma en ciertos momentos la sombra de The Beach Boys, ni una querencia  sorpresiva y estimulante, y que deben explorar más puesto que en ella brillan con luz propia, por los grupos de chicas de ese período, al estilo Shangri-Las o The Ronettes.
Debemos destacar la efectividad que muestran en canciones como la inicial “Que Cunda el Pánico”, corte de amor en el que una tormenta de capas sonoras se funde a las mil maravillas con la delicadeza de una sección de cuerda que eleva sobremanera la calidad de la composición, “La Reina”, amenaza con ser el tema que haga enardecer al público en  sus directos, o ese sorprendente amago de “bossa” que supone “Mar Diamante”.
Más ochenteros y distorsionados se nos muestran con “Clondina”, “Ángeles pensando en Mí”, fenomenal de principio a fin, o “Los Días ya no Iluminan”, donde llevan hasta el extremo su gusto por The Jesus and Mary Chain, hasta el punto de hacernos pensar en demasía en su “Just Like Honey”.
Sin embargo, como decimos, donde más nos gustan es cuando miran más atrás y se convierten prácticamente en un combo de “chicas sesenteras”, recordando al gran Phil Spector en la producción, de la mano de la maravillosa y melancólica “Mala Memoria”.
Es entonces, una vez que se ha desgranado por completo el debut de Reina Republicana, cuando se entiende el motivo por el que parte de lo más granado de nuestro  panorama independiente ha colaborado con ellos; puesto que para la grabación de su primer álbum han contado con el apoyo de gente como Guille Mostaza, Paco Loco o Banin y Florent de Los Planetas y ahora también en Los Pilotos, por comentar tan solo algunos nombres. Y es que suponemos que nadie quería perderse el bautizo de fuego de una de las formaciones que está  llamada a perpetuarse dentro de la música alternativa de nuestro país. A buen seguro que con un poco de esfuerzo acabarán por encontrar su sitio, sobre todo si siguen facturando grandes composiciones pop.  De momento han mostrado parte de sus credenciales y parece que la cosa es más que interesante. Solamente nos queda por gritar a los cuatro vientos una última cosa. “Qué Dios salve a la Reina”…aunque en este caso sea republicana.
Por: Javier González.