Elefantes: Volver para quedarse

Madrid, 26 de Abril, Joy Eslava. 

Volvían Elefantes a Madrid después de los ocho años de parón como banda. Y lo hacían de la mejor forma posible, con dos llenos en días consecutivos en la madrileña sala Joy Eslava. Una cita marcada como importante en nuestros calendario a la que desde “El Giradiscos” no quisimos faltar, motivo por el cual una nutrida representación de nuestra web decidió acercarse, entre la emoción y el nerviosismo, hasta la calle Arenal el pasado viernes para volver a disfrutar de las evoluciones en directo de uno de los grupos nacionales hacia los que sentimos un mayor cariño. 

A nuestra llegada a la sala, con escasos minutos de antelación sobre el horario previsto para el comienzo de la actuación, pudimos comprobar el fenomenal aspecto que presentaba la Joy, repleta de un público, que en su inmensa mayoría sobrepasaba la treintena, que esperaba con expectación que el reloj marcara las nueve de la noche. 

Fueron puntuales los miembros de la banda a la hora de hacer acto de aparición, y arropados por una suave introducción fueron asomándose a las tablas del céntrico recinto capitalino, agarrando sus instrumentos para dar rienda suelta a los primeros compases de Aún más Alto, encargada de abrir su nuevo disco, a la que siguió Escuchar al Viento, ambas con ciertos problemas con la nitidez del sonido, subsanados a medida que los nervios se templaron, y a las que acompañó Me he vuelto a Equivocar, tema que hacía las veces de apertura en Azul, sin duda alguna su trabajo más conocido. 

Apenas tres composiciones que a la postre resultarían ser toda una declaración de intenciones. Y es que la velada estuvo marcada por el protagonismo que los catalanes decidieron otorgar a El Rinoceronte, Azul y La Forma de Mover tus Manos, que, salvo un par de composiciones extraídas de Somos Nubes Blancas, fueron los tres trabajos que sostuvieron las casi dos horas de concierto. 

Durante toda la noche asistimos a un intercambio entre clásicos y novedades que, como es habitual en estos casos, hicieron que el concierto por momentos tuviera efecto pendular, con sus subidas y bajadas, provocadas únicamente por el hecho de que el disco aún no está rodado y el público no está familiarizado con muchas de las bondades que encierra. 

Porque, siendo sinceros, a ojos del crítico, es decir hablando estrictamente de lo musical, la actuación rayó a un gran nivel durante toda la noche. Tanto por el derroche de ganas y pasión que le puso toda la banda, la base rítmica que marca Jordi Ramiro, la templanza de Julio Cascán al bajo y el saber hacer de Hugo Toscano a la guitarra, pero sobre todo el genial Shuarma, muy locuaz durante toda la noche que con esa sensibilidad y teatralidad marca de la casa, a mitad de camino entre David Bowie y Bambino, pero dotadas de una calurosa cercanía y sobre todo mucho arte. Como también por el hecho de habernos enfrentado a casi dos horas de actuación en lo que predominaron fueron unas canciones repletas de efectividad y que contienen un condimento único: el sabor de aquí, de la música pop-rock con factura española y unas raíces casi flamencas que por momentos son innegables. 

Y claro cuando uno es capaz de mezclar con acierto todos esos ingredientes, apoyándolos en cortes como Azul, la que les dio a conocer al gran público, los aires aflamencado de Me Falta el Aliento y La Niña Morena; Se me Va, interpretada con el alma por toda la banda y que, como confesaron, para ellos solamente tiene el pero de no ser suya; el amorío incondicional que desprenden en Que yo no lo Sabía o Por Verte Pasar, y en la divertida forma de sacar adelante Cuéntame, mientras el respetable se va regalando los oídos con Escuchar al Viento, sus 10.000 Formas de solucionar los problemas, la dinámica positiva de Descargas Eléctricas y hasta su “pequeña amenaza” a un tal “Sr.Wert” en No me Busques, es altamente complicado no salir victorioso de cualquier envite. 

El primer amago de despedida tuvo lugar después que los barceloneses interpretaran Piedad, ante el éxtasis colectivo de una audiencia que ni por un momento pensó que aquel fuera a ser el punto y final de la noche. 

Volvieron, ahora sí por última vez al escenario, para repasar cortes como Al Olvido, Somos Nubes Blancas y una emotiva Momentos, a la que presentaron con un discurso del que nosotros rescatamos el siguiente extracto: “Cuando entre nuestras ciudades hay momentos de tensión las personas tendemos a unirnos”, unas palabras que creemos deberían ser tenidas en cuenta por nuestros representantes más interesados en buscar discordias que en tender cabos entre hermanos; un discurso que remataron tocando el triste fallecimiento de Tito Vilanova, el que fuera entrenador del F.C. Barcelona, cuyo nombre fue seguido de un rotundo y emocionante aplauso por parte de toda la sala, al que dedicaron la canción. 

Y cuando parecía que la actuación tocaba a su fin, con unos Elefantes ya reunidos a los pies del escenario recogiendo el calor del público madrileño, Shuarma buscó con su mirada a Juan Luis Ambite, responsable de la programación de Joy, además de bajista de Jaime Urrutia y ex miembro de otros de nuestros grupos favoritos de siempre, Los Pistones, quien les autorizó a poner el broche de oro a la noche con la interpretación intimista de Me Gustaría poder hacerte Feliz, con la que ahora sí dieron por finiquitada la actuación. 

Con la música de The Doors acompañando la salida de la gente como ya es tradición habitual en Joy, comenzaron las primeras reflexiones acerca de lo vivido, las cuales nos llevaron a darnos por altamente satisfechos con lo que habíamos visto. 

Elefantes demostraron el pasado viernes que siguen conservando intacta su capacidad para generar emociones y conectar con el público a través de unas composiciones relativamente sencillas pero que han logrado tocar la fibra de miles de personas. Repito. Miles. Y a los que preguntaban desde ciertos medios con sorna que ¿si era necesaria su vuelta y que para qué volvían? Les digo, a título personal dos cosas. Una, vuelven para quedarse, como ya nos anunciaron. Y sí, su vuelta era necesaria, sino que se lo pregunten a las casi dos mil personas que se acercaron a verles a Madrid. Ya quisieran muchos otros, “más cool y modernos”, movilizar tanta gente para sí mismos. 

Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com
Foto: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”