Volviéndonos locos con León Benavente




Festival "Peñíscola From Stage", Domingo, 11 de julio de 2021. 

Texto y fotografías: Javier Capapé 

 En tiempos revueltos y veranos a medias cualquier momento que suene a normalidad es bienvenido. Nos hace sentir como antes, cuando los conciertos no tenían que regirse por las normas del momento. Así afrontaba este concierto de León Benavente en la Playa Sur de Peñíscola durante mi descanso estival. Evidentemente las restricciones se imponían, pero la sensación de mayor libertad estaba ahí, en el recinto del "Peñíscola From Stage", festival nacido al calor del verano en la localidad castellonense. León Benavente volvía a los escenarios después de casi un año en barbecho tras el fin de su gira "Extraordinaria" del 2020 en el Bosque Sonoro de Mozota. El viernes 9 de julio arrancó en Zaragoza la actual gira que les llevará de nuevo por escenarios de media España en este verano del 2021 y el pasado domingo se produjo su parada junto a la Sierra de Irta en el escenario del citado festival de Peñíscola, que ha congregado a artistas como Loquillo o Stay Homas en los primeros días del mes de julio junto a la arena de la playa levantina.

Los "leones" no tienen nuevo disco que presentar. Más bien esta gira es una manera de prolongar la vida de su último álbum "Vamos a volvernos locos" antes de que salgan sus nuevas canciones a la luz. Por eso mismo el repertorio que traen a los escenarios es muy similar en fondo y forma al de su anterior gira, pero no por eso dejan de sorprendernos, porque cada vez que Abraham Boba y compañía se ponen frente a su público sus fantásticas dotes de banda armada para disparar auténticos cañonazos hechos canción no defrauda. Lo suyo no solo es pose, que también, sino rock musculoso con una ejecución perfecta y con mensaje que remueve y provoca. Una auténtica maquinaria del rock que nunca deja indiferente y que será muy difícil que nos cansemos de ver una y otra vez. Así, a pesar de repetir casi el mismo repertorio que escuchamos en Mozota en la última cita de su gira "Extraordinaria" el pasado septiembre (con algunos ligeros cambios de orden y un par de sustituciones en el setlist), resultaron de nuevo infalibles. Todas y cada una de las dieciséis canciones que escuchamos convencieron por su interpretación dinámica, junto a una más que solvente ejecución.

Antes de ellos habían abierto la noche The Black Beat, un interesante quinteto a punto de lanzar su primer EP que destiló aromas desde Black Crowes a Green Day, con guitarras pesadas y pespuntes de órgano Hammond. Algunas de sus canciones, como "She's like a Storm", les confirman como una banda a tener en cuenta si lo nuestro son los ecos al rock de los setenta, como bien demostraron con el cierre de su participación con una potente versión del "My Generation" de los Who

Pero a los que todos estábamos esperando era a León Benavente, y eso que el aforo no resultó ser el esperado en este tipo de eventos. A pesar de ello, los seguidores congregados bajo el escenario nos entregamos desde los primeros acordes de "Cuatro Monos", canción semi-autobiográfica de la banda, y jaleamos los versos más potentes de otras como "Ánimo, valiente" o "Aún no ha salido el sol", increpados constantemente por el mejor frontman de nuestra escena. Hubo momentos para la provocación más personal del cuarteto con temas como "Amo" o "Tipo D" y otros en los que parecimos volver a los tiempos donde no conocíamos las mascarillas al escuchar "Ayer salí". Vibramos una vez más con el tono visceral de "La Ribera" y más adelante con "Gloria" no pudimos evitar levantar el puño, tratando de dar respuesta a todas las cuestiones que recorren sus versos y gritando con verdadera felicidad ese estribillo magnánime.

La crudeza más intensa vino de la mano de "Celebración - Siempre hacia delante" o "Disparando a los caballos", mientras que las melodías más cristalinas se dejaron sentir en "Mano de santo", "Estado provisional", "Como la piedra que flota" o la generacional "La canción del daño", que sirvió de cierre antes de los bises. Éstos se centraron en la psicodélica "La palabra", así como en ese fantástico himno que es "Ser brigada", que dio por concluido el breve (poco más de una hora y cuarto) pero intenso concierto.

Todo estuvo medido al milímetro y perfectamente engrasado. Desde la potencia vocal de Abraham Boba a la precisión y contundencia de la sección rítmica a cargo de Edu Baos y César Verdú, junto a las guitarras afiladas de Luis Rodríguez. Y una vez más en un concierto de los "leones" fue también un factor clave su iluminación (tremendo trabajo de su técnico Lolo Salas) y su potente sonido que, como siempre que he podido escucharles en directo, volvió a ser tan claro como enérgico. Perfecto para un recinto al aire libre donde no siempre lucen como es debido los músicos. Pero las manos de Cristian Barros en los controles, para el que también tuvieron unas palabras, como para el resto de su equipo que hacen posible este montaje a lo largo de toda su gira, hicieron magia para poder sentirnos en una inmersión completa en su espíritu sonoro.

Atractivos en su discurso y en sus formas, provocadores en un nivel inigualable, pulcros en su ejecución y certeros en sus mensajes. León Benavente mantienen a raja tabla sus señas de identidad sea cual sea el escenario que pisen y nosotros seguimos extasiados y seducidos por su música como el primer día, emocionados al mismo tiempo por saber que al terminar esta gira las nuevas canciones del cuarteto serán una realidad. Disfrutemos mientras tanto de los últimos coletazos de "Vamos a volvernos locos" y de esos verdaderos himnos contenidos en su breve pero imprescindible discografía.