Por: Txema Mañeru
¡Qué pena me ha dado descubrir al escuchar este disco que Pat Fish acaba de morir hace unos meses! Estamos pues ante su disco póstumo, un poco a la manera de lo que hizo David Bowie, pues Pat ya sabía que se acercaba su final. Se cumplen ahora 40 años de su formación junto al genial guitarrista Max Eider, que también toca en este disco final, y que en sus comienzos contó con la presencia de David J, de Love & Rockets.
“The Highest In The Land” (Tapete Records / Gran Sol) trae temas compuestos en los últimos siete años, pues The Jazz Butcher no publicaban un disco desde el “Last Of The Gentlemen Adventures”, de hace casi diez años. Estamos por lo tanto ante un gran y emotivo trabajo de despedida cargado de crítica política y social como siempre había acostumbrado el bueno de Pat. De hecho se le comparaba a menudo con Ray Davies, Pete Townshend o Billy Bragg, ganándose pronto la admiración de artistas tan grandes, fundamentales y variados como Tom Waits, Mark E. Smith (The Fall), R.E.M. o del capo de Creation Records, Alan McGee.
Para la gestación de este último disco ha sido vital la labor del productor y confesor Lee Russell, que ha aportado además un buen montón de instrumentos. Hasta diez músicos toman parte en el álbum, media docena de ellos ocupándose de las guitarras, entre las que sobresalen las del maestro Eider, destacando también la trompeta de Simon Taylor en algunos temas. Una lista de de piezas que comienza de manera brillante con "Melanie Hargreaves’ Father’s Jaguar" a ritmo de elegante jazz con mucho swing y esa mágica trompeta. Suena más pop, pero a su estilo, en una "Time" con exquisitas guitarras y aromas que van de The Style Council a Kevin Ayers, del que siempre se declaró admirador, al igual que de otros grandes como John Cale, Syd Barrett o Lou Reed. Me encanta la trompeta con sordina de "Sea Madness", una especie de cuento sobre un inmigrante. En sus habituales buenas letras trata temas enormemente personales, como en "Never Give Up", un precioso lento melancólico con una cautivadora steel guitar, o en la excelente despedida con "Goodnight Sweetheart", otro genial lento contemplativo que pudiera encajar en el “Magic And Loss” de Lou Reed.
Su pluma afilada también se cuela en temas políticos relacionados con el Brexit, como sucede en "Running On Fumes" o en la vivaz y animada "Sebastian’s Medication", textos de los que debieras buscar sus letras traducidas. Siempre fue un luchador y a pesar de su cáncer no dejó ni sus vicios ni sus giras. Su voz suena mucho más grave que en sus comienzos pero mantiene su elegancia. ¡Ojalá hayan dejado más temas grabados porque este es un epitafio realmente brillante!