Bum Motion Club: “Claridad y Laureles”


Por: Javier González 

Bum Motion Club responde al arquetipo de banda joven que lleva un lustro editando canciones en formato Ep´s –“Niebla” y “Delta” dan fe de ello-, recorriendo con paciencia y buen tino el pedregoso camino del underground estatal en busca de hacerse con su propio hueco. Semanas atrás editaron “Claridad y Laureles”, su primer larga duración, un trabajo llamativo desde compases iniciales, capaz de hacerte apagar la luz y dejarte invadir por las sensaciones que despierta, algo que sucede con la inicial “La Muerte del Mañana”, donde la banda suena intrigante, exótica y cálida, algo que obliga a seguir tirando de su hilo a poco que uno se tenga por medianamente interesado. 

Cierto es que el universo de Bum Motion Club es cercano en sus sonoridades a bandas de sobra conocidas como The Cure, My Bloody Valentine, Beach House o Triángulo de Amor Bizarro; en sus composiciones encontrarás emoción pop y puro ruidismo, aderezadas por ambientaciones ochenteras, una potente base rítmica y pasajes que se dan la mano con el más acertado John Carpenter de B.S.O. que son joyas universales como “La Cosa” y “Golpe en la pequeña China”, que en su debut en formato largo se presentan envueltas en una acertada producción con evidentes y muy bien tratados muros de sonido; pero por encima de todo la principal virtud de BMC radica en la personalidad que muestran en sus letras al hablar de los temores, soledades y males generacionales de nuestro tiempo, sin olvidar el amor y el optimismo, a través de una lírica punzante, doliente y por encima de todo propia, que hará que tu corazón palpite a cada golpe de batería, embriagado por sensaciones que oscilarán entre la emoción y la empatía. 

La ya citada “La Muerte del Mañana” cala gracias a su letra desasosegante y a la vez sanadora; obligando a respirar profundamente antes de acometer la escucha de “Casi un Buen Día”, furiosa y arrebatadora, donde distorsiones, ensoñaciones y percusiones juegan a favor de obra, antes de que una voz espectral cante a las trampas generacionales y al amor. “Deprisa, Deprisa”, alejada del universo creativo de Carlos Saura pese a su título, donde atacan la soledad y la decepción sin tregua, “Abismo” es un ejercicio distorsionado y liberador, una historia de espinas con un punto esperanzador, previa a “Azul”, una joya que no llega a dos minutos de duración, dotada de un minimalismo que se abre y explota en mil pedazos. 

La recta final del disco no pierde tino, gracias a canciones como “Sangre”, donde obligan a que la rebelión sea tomada casi como obligatoria, el críptico mensaje de “La Ceremonia” –“España te ha abandonado/Europa se ha burlado”-, que levante la mano quién no se sienta identificado con la frase de marras, y “Afecto y Simpatía”, su particular “Inbetween Days”, donde le cantan al amor incondicional.

“Claridad y Laureles” brilla en su particular oscuridad, porque el oyente siente que este trabajo le acompaña y reconforta, compartiendo un poso de amargura y optimismo final en su regusto que sienta como anillo al dedo al conjunto de canciones. Contiene momentos brillantes, con la sensación de que todavía la banda no ha tocado techo, y es un gran punto de partida, si se acepta dicho término para una banda que a poco que la suerte acompañe puede tener su momento de gloria. 

Y si dicho momento no llega y les toca ser condenados a arder en la misma pira funeraria que al Divino César, podrán marchar tranquilos pues con su primer largo han conseguido pasajes donde se hace acreedores de verdes laureles que coronen sus cabezas, cosa que bien vista, no sería mal epitafio para una tumba. Radicados en Aranjuez, mucho me temo que llegarán hasta donde el público quiera llevarles. Desde aquí prometemos que vamos a seguir su pista, darán todavía más que hablar de lo que lo han hecho hasta ahora. ¿Apostamos algo?