Ilustres Principiantes: DELACUEVA


Fotografía: Vanilla Bloom.

El debut en solitario de DELACUEVA, “No Me Llames Artista”, llega cargado de intención. No solo inaugura una etapa creativa sólida y sin titubeos: también propone un debate necesario en el pop español. Para él, la etiqueta de “artista” ha perdido significado. Prefiere hablar de músicos, de personas que crean y comparten canciones, y del papel fundamental del público a la hora de convertir ese trabajo en algo que trasciende. De ahí nace el concepto que da título al disco, un mensaje que atraviesa sus diez temas y que funciona como columna vertebral de un proyecto que combina oficio, sensibilidad y una identidad muy marcada.

La esencia de DELACUEVA aparece nítida desde el primer corte: un pop de guitarras fresco y energético que pivota sobre melodías que se quedan a vivir en la cabeza, letras que construyen pequeños mundos paralelos y una personalidad que mezcla humor, vulnerabilidad y una insolencia amable que ya es marca propia. Canciones como “Así Bailaban Los Muertos”, “Partido en Dos” o “Soy Un Puto Criminal” dejan clara su intención: relatos que transitan entre lo luminoso y lo crudo, cuentos que se abren paso con imágenes muy visuales y una forma de observar el mundo que convierte cada historia en una pequeña escena cinematográfica.

El disco funciona también como un mapa de referencias que construyen la memoria emocional del autor. Desde Gabriel García Márquez a Woody Allen, de Digimon al imaginario “Art Attack”, pasando por guiños a Arctic Monkeys: todo aparece integrado con naturalidad en un universo estético coherente y profundamente personal. Ese imaginario se expande gracias a los videoclips y visualizers realizados por Vanilla Bloom, donde el músico baila coreografías tan imperfectas como magnéticas, comparte plano con gatitos surrealistas o “criminales” en pasamontañas, y transita lavacoches, cárceles o escenarios fantasmales con un humor que combina ternura y acidez.

Detrás de esta construcción —aunque él reniegue de la palabra “artista”— se intuye a un compositor que ha encontrado su voz. “No Me Llames Artista” consolida a DELACUEVA como una de las propuestas más prometedoras del pop emergente nacional: un debut lleno de criterio, pensamiento propio y canciones que funcionan como pequeños manifiestos melódicos. Todo ello arropado por una banda solvente —Jorge Portillo, Carlos Montull y Dani Katena— y una producción firmada por Noel Campillo.

“Yo solo escribo canciones; la magia la pone quien las escucha”, dice DELACUEVA. Y quizá ahí esté la clave de un proyecto que no busca explicar el mundo, sino devolverle un poco de asombro. En tiempos acelerados, este debut reivindica la emoción, la imaginación y el trabajo minucioso de un músico que entiende la música como un lugar habitable.