Por: Kepa Arbizu.
Invocando la figura del ser mitológico galaico Tangomango, esta banda viguesa no sólo toma prestado su nombre, sino sobre todo su mismo espíritu danzante. Dando continuidad a ese lúdico proyecto, llamado Black Stereo, formado por diferentes miembros procedentes de bandas como The Soul Jacket, Hendersons, Zamaramandi o Fanfarria taquicardia con ánimo de versionar temas clásicos de ritmos afroamericanos, ahora se encarna en un primer álbum homónimo construido entorno a un repertorio inédito.
Canciones que asumen los tratados del soul-funk tradicional, lo que remite por igual a The Meters, Funkadelic o Los Canarios, por aquello de compartir idioma, para convertir la pista de baile también en un espacio de reflexión. Es la portentosa voz de Toño la que nos atiende para responder nuestras preguntas.
Tangomango nace como una extensión del proyecto Black Stereo, donde diversos músicos os juntabais para hacer versiones de clásicos del soul o el funk, ¿llegó un momento en que fue irrefrenable la necesidad de crear repertorio propio?
Toño: Tenía un par de canciones dándome vueltas en la cabeza pero no me cuadraban demasiado con The Soul Jacket, aunque el estilo de la banda siempre fue muy abierto no las veía apropiadas, así que se las presenté a Blackstereo y empezamos a meterlas en el repertorio, en medio de clásicos de Marvin Gaye, Stevie Wonder o Jackson 5… incluso alguna vez las presentamos como un tema poco conocido de Prince (risas). Pasamos una temporada tocándolos en directo, y viendo que a la gente les convencía, decidimos componer más material, la banda ya estaba engrasada y todos teníamos ganas de material original así que fue fácil prender la chispa.
Aunque no fueseis en su momento una banda tributo al uso, partíais de temas ajenos. Teniendo en cuenta que ese concepto (el de banda tributo) está muy mal visto para el público más militante, ¿cuál es vuestra consideración sobre ese “fenómeno”?
Toño: Creo que las bandas tributo cumplen su función, satisfacer a los nostálgicos, fuera de eso no veo demasiada expresión artística ni creativa en ello. Tener que interpretar las mismas canciones una y otra vez sin poder cambiar una nota me parece una pesadilla, pero entiendo y respeto que es una manera de ganarse la vida, hay otras mucho peores. Creo que el problema no son necesariamente las bandas tributo, sino más bien es el público que se ha quedado estancado en las bandas legendarias y no son capaces de mirar hacia delante.
En este disco hay mucho funk y soul pero también psicodelia y un sonido muy orgánico, de banda de rock, ¿es una naturaleza de la que ni queréis ni podéis desprenderos?
Toño: El rock es un ingrediente que aparece en nuestra música, pero siempre ha sido así para bandas que son tótems en el estilo: guitarras con fuzz a tope, órganos rugiendo y voces con distorsión aparecían en canciones de Funkadelic, Jimmy Hendrix, Edwin Starr o en los Temptation más ácidos, las fronteras son difusas…
Esa mezcla de ritmos mencionados suele llevar a pensar que es un buen vehículo para la improvisación y la libertad interpretativa, ¿ha habido mucho de esos aspectos en la grabación?
Toño: Cuando entramos en el estudio las canciones no estaban cerradas del todo para que al grabar, en directo por supuesto, hubiera esos huecos para improvisar y fluir con el momento, por eso también invertimos mucho tiempo en la grabación para poder experimentar en el estudio. Creo que es importante para el resultado que queríamos lograr disponer de esa libertad.
Aunque musicalmente es un álbum diverso, hay un concepto muy homogéneo en cuanto a su discurso, una llamada a sobreponerse a los males y a empoderarse, ¿dicha temática responde al reflejo de un momento personal o era la idea que mejor os encajaba para este tipo de música?
Toño: El funk a pesar de ser una música bailable que invita a desinhibirse y abstraerse también es portador de mensajes incendiarios que en su momento respondían a las injusticias y desigualdades que la gente sufría. Aunque el tiempo ha pasado seguimos teniendo problemas que se repiten o que tras mucho tiempo no se han solucionado; pérdida derechos básicos, discriminación, marginación o la corrupción son problemas que persisten y que hay que seguir denunciando y contra los que hay que continuar luchando.
Teniendo en cuenta que sois una banda con muchos integrantes, ¿de qué manera se han gestado las canciones, ha sido un construcción en común aportando ideas todos o había ciertos roles establecidos a la hora de la composición?
Toño: Personalmente estaba en una época muy creativa cuando comenzamos a trabajar en la composición de este primer disco, seis de las nueve canciones nacieron de ideas que yo aporté, les presenté a mis compañeros el esqueleto de las canciones, ritmos, algún arreglo de metal, alguna línea de bajo, la melodía de la voz, pero todo bastante básico…. Después las poníamos en común en el local y las canciones ya iban mutando a manos sobre todo de Antonio “Monano” el teclista y Diego Alonso el saxofonista, que son unos arreglistas excelentes. Entonces de aquellas canciones esqueléticas surgían temas más complejos llenos de matices.
Un elemento llamativo es que usáis el castellano, ¿era una forma de trasladar con más nitidez al oyente el mensaje que queríais transmitir?
Toño: Sin duda, después de tantos años componiendo en inglés tenia la necesidad de dar un paso más para que las letras llegaran a la gente y que así el mensaje complementara a la música y viceversa.
Supongo que ha acostumbrado al inglés ha sido difícil esta adecuación al castellano, ¿te ha resultado más difícil a la hora de componer y escribir o la hora de ser cantado?
Toño: Fue un paso que me dio vértigo al principio porque siempre pensé que para componer en castellano tenías que ser un poco poeta, por lo menos para la concepción que tengo yo de hacer buenas letras… Me ayudó bastante el estilo, donde el mensaje es directo, todavía queda camino hasta conseguir componer de la manera que me gustaría hacerlo, pero estoy bastante orgulloso de lo que tengo hasta el momento en estas primeras canciones.
A la hora de interpretar las canciones, hacer las letras en castellano, me ayuda a interiorizarlas y transmitir esos sentimientos de los que tratan, poder compartirlas es liberador y aunque tuve que, en cierto modo, adaptar mi voz, creo que he encontrado el punto de conexión entre el idioma y el estilo.
Toño: Canciones como “A change is gonna come”, “Mercy mercy me (The ecology) o “ Strange fruit” que en su momento removieron conciencias y fueron punta de lanza de movimientos sociales creo que hoy en día no tendrían prácticamente repercusión porque vivimos en el individualismo.
Ojalá una canción pudiese volver a agitar a la sociedad, prenderle fuego al corazón aletargado, devolvernos la fe en la fuerza del grupo, de la comunidad, para lograr verdaderos cambios.
A pesar de esa reivindicación al baile y al movimiento que es el disco, y el propio nombre de la banda, hay temas más lentos o reposados, como “La fragua” o “Tu canción”, ¿bailar también tiene un sentido simbólico que se puede llevar a cabo desde el sosiego?
Toño: Estas canciones pedía otro tipo de tratamiento más sosegado ya que hablan de temas más personales y profundos, invitan a la reflexión.
“La Fragua” es un tema doloroso porque afronta el suicidio de dos seres queridos pero con una sensación agridulce, en la fragua estos amigos vuelven a ser materia pura y original para convertirse en algo nuevo y hermoso.
“Tu canción” trata de ser uno mismo en un mundo cruel donde constantemente te intentan moldear para que quieras ser alguien que no quieres ser.
“Club de funk” es un ejercicio de nostalgia sobre esos garitos donde poder mover el esqueleto con música afroamericana de calidad, ¿el baile tiene la capacidad de ejercer como evasión de los problemas pero también como llamamiento a la unidad y la lucha?
Toño: Bailar es un acto de rebeldía en si mismo, soltarse de las ataduras, de los prejuicios, deshacerse de los miedos y vergüenzas y expresarse naturalmente ante desconocidos que se encuentran en tu misma situación, fluir y recuperar una conexión ancestral con la gente que te rodea. Deberíamos bailar más.
“Polvo estelar” parece un llamamiento a resetear nuestro modo de vida, ser conscientes de nuestra fragilidad, ¿en demasiadas ocasiones nos sentimos el centro del mundo?
Toño: Aunque nuestras letras hablan de lucha y de cambio, en “Polvo estelar” me sentí atraído por la idea contraria, la del abandono total, dejarse llevar hacia el inevitable final, la extinción para volver a ser parte del universo, volver a ser la materia primigenia de la que se forma todo, volver a ser parte del todo.
A pesar de que muchas de estas ocasiones apelan a la iniciativa particular para no hincar la rodilla frente a las dificultades, “Más de un millar” suena a un canto colectivo, incluso político, ¿las soluciones pocas veces llegan de manera individual?
Toño: Para que haya un cambio global primero debemos cambiar nosotros mismos, nuestra manera de consumir, de relacionarnos con los demás, en un mundo globalizado es más importante que nunca, debemos ser conscientes de que nuestras acciones tienen repercusiones.
Tenemos las herramientas para actuar pero los miedos, el egoísmo y el condicionamientos son un obstáculo que hay que superar. Solo cuando ha habido una transformación en nosotros, una verdadera concienciación, podremos trabajar juntos para cambiar las cosas y uno a uno acabar siendo más de un millar.
Una de las múltiples referencias que se puede adjudicar a vuestro sonido es la de Sly Stone, del que hemos conocido recientemente su fallecimiento ¿cómo de importante es para vosotros su figura musical e ideológica?
Toño: En lo musical, esa fusión del sonido funk, rock, psicodelia… sin duda es uno de nuestros referentes, agregar esa gama de sonidos infinita a nuestra música es para nosotros un objetivo, que fluya con naturalidad como ellos lo hacían. Al igual que en su música nosotros también usamos los coros como herramienta para darle fuerza a las canciones de una manera casi espiritual, y bueno, Sly llevó el funk a otro terreno, aportando otros matices que no tenía el sonido de James Brown como mesías del estilo.
En cuanto a su filosofía fue otro precursor, una banda de hombres y mujeres, blancos y negros ya era una declaración de intenciones, todos tenían protagonismo, todos cantaban y tocaban, Sly era la locomotora pero todos eran importantes en la banda, como debería ser la sociedad donde todo el mundo debería ser escuchado y respetado. Sus letras son inspiradoras y aunque fuero escritas hace décadas siguen vigentes.
Creo que ha quedado claro lo importante que es el concepto del baile en este proyecto, una acción que se desarrolla principalmente en los conciertos, ¿para esta banda el directo tiene más trascendencia que nunca?
Toño: El núcleo duro de la banda somos seis músicos pero para que la experiencia del directo sea completa se han incorporado dos miembros más, Andrea Perez al saxo y Carlos Docampo a las congas. Es algo que quisimos hacer aunque la logística y las cuentas se compliquen, queremos disfrutar y hacer que el público disfrute también de esta gran banda. En el disco hay muchos arreglos de metales armonizando y no queríamos perder esa potencia en directo, también hay mucha percusión que le da ritmo a las canciones y eso en directo es fundamental para conseguir esos momentos de éxtasis casi tribal. En vivo desarrollamos los temas sin la atadura de los minutos del disco, permite deleitarte más en los momentos, darle un rollo más jazz-funk, psicodélico… dejarse llevar.
Teniendo en cuenta que casi todos los miembros de la banda participáis en otros proyectos, ¿Tangomango ha nacido como como un paréntesis puntual o tiene vocación de quedarse?
Toño: Estamos en un gran momento, con la ilusión del primer amor, cuando todos los esfuerzos no cuestan porque crees ciegamente en lo que estás haciendo, ahora viene lo mejor que es llegar a la gente con el primer disco y presentar nuestras canciones en directo. Yo apostaría a que Tangomango va a seguir creciendo, pondremos todo de nuestra parte, lo hacemos con pasión, el tiempo decidirá hasta donde llegaremos.