Supertramp y El Misterio de Paris

“I can see you in the morning when you go to school. Don't forget your books, you know you've got to learn the golden rule”. 

(Te veo por la mañana cuando vas a la escuela. No olvides tus libros, sabes que tienes que aprenderte la regla de oro) 

Ese domingo decidí hacerlo otra vez. Aprovechando que me quedaba solito en casa, eso sí, acompañado de mi inseparable crísis de los 40, me lancé a desempolvar mis discos y darme un homenaje musical. Ahora que el vinilo está de moda (¿alguna vez se fue?) siempre conviene dar un vistazo a lo que fuimos y lo que no dejaremos de ser. Viendo la colección de discos de una persona se pueden sacar muchas conclusiones. En este mundo mp3 no hay tiempo para la música. Cuando digo tiempo me refiero a momentos y al hablar de homenajes son para sacar a relucir aquéllos recuerdos de cuando le dedicaba a la música el momento que merecía; sin pantallas, downloads, dispositivos y demás milongas. Tú frente al tocadiscos.

Es frecuente ver en la web el auge de que el vinilo disfruta. Cada vez son más los comentarios de gente poniéndose en casita sus discos en un “tocata”, con la foto de la portada de LP incluída. Me reconforta saber que no soy el único que “sufre” el paso de los años, esos que al seguir escuchando a Creedence, Kinks, Marley, Berry, Davis, Who, Stones, Beatles, Black Sabbath, bla bla bla... no le hacen convertirse en una especie de dinosaurio.

Es difícil definir el apego que uno tiene a sus discos. Cuando escoges uno y te trasladas al momento (este me lo regaló mi amigo, éste lo compre en Londres, éste otro se lo afané a...). Esa ceremonia que da lugar a la espera, seguido de ése rasgueo de la aguja antes de cada canción, sabemos que nos hace peculiares, exclusivos e incluso maniáticos.

Al tener un bar durante ocho años y dada mi enfermiza pasión por la música, me convertí, sin quererlo pero bebiendo (la combinación bar-música forma parte del mundo del rock´n´roll) en una especie de guía (sin pretensiones ni aires de grandeza) para gente a la que doblaba en edad. La historia se repite; la música pasa de generación en generación. Es lo mismo que me ocurrió a mí con mi hermano mayor o a otros/as con su padre/madre o tío o amigos. Supongo que primero viene la iniciación y luego la curiosidad de cada uno.

Este artículo va relacionado con ese sentimiento, el que no se puede expresar con palabras ni imágenes. Qué mejor que utilizarlo con uno de esos discos que todos, sobre todo cuarentones/as, tenemos en nuestra colección: “Supertramp París”. Cuento con la probabilidad de que haya algunos detractores, hartos de este grupo sin cabida en la historia de la música, pero el vinilo, sin saberlo, era caprichoso, y todos hemos tenido discos que han formado parte de nuestra discografía particular.

Creo que es un disco que, en mayor o menor medida, hemos escuchado muchos de nosotros, con más o menos interés. La cuestión es que estando de mirón por varias tiendas (cuántas tardes hemos pasado comprando con cuatro perras auténticas joyas de nuestro repertorio) mis ojos repararon en algo insólito: en la sección de DVD ví claramente “Supertramp Live in París ´79”.

Séptimo álbum de este grupo británico de rock progresivo, publicado en 1980 y grabado durante la gira de promoción del álbum “Breakfast in America”, el 29 de noviembre de 1979, en The Pavillion en la capital francesa. Estamos hablando de hace justo 35 años para un álbum que hoy en día sigue agradando. Como una flecha fuí por él, con una mezcla de emoción y curiosidad y después de cerciorarme que nadie me observaba (como el que encuentra una cartera en el metro sin dueño). Efectivamente era el “París” en formato audiovisual. ¡Años y años comentando con colegas cómo serían esas canciones si viéramos su actuación!. Tiré de VISA y a la casa, con una extraña sensación de misterio. ¿Cómo es posible que no me haya enterado de semejante acontecimiento? (enseguida me vino ese cabreo, originado por la injusticia de la industria musical, dando bola a unos y menospreciando a otros, como, por ejemplo, cada vez que se publica el “Tubular Bells”, al que sólo le falta su versión country).

Al llegar a casa no sabía qué hacer: si satisfacer mi curiosidad del cuando, cómo y por qué o romper con el mito y verlo de inmediato. Opté por lo segundo aunque empezaremos por lo primero. Nada más buscar en la web ya me sorprendí. Había llegado un año tarde; se publicó el pasado verano de 2012. Mi sorpresa fue en aumento cuando comprobé la escasa repercusión que tuvo en los medios, sobre todo en las revistas más prestigiosas. Lo que sí predominaban eran los comentarios favorables de nostálgicos como yo. Al final dí con la única dirección en dónde se trataba el tema con absoluta relevancia: http://www.thelogicalweb.com/ . 

Allí cuentan que en julio de 2006, las cintas originales del álbum fueron descubiertas en la casa del batería del grupo, Bob Siebenberg, junto a material videográfico, Hacía ya casi 20 años que Roger Hodgson se había separado del grupo y que llevaba adelante giras musicales por su cuenta, sin pensar siquiera en la posibilidad de volver a reunirse con sus ex compañeros, con quienes estaba completamente peleado por los tan ya manidos derechos de autor. Las cintas originales fueron enviadas a los “Cup 'N Strings Studios” de Santa Mónica, California, para su remasterización digital, labor que llevó a cabo Peter Clifton, creador del documental “The Song Remains the Same” de Led Zeppelin´, que muchos de nosotros devoramos con avidez (y en VHS) en su época. La película original de 16 mm fue restaurada por el que fuera productor de la banda, Pete Henderson, que ha remasterizado el sonido partiendo de la grabación original y pasada a HD. Hasta aquí todo bien. Pero yo estuve en el concierto que dió Hodgson en la “Puerta del Angel de la madrileña Casa de Campo” en el año 2012. Realmente fue apoteósico. Escuchar todas y cada una de las canciones de Supertramp me hizo pensar.... en los derechos de autor. Recuerdo aquel mes de mayo como algo singular, satisfecho de oír por fín la voz del cantante original (hasta dos veces renegué de ver a Supertramp, en Madrid, sin su carismático vocalista principal). Como habrá observado el lector, en este artículo no se mencionan canciones, autorías o datos de la carrera de este Supergrupo (por respeto doy por hecho el conocimiento de nuestros lectores hacia esta formación que contiene cinco o seis canciones que forman parte de nuestras vidas).

A través de su página web, la Sociedad Supertramp, que forman Dougie Thomson (bajo), Bob Siebenberg (bateria), John Helliwell (saxo y showman) y el antiguo representante del grupo Dave Margereson, junto a la discográfica Eagle Rock, decidieron contestar públicamente a la carta remitida por Roger Hodgson (en total desacuerdo con sus anteriores compañeros) a los fans en relación a la publicación del DVD "Live in Paris 79".

“La Sociedad Supertramp posee la filmación de su concierto de 1979 en París. Ha sido firmado un contrato con Eagle Rock Entertainment para publicar este concierto en DVD y blu-ray. Eagle ha recibido la correspondiente licencia de MCPS* para publicar este producto. En este momento no hay planes para publicarlo en los Estados Unidos y Canadá, ni para que pueda ser reproducido en salas comerciales, ya que no hemos recibido la pertinente autorización de los dos compositores. Roger Hodgson ha estado informado respecto al contrato con Eagle. Se le han enviado las ediciones y las mezclas de sonido de la filmación a lo largo del proceso de edición y mezcla, incluyendo los resultados finales del mismo. En ningún momento ha expresado queja alguna respecto a la edición o las mezclas de sonido. Ha revisado y aprobado el diseño artístico de la portada del producto. Si tiene algo contra las fotografías de Supertramp o textos utilizados debería especificar dónde reside el problema, y Eagle y la Sociedad Supertramp lo revisarán. La Sociedad Supertramp y Eagle están orgullosos de presentar esta filmación de la banda en el mejor momento de su carrera. Lo único que lamentamos es que no sea el concierto íntegro y no incluya más música de Rick Davies debido a que no existe grabación audiovisual de cinco canciones, cuatro de las cuales son de Rick y una de Roger. Hemos intentado compensarlo añadiéndolas como material de audio extra acompañado por presentaciones fotográficas. Se trata de una gran filmación con un sonido soberbio. Es Supertramp en directo en 1979, ni más ni menos”. 

De este comunicado podemos sacar varias conclusiones y paralelismos. Es como si Ringo y Harrison sacaran un disco sin la autorización de Lennon y MCartney. Canciones que pertenecen a una seña de identidad como grupo pero que, en manos ajenas, se convierten en meras comparsas. Durante la grabación, Davies y Hodgson grabaron más de cuarenta canciones como demos (school, dreamer, take the long way home, crime of the century, breakfast in america, entre otras), de las cuales solo ocho fueron publicadas en el álbum. Debido a acuerdos comerciales, todas las canciones fueron acreditadas a ambos músicos de forma conjunta, si bien su asociación como compositores era ficticia y cada uno componía por separado. Es algo parecido a lo que le pasó a John Fogerty con la Creedence. Por desgracia también estuve en el concierto de Creedence Clearwater ¿Revisited? en Madrid (pantomima de grupo sin su mayor valedor: el cantante). Escuchar canciones de tus grupos favoritos en voz de otro no tiene adjetivos sino calificaciones: Infame.

Con esta pequeña desilusión llegamos a la segunda parte sin pies pero con cabeza. El momento del visionado. En el que ponemos todos nuestros sentidos para sentir algo que sólo nosotros podemos gozar. Remontarnos a aquellos años en que grabar este disco de LP a casette suponía un ejercicio de audacia (aguja, pause, play, rec, cinta, auto reverse, 30 o 45 o 90 minutos, calculadora para ver si cabía en una cara, vigilancia absoluta para no tropezar con la aguja…..)

Espero haber atraído la atención de alguien. Si es así, me alegra haber contribuido a compartir la ilusión que yo sentí. Es por eso que me permito no comentar el contenido de este DVD, para que el que lo adquiera lo haga con la sensación de que tiene una joyita. Simplemente la entradilla de este artículo, con la letra de “School”, da muchas pistas de lo que uno quiere transmitir. Nunca se puede satisfacer a todos. Pero seguro que a más de uno le ha sorprendido conocer que las canciones que durante “décadas” ha tenido en mente, se han hecho realidad “visual” con la publicación de este DVD que, si no es por gente como nosotros, nunca llegará a tocar esa fibra sensible, la de la música con mayúsculas. 

Por: Oky Aguirre.