Christopher Cross: “Secret Ladder”

Yo creo que un cantante, guitarrista y compositor como Christopher Cross nunca ha sido suficientemente valorado. Quizás le perjudicó en cuestiones de prestigio el debutar con un homónimo disco del año 79 llevándose la friolera de 5 premios Grammy (también tiene un Óscar y un Globo de Oro, por si fuera poco). La verdad es que no superó nunca dicho trabajo y que esta popularidad comercial le impidió ganarse prestigio entre la crítica de rock más especializada. 

A pesar de ello, quien lo haya escuchado con detenimiento se habrá dado cuenta de que su pop-rock elegante está elaborado con mucha clase y calidad. Es por ello que los seguidores de bandas y músicos como Steely Dan, Chris Rea, Hall & Oates, Boz Scaggs o Mark Knopfler y Dire Straits, no han dejado de apreciarlo. 


Pues bien, todo ese público maduro tiene otra oportunidad de hacerlo con este bien trabajado nuevo disco. Hay temas pegadizos, excelentes juegos vocales, trenzadas guitarras y suntuosos arreglos cuando la ocasión lo merece. Hay también unas cuantas buenas canciones que merece la pena desgranar. Es el caso del single inicial, Reverend Blowhard que suena entre la Motown y los mejores Hall & Oates con sedosos coros, buenos solos de guitarras, grandes arreglos en general y su sentida voz por encima de todo ello. El saxo inicial y los coros para tararear destacan en I don’t see it your way

En Island of anger es el momento para el piano y para acordarnos de Mark Knopfler o Chris Rea. El espíritu del líder de Dire Straits se pasea también por otros momentos del disco. Es el caso de la melódica Got to be a better way y de la más rockera Wonderland. Un tema marca de la casa es V, romántica balada con melosos pero muy agradables arreglos de cuerda. Los punteos y la letra destacan en Experiment y el estribillo en Simple. Sorprende con los arreglos y voces africanas en la reivindicativa Light in the world. Por último es capaz de cerrar con una balada emotiva con cuerdas y piano como es A letter to my children. Emotiva especialmente para él, pero también para cualquiera con algo de sensibilidad. Luego se transforma en un medio tiempo con una gran melodía y con un estribillo que vuelve a pedir que lo cantes. 

¡Esta “Escalera Secreta” tiene unos cuantos peldaños para escalar! 

Txema Mañeru