Dropkick: "Balance the Light"

Por: Alejandro Guimerà

Se confirma el enorme acierto que tuvieron los responsables de "nuestra" discográfica independiente Rock Indiana cuando reclutaron a la banda de Edimburgh Dropkick para incorporarla a su excelso catálogo. Sin apenas tiempo para recuperarse del glorioso compendio que editaron en 2014 "Good Vibes: The Dropkick Songbook Vol.1" - basado en regrabaciones de singles y EPs del periodo de 2001-2008, y con el que anticipaban un futurible Vol.2-, ahora vuelven a coproducir un nuevo y notable disco de estudio del grupo. 

Recuperado para ellos a Roy W. Taylor, la mayoría del que es el decimocuarto álbum (¡Si, 14 discos van ya!) de la banda ha sido grabado en directo, contando con la producción del hermano de aquel, Andrew Taylor, y enfundado en una colorida portada a cargo del artista plástico Alan Lennon. El flamante trabajo, compuesto por 10 cortes, conserva el habitual sonido polifónico de la formación no falto de las afinadas texturas vocales, dulzura a doquier y redondeadas melodías. 

Con los Teenage Fanclub revoloteando por allí, como buenos escoceses, como aquellos, a pesar de provenir de las islas su mirada se dirige hacia el rock americano clásico, especialmente a los Byrds y a los Big Star. Ello se nota especialmente en la lánguida y taciturna balada "I' m Over It", en la guitarrera "Slow Down", en el ejercicios delicado de intimidad que es "A Long Way To Go" o en los medios tiempos "Homeward" y " Think For Yourself", adornados por unos hammond de incalculable valor. Aunque también encontramos otras influencias, como el poso de los también escoceses Jesus & Mary Chain en la parte final de "Save Myself", los primeros R.E.M. en "Out Of Love Again" o a los Jayhawks más calmados en la preciosa "I Wish I Knew", en donde las guitarras están en estado de gracia. En "Wake Me In The Morning", además, tiran de experimentos alt-country a lo Wilco

De tono bastante calmado y sereno, "Balance The Light" navega entre guitarras bien puestas, sintetizadores, órganos de acompañamiento, cantos sentidos y estribillos clavados, para esta nueva lección magistral de pop resplandeciente que nos regalan los grandes y semi desconocidos Dropkick