Entrevista: Orions Belte

“Una de nuestras principales reglas es no pensar demasiado mientras tocamos” 

Por: Amaia Santana

Cazadores furtivos de constelaciones ajenas a modas y al que dirán, el trío instrumental noruego Orions Belte crea ensoñaciones que lo mismo teletransportan a un verano de resort, como a un extravagante club nocturno en la gran ciudad, o a una galaxia desconocida y remota. 

Orions Belte son Kim Åge Furuhaug (batería/percusión), Chris Holm (bajo) y Øyvind Blomstrøm (guitarra). Hablamos con este último sobre sus más recientes álbumes, “Villa Amorini” y “The Scenic Route” (live), ambos editados este mismo año. El primero es un homenaje al ambiente nocturno y, en concreto, a un desaparecido club de su Bergen natal; mientras que el exquisito elepé en vivo documenta con natural exactitud los conciertos en lugares atípicos de la costa noruega en 2020, en pleno confinamiento. “Queríamos hacer algo diferente, así que salimos a tocar en plena naturaleza y lo emitimos por streaming para que la gente lo viera desde sus casas”, recuerda Øyvind. Tienen su marca propia de sidra, pasan de los radio edit y de las playlists de Spotify y siguen con lanzamientos y colaboraciones “especiales”. Y avisan: pronto habrá más material cósmico. Déjense llevar. 

Tras el colapso pandémico, este año habéis publicado dos (grandes) álbumes. “Villa Amorini” invita a hospedarse en una placentera ensoñación veraniega. ¿Cómo describirías este disco?

Øyvind Blomstrøm: Al igual que nuestro debut en largo, se percibe ese ambiente veraniego, pero entonces era más como un resort, un lugar paradisiaco con palmeras y ese tipo de parafernalia. En “Villa Amorini”, en cambio, se intuye un ambiente estival, pero nocturno. Una noche por los garitos de una gran ciudad. Pero sí, supongo que ese rollo veraniego forma parte de nuestro sonido.

Es curioso que recreáis un sitio, “Villa Amorini”, donde nunca habéis estado.

Øyvind Blomstrøm: Así es. Titulamos el álbum en honor a un club de nuestra ciudad natal, Bergen (Noruega), que desapareció antes de que nosotros empezáramos a salir por ahí. Entonces éramos unos críos (hablamos de los años 80 y comienzos de los 90). La familia de nuestro bajista Chris fue propietaria del establecimiento. En la actualidad, es una gran sala de conciertos, pero tiene otro nombre. Ya no es Villa Amorini. De modo que pensamos que era un bonito tributo a nuestra ciudad, y también queríamos acercarnos a ese sonido de la noche, y alejarnos un poco de las playas soleadas y las palmeras del disco anterior (risas). 

Sobre el álbum que habéis publicado en junio de este año, “The Scenic Route” (live), se asemeja a un ‘road trip’ de colegas por la costa noruega, con una característica particular: ese periplo lo hacéis durante el fatídico 2020. ¿Cuál es la historia de esta ruta escénica?

Øyvind Blomstrøm: Se trata de una colección de canciones ya publicadas, extraídas de un tour que hicimos en mitad del confinamiento, cuando no podíamos tocar delante de nadie. Decidimos ofrecer un puñado de conciertos en streaming, de modo que la gente pudiera verlos desde su casa. Queríamos hacer algo diferente, así que salimos a tocar en medio de la naturaleza. Nos acompañaron nuestros amigos Matias Tellez -quien ha mezclado todos nuestros álbumes y se ha encargado del sonido en directo-, y Nikolai Grasaasen, que filmó todo. Éramos cinco amigos en un auto. Tocamos en una pequeña panadería, en un antiguo cine de los años 50, otros de nuestros conciertos fueron al aire libre, en plena naturaleza, y el último tuvo lugar en una fábrica de sidra, ¡donde hacen una sidra increíble! Este fue un tour sin público; técnicamente es un álbum en vivo, pero no de un concierto al uso. Tan sólo estábamos nosotros, en medio del bosque, el uno frente al otro, tocando nuestras canciones. Tan simple como eso. La verdad estuvo genial tocar en aquellos lugares, ¡fue casi como ir a meditación! Fue una experiencia increíble. Grabamos todos los conciertos y después elegimos un par de canciones de cada uno de los bolos. Y así surgió “The Scenic Route”. 

Efectivamente, no se oye el aplauso ni se percibe el calor del público. Es un álbum en vivo con una calidad de sonido de estudio.

Øyvind Blomstrøm: De hecho, al principio pensamos que el sonido iba a tener mucho ruido: de los árboles, del viento, etc. Pero gracias a nuestro ingeniero de sonido, la calidad es espectacular. Cuando grabas en un estudio, el sonido rebota en las paredes. Pero en el bosque no hay muros, y el espacio resultó de lo más silencioso. La grabación al natural es muy buena. Tanto nosotros como nuestro ingeniero nos sorprendimos ante semejante claridad de sonido. Fue entonces cuando decidimos publicarlo como álbum en directo. Como es habitual, en este tipo de obras se percibe una gran energía, pero muchas bandas arreglan a posteriori su sonido, y añaden voces perfectas y demás… En “The Scenic Route” captamos exactamente el sonido del streaming, suena tal cual tocamos entonces. No hubo arreglos.

“Nuestra gira sin público, en pleno confinamiento, fue extraña; pero al ser una banda instrumental, es más sencillo escapar de todo y adentrarse de lleno en la música. ¡Fue como ir a meditación!”

¿Fue extraño tocar en esas atípicas circunstancias?

Øyvind Blomstrøm: Sí, aunque creo que nuestra música es apta para simplemente estar y adentrarse en las canciones. Supongo que si tuviéramos temas con mucha letra, echaríamos de menos ver cómo reacciona el público, observaríamos cómo cantan nuestras canciones. Pero al ser una banda fundamentalmente instrumental, creo que es más sencillo escapar de todo, incluso de nosotros mismos, y adentrarnos de lleno en la música. Procuramos no pensar demasiado cuando tocamos. En esta gira en particular nos concentramos en relajarnos, tocar y homenajear a nuestra audiencia invisible. Pero sí, fue bastante extraño, casi como tocar para la televisión. Aún así, ¡fuimos muy afortunados de poder salir a tocar nuestra música fuera de casa!

Antes has mencionado la sidra. Vosotros tenéis vuestra propia marca de sidra. ¡Vaya ‘merch’ más original!

Øyvind Blomstrøm: (Risas) ¡Sí! Tenemos unos amigos que fabrican su sidra en Oslo. Ellos mismos recolectan las manzanas, así como bayas y diferentes especias, que dan lugar a sidras modernas, de sabores que no te esperas. Cuando nos propusieron colaborar con ellos, nos pareció que tenía todo el sentido; ellos producen la sidra de la misma manera que nosotros hacemos música: de una forma diferente. Utilizaron parte del artwork de nuestro álbum “Villa Amorini” para el logo de su sidra. ¡Se vendieron todas las botellas! ¡Y nos encanta la sidra!

Más allá de estos dos recientes álbumes, ¿estáis trabajando ya en nuevo material?

Øyvind Blomstrøm: ¡Sí, tenemos muchísimas canciones! Tenemos muchos proyectos en los que queremos avanzar. Estamos trabajando en lanzamientos especiales, como por ejemplo uno sobre versiones de temas de hard rock y metal para una web americana; los adaptamos a nuestro estilo, ¡es genial! Tenemos cosas muy interesantes que verán la luz muy pronto (Nota de la editora: con posterioridad a esta entrevista, Orions Belte ha publicado un nuevo EP sobre su tour pandémico (“Aquarium Drunkard’s Lagniappe Sessions”) y un tema que firma el bajista Chris Holm junto con su banda, “Holy Water”. También han colaborado recientemente con The Northern Belle en la elocuente “Only Stupid Kids Get Bored”).

“Tenemos una manera de trabajar un poco jazz. No nos ponemos ninguna barrera y nos dejamos llevar por las ideas que van surgiendo”

Desde la psicodelia rock de la Nigeria setentera a ambientes de jazz casi experimental, ¿cómo lográis mezclar estilos tan diferentes y que suene ‘homogéneo’?

Øyvind Blomstrøm: Se produce de una manera bastante natural. No nos ponemos ninguna barrera a la hora de crear. Somos tres músicos y ninguno dicta sobre el otro. Los tres tenemos muchas ideas, nos respetamos mucho y sobre todo, respetamos la música. Nuestra principal regla es esta: no pensar demasiado cuando componemos o tocamos. Tampoco ensayamos mucho, ni hablamos demasiado sobre lo que hacemos. Por supuesto, tenemos cierto método, una especie de dogma. Por ejemplo, si toco algo de blues o ritmos africanos en la guitarra, procuro no cambiarlo demasiado, sigo con ello. Lo mismo se aplica a los sintetizadores, a las voces… Intentamos no abusar del overdub y nos centramos en un puñado de sonidos. En resumen, nos dejamos llevar por las ideas que van surgiendo.

Estar con vosotros en el estudio tiene que ser como asistir a una ‘jam session’. ¿Lo sentís así? En más de una entrevista habéis asegurado que creáis la música que os hace sentir bien. ¿Os guía un espíritu libre?

Øyvind Blomstrøm: (Risas) Sí, así es. Realmente no nos vemos como una banda de psicodelia ni nada por el estilo, se trata más de una sensación… Y sí, predomina un sentimiento de libertad. Sí que tenemos una manera de trabajar un poco jazz. Si empezamos a tocar algo que nos gusta, no nos importa desviarnos o añadir la nueva idea a la base sobre la que estamos grabando en ese momento. Cuando nos dicen cosas como: “Tienes que añadir estos elementos para que te pinchen en la radio, o para que te añadan en una playlist de Spotify”, nosotros no hacemos ni caso. Hacemos la música que nos gusta y no nos interesa lo que piensen los demás (más risas).

Formaste parte de una banda llamada El Cuero. ¿Cómo así? ¿Por qué “El Cuero”, en español?

Øyvind Blomstrøm: Sí, toqué en esa banda durante diez años. Nuestro estilo era country rock, americana. De hecho, creo que he importado elementos como la steel guitar de aquella época a Orions Belte.

Estáis de gira por Noruega, ¿tenéis planes de tocar fuera? ¿En España, por ejemplo?

Øyvind Blomstrøm: Nos encantaría. Hasta este momento, hemos estado esperando, intentando salir adelante pese a la pandemia. Estamos deseando volver a EE.UU, a México, a otros países de Sudamérica… No hemos tocado mucho en Europa, así que estaría bien, sí, ¡me encanta España! Sería genial tocar en algún festival el próximo verano. El padre de nuestro bajista Chris vive allí, además. ¡Y podríamos tomar algunas sidras!!!