Los Enemigos + Ilegales: La lucidez es cosa de calvos


Plaza de Toros de Guadalajara, 27 de Mayo de 2022. 

Texto y fotografías: Javier González 

Con que cariño nos recibió Guadalajara la tarde del pasado viernes, buena temperatura, accesibilidad instantánea y aparcamiento al ladito del coso taurino que albergaría en el marco del Vive Fest el concierto que tuvo por cabezas de cartel a Los Enemigos e Ilegales, puro disfrute para todos aquellos aficionados amantes del rock descarnado, guitarrero e inteligente de dos de las bandas señeras del panorama, que además por extensión se encuentran entre las favoritas de muchas de las personas que hacemos posible esa web, así que la visita a la capital alcarreña era poco menos que una obligación ante semejante cartelón. 

Accedimos al albero con los primeros compases de las canciones de Alice´s Cream, meritoria y veterana banda local, que con un derroche de actitud, gracias en parte a un vitamínico y eficiente formato power- trio, amenizó la espera hasta la llegada de los platos principales con un puñado de temas de claro regusto y pedigree rockero de amaneramientos psicodélicos, recibiendo la educada atención de un respetable que poco a poco dio calor y color a una plaza que fue ganando en audiencia a medida que la noche se cerraba. 

Tras la pertinente recogida de material y probaturas varias, las luces se desvanecieron y la tenue luz de una linterna anunció que por un lateral del escenario emergerían a no mucho tardar las figuras de cuatro de nuestros pelones favoritos. Así fue. Sin solución de continuidad, perfectamente maqueados, pisaron las tablas la elegancia de David Krahe, la cercanía y afabilidad de Fino Oyonarte, el tempo y la eterna sonrisa de Chema Animal y la fina socarronería madrileña de Josele Santiago, arrancando un show magistral donde la crudeza de su rock de fino aroma barrial encandiló a la parroquia con temas magistrales como “Me Sobra Carnaval”, “John Wayne”, “Brindis”, “El Gran Calambre Final”, “Desde el Jergón”, “Septiembre”, “Complejo” y “Paracaídas”, para alegría de un público en su mayoría veterano, como era el caso de una interesante nómina de gente venida de Albacete en representación de las huestes del “Desencuentro Enemigo”, quienes no dudan en subir al carro a sus hijos e hijas, meterse unos pocos kilómetros entre pecho y espalda, con el firme propósito de adoctrinarles en el mejor sentido del término en la palabra Enemiga, tal y como Dios manda. 

Sus tonadas llenas de sentimiento, derrotas y momentos de necesidad y asfixia se nos clavaron en lo más profunda una vez más, dejando claro que siguen siendo una de nuestras propuestas más interesantes y necesarias, siendo recibidas con total aprobación por una audiencia que se repartía entre el fervor militante de las dos bandas cabezas de cartel, lo que propició que el final de actuación de Los Enemigos no supusiera un bajonazo, puesto que aún nos faltaba un poco de carbón del bueno llegado desde Asturias. 

Alrededor de las doce y media, tras tener que esperar otro cambio de escenario y todas las pruebas pertinentes, la misma linterna aludida anteriormente dio paso a la llegada al escenario de un secundario de lujo como Mike Vergara, al jefe del motor Ilegal, Jaime Belaustegui, al gesto imperturbable del maestro Willy Vijande y como no, al elemento más iluminado del rock and roll patrio, el Nosferatu de la moral bienpensante, y al que quizás sea el mayor talento natural de la música en castellano, el sin igual Jorge Martínez, quienes atacaron un set list muy similar al que acometieron semanas atrás en la madrileña La Riviera, recortado en algunos himnos para no superar el horario acordado con la organización. 

Directos, cañeros y tan lúcidos como siempre que pisan un escenario, Ilegales demostraron que son una de esas bandas que todo buen aficionado debería ver al menos una vez en directo, con un sonido perfecto intercalaron clásicos y novedades de su más reciente “La Lucha por la Vida”, rematando con la interpretación de una serie de temas de su primer disco, el cual anda cumpliendo cuarenta años en estos días repleto de vigencia. 

La tropa disfrutó de “Caramelos Podridos”, “Para Siempre”, “Enamorados de Varsovia”, “Hacer Mucho Ruido”, “Ella Saltó por la Ventana”, “Hola Mamoncete” y un sinfín de temas hasta el cierre de la mano de “Problema Sexual”, a la que siguió la habitual ceremonia al son de “Canción Obscena”, mientras la afición abandonaba la plaza de toros con la sensación de que esa pandilla de calvos, tomados por locos por algunos durante mucho tiempo, absolutamente lúcidos para otros fieles creyentes, habían tirado abajo la puerta grande y quizás también los cimientos del coso. 

De camino al coche, sonriente, acompañado al mismo por un joven familiar en rito iniciático, tanto él como yo, uno perro viejo y otro relativamente nuevo en estas lides, compartíamos una reflexión certera: Probablemente hubiéramos visto uno de los mejores conciertos de nuestras vidas por cartel, actitud y canciones. Y así es. Y a ti, que ahora me lees, te lo digo como si fueras el que está al otro lado del espejo en “Soy un Macarra”: Sobrino, esto no es trap, ni mierdas de esas, ten claro que quizás no seamos mejores que ellos, pero sí muy distintos. Lo del viernes en Guadalajara fue puro punk-rock con sello de calidad y en castellano. Guárdatelo en tu memoria e inyecta tu veneno a otros.