¿Tendremos la posibilidad de ver editado en el maltrecho mercado discográfico el segundo disco de Rubia? La duda está en el aire y sólo tú puedes responder la incógnita. No, no nos hemos vuelto locos, en un solo instante comprenderás de qué demonios estamos hablando.
La cada vez más galopante crisis del sector musical hace que la posibilidad de ofrecer un trabajo en las distintas compañías discográficas, y que este sea valorado y aceptado con la sana intención de ser puesto en las tiendas musicales se haya convertido en casi una utopía. Esto ha motivado que cada vez sean más los músicos que deciden coger el toro por los cuernos y buscar senderos menos trillados para que sus trabajos acaben por ver la luz. Una búsqueda con la firme convicción de que mediante la autoedición sus carreras puedan continuar siendo tales y no verse obligados a un retiro forzoso.
Algunos, a los que calificaremos como los más osados, deciden tirar por este camino montando sus propios sellos con el firme propósito de dar a conocer su cancionero de una manera libre y honrosa.
Un claro ejemplo de ello es José Ignacio Lapido, el que fuera guitarra y compositor principal de 091, quién montó años atrás “Pentatonia” con la firme intención de poder continuar su periplo sobre los escenarios al no parecer su propuesta a las disqueras “comercialmente viable”. Finalmente el tiempo parece haberle dado la razón. Ahora sus discos reciben cada vez mejores críticas y sus conciertos han sufrido un aumento masivo de público.
Sin embargo el terreno de la apuesta propia no es exclusivo de artistas minoritarios. En las últimas semanas hemos tenido conocimiento de que los masivos Amaral habían decidido adentrarse en esta aventura auspiciados por un sello de creación propia como es “Antártida Records”, dejando atrás el manto de la multinacional Emi, en un claro mensaje de que los tiempos están cambiando y de que urgen nuevas fórmulas para combatir la crisis del sector.
En esta tesitura de búsqueda de nuevos cauces con los que poder seguir editando discos ha decidido adentrarse Rubia, el nombre tras el que se esconde la vizcaína Sara Iñiguez, quién no ha dudado en imitar el ejemplo de Jero Romero, ex vocalista de Sunday Drivers, y pedir, a través del portal verkami (http://www.verkami.com/projects/485-segundo-disco-de-rubia), ayuda a todos sus fans, con el fin de poder sufragar los gastos derivados de la edición y puesta a la venta del que a priori será su segundo disco.
Para ello no ha dudado en relatar mediante un texto y también de viva voz, video inclusive, los motivos que la llevan a utilizar este nuevo cauce que pretende fomentar una nueva forma de apoyar el arte de una manera libre, elegida por el propio público, sin embotellamientos ni adoctrinamientos previos, y convirtiéndonos a todos los que somos degustadores de música en una suerte de mecenas, al más puro estilo de la edad Moderna, del arte que queremos disfrutar.
La propuesta es sencilla y está perfectamente delimitada en cuanto a las diversas cantidades que se pueden aportar, oscilan entre los 10 euros, la más baja, y los 200, la más generosa, y lo que se obtiene a cambio del aporte económico facilitado, en un acuerdo cerrado con antelación y que no dará lugar a malos entendidos al presentarse adecuadamente especificado de antemano.
De momento Rubia tiene casi por delante cuarenta días para ver si llega a la cantidad necesaria, 4.000 euros. Si pasado este tiempo reúne la cantidad indicada, su segundo disco será un hecho. De no ser así el dinero inicialmente facilitado será reembolsado a los fans del grupo que hubieran decidido apostar por el proyecto.
A día de hoy la cantidad con la que cuenta a su favor son casi 1.400 euros por lo que parece bastante factible que consigue su objetivo, después de más de dos años de intenso trabajo y de que las canciones hayan estado reposando en un cajón.
Desde “El Giradiscos” esperamos que todo le salga a pedir de boca a Sara, primero porque lo merece, segundo por amistad personal con ella y, por último, porque consideramos que esta es una forma licita de sufragar los proyectos, en un intercambio entre público, ávido de consumir música, y artista, cuyo único deseo es tener la posibilidad de editar discos. Eliminando, de paso, con este sistema a quienes no han sabido cuidar el producto y además se han encargado de encarecerlo hasta la saciedad, los intermediarios.
Texto: Javier González.
Foto Mary Purple.
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