"Me dedico a buscar el lado bueno de las cosas"
Con varios proyectos entre manos, ilusionado, imparable y buscando compartir su particular concepto de la música con el público de mil maneras distintas. Así encontramos a Álex Díez, el alma de Cooper, que acaba de lanzar el mini LP UHF con seis canciones llenas de vitalidad que revelan mucho de su momento actual. Del disco, de su forma de ver, entender y disfrutar la música y de su próximo concierto en Madrid, La Fiesta de Invierno, hablamos con Álex. Un artista con clase, personalidad propia, generoso y sin complejos, un músico “a la vieja usanza”.
Con varios proyectos entre manos, ilusionado, imparable y buscando compartir su particular concepto de la música con el público de mil maneras distintas. Así encontramos a Álex Díez, el alma de Cooper, que acaba de lanzar el mini LP UHF con seis canciones llenas de vitalidad que revelan mucho de su momento actual. Del disco, de su forma de ver, entender y disfrutar la música y de su próximo concierto en Madrid, La Fiesta de Invierno, hablamos con Álex. Un artista con clase, personalidad propia, generoso y sin complejos, un músico “a la vieja usanza”.
Después de un álbum tan potente como "Mi Universo" llega el mini LP UHF. ¿Tiene algo de punto de inflexión, de puente antes de cambiar de rumbo?
Álex Díez: Es un disco de tránsito, eso lo tengo muy claro. Lo que ya no está tan claro es “de tránsito…¿hacia dónde?”. Me sentía bastante perdido y muy confuso, demasiado como para embarcarme en un álbum y no meter la pata hasta el fondo. Así que, como se suele hacer en épocas así, me aferré a un formato al que siento cariño y que además ya me había sacado del atolladero anteriormente. No tengo ni idea de lo que vendrá después.
Muchos recordamos con nostalgia el UHF, aquel canal alternativo, minoritario, más cultural... ¿Una declaración de intenciones llamar así al nuevo disco, recuerdo de aquel espacio televisivo?
A.D.: Me pareció un buen título y como en Cooper siempre andamos a vueltas con lo retro, pues me imaginé que pegaba bien. Yo viví mi infancia en San Sebastián y allí teníamos cinco cadenas: las dos españolas y las tres francesas. De las cinco, la UHF era la que menos programación tenía, pero si había suerte y te dejaban decidir a ti en casa, podías pillar programas de niños chulos. Cuando me hice un poco mayor, fue en esta segunda cadena donde descubrí Popgrama y Musical Exprés. Pero, vamos, que seguramente yo era más de Aplauso en aquellos tiempos. Y de las francesas; salían los Rubettes a todas horas.
En el disco tocas temas universales, el enamoramiento, la alegría, el final del amor... pero hasta en este último el poso que deja la escucha es positivo, te quedas con buenas sensaciones. ¿Esto es algo premeditado o refleja quizá tu punto vital, tu visión actual de la vida?
A.D.: Bueno, sí que estoy en un momento personal dulce. Y suficientemente asentado como para que eso ya se distinga en las canciones. Por otra parte… nos toca protestar por tantas y tantas cosas últimamente que ese discurso ya me cansa. Ese discurso es necesario, pero yo no me veo llenando respuestas de entrevistas con asuntos como el IVA cultural, la crisis y la influencia de internet en nuestro sistema productivo. Como hay muchos otros artistas encantados de sostener esa bandera, se lo dejo a ellos y yo me dedico a buscar el lado bueno de las cosas. Además, yo siempre he sido más de hacer que de decir. Imagino que esa actitud desprende cierta alegría, cierto positivismo. Lo que ya no sé es si lo contagia o se convierte en un arma arrojadiza. Quiero decir: “no seas demasiado feliz, que la gente te va a pillar manía”.
Encontramos una versión de Lolas, "El dolar de la suerte", una canción pop estupenda, de lo más pegadiza, ¿por qué elegiste versionar este tema en concreto?
A.D.: Hace más de diez años que quería hacer esta versión, pero nunca conseguía clasificarse para la pole. Me daba cierto reparo adaptarla, ya sabes, ¿cómo voy a traducir algo como “I’m gonna love you like the angel that you are”? Finalmente, escribí otra letra que no tenía nada que ver con la original, bastante inspirada en el ambiente del libro de Adolfo de Airbag, que acababa de editar, y todo salió rodado. No está en mi planteamiento tirar por ahí, por el powerpop teenager en plan Rabia, pero es divertida para tocar en directo y a la gente le gusta mucho. Yo eso puedo hacerlo, a mí también me divierte pegar botes.
Hay que hablar de Hipsters, una canción que no deja indiferente, con una letra absolutamente actual. Quizá me equivoque, pero me deja la sensación de que no ves a los hipsters como una tendencia demasiado poderosa, con cosas interesantes que decir, ¿es así?
A.D.: Los hipsters tienen más que ver con la moda o el estilo que con la música, ¿no? No sé qué música escuchan los hipsters, pero no tengo problemas con los gustos de los demás, me va bien que haya variedad, que haya “fauna”. De todas formas la canción habla más sobre el repelús que me entra cuando veo a gente que se ha vuelto “moderna” de la noche a la mañana. Igual que adoro a los Beatles pero odio el “rollo Beatles”, me gustan las librerías chulas, Ben Kweller y Ron Sexmith, las pelis en versión original, viajar a capitales europeas y estar al tanto de las nuevas ideas en diseño o estilo, pero odio a la gente que se lo toma como una religión. Y veo absurdo que muchos amigos míos se parecieran a Johnny Marr hace cinco años y ahora lleven barba y tupé. Rollo Arctic Monkeys, ya sabes: “fui Paul McCartney, ahora quiero ser James Dean”. Además de no gustarme esa estética, es que toda la transformación me resulta un poco ridícula.
Escuchando el disco de forma global se perciben canciones hechas con naturalidad, destilan sencillez y esto siempre suele llevar mucho trabajo detrás. ¿Eres muy perfeccionista a la hora de crear tus temas?
A.D.: Bastante, pero he intentado para UHF que haya un plus de espontaneidad. Yo siempre he jugado a engañar con esto de la sencillez, mi música no es sencilla. Tienes razón en tu acercamiento a esto: si te paras a escuchar te das cuenta de lo que hay. Lamentablemente, la gente tiene poco tiempo, así que hay que usar trucos. “Mi Universo” fue un disco sincero y puro, lleno de sencilla complejidad. UHF es más divertido, más de usar y tirar, así que no me voy a volver loco decorándolo. O igual sí, en eso consiste el arte efímero, ¿no?
¿Qué artistas o grupos estás escuchando más actualmente? ¿A qué músicos colocarías en tu canal particular de UHF?
A.D.: Un amigo me descubrió hace un mes a Milk Carton Kids y me gustan mucho para escucharlos mientras nieva fuera. Los Primitives también suenan últimamente en casa. The Ships han hecho un gran disco (que he pedido a los Reyes Magos), hay un grupo amigo, los Paff Boom’s (producidos también por Carlos Hernández) que son muy divertidos y suenan mucho en casa, el último de los Jellybricks…
Últimamente percibimos una vuelta a los conciertos pequeños, al vinilo, al mini LP, ¿crees que esta tendencia responde a algo más que a una mera casualidad, se puede estar prestando más atención a la música que hace pocos años atrás?
A.D.: Es supervivencia, no hay dinero para grandes retos, ni público para tantas cosas como se graban. Y, por otra parte, yo soy de los que piensan que el formato de concierto está agotado, que la gente está hasta las narices de ir a conciertos. Por eso surgen nuevas maneras de acercar tu música a un público que no te conoce. Yo creo que ya nadie aguanta hora y cuarto de música que no conoces, nadie dispone de tanto tiempo, es un desperdicio. Y lo digo en sentido literal: si no has preparado al que escucha, no va a saber apreciar lo que oye o ve, es un desperdicio. Ayer estuvimos tocando por las tiendas de mi ciudad, el Pop’n’Shop lo llamamos, con otros músicos amigos. Una canción cada uno, y una en cada tienda. Al final, sonaron 40 temas distintos y nadie se aburrió, fue muy refrescante. Ahora piensa en un oyente que no conoce a Cooper o a The Bright y siéntale a escuchar del tirón 10 canciones nuestras, nuevas para él. A la tercera ya se ha pirado, seguro.
Eres muy activo y buscas (y encuentras) formas distintas a las convencionales para difundir tu trabajo. Un ejemplo es la gira del aperitivo, con conciertos a mediodía. ¿Por qué te interesan y apuestas por estos caminos alternativos?
A.D.: Porque lo otro ya lo he hecho. Y porque estoy enamorado de los sonidos y me resisto a que todo esto desaparezca. Tiene que haber otra manera de hacer las cosas. La industria musical y el rock’n’roll ha sido muy autoindulgente. Yo soy muy crítico con las postura del músico de los últimos treinta años, parece que te tienen que aguantar tu rollo, que nos subimos al escenario a soltar lo nuestro y el público tiene el deber de escucharte. Yo abogo más por recuperar el rol del músico “a la antigua usanza”, el músico que busca entretener a veces, emocionar otras, hacer bailar también, el músico que toca para los demás. Por eso pienso tanto en qué buscan los demás, e intento adaptarme. Es un concepto que me interesa, el de ser un músico que toca para la gente. Y encima me divierte, es como afrontar un reto, esto de encajar con un montón de gente que ni conoces ni sientes cercana…
El día 19 se celebra en Madrid la Fiesta de Invierno de Ediciones Chelsea. Cuéntanos qué va a encontrar el público esa noche... y si habrá una Fiesta de Primavera.
A.D.: Va a ser el fiestón más alucinante del año, organizado alrededor de la colección de MIS DOCUMENTOS de mi editorial, Chelsea (www.edicioneschelsea.com). Alrededor de los autores y sus grupos. Tocaremos Airbag, Cooper, Lula y Francisco Nixon. Pinchará Don Gonzalo Dj y también Joaquín Niki, estará Mary Wilson al cargo del photocall, Y hasta voy a quitarle el polvo a mi Rickenbacker para tocar una canción muy especial, ya ves. Se celebrará en el OchoymedioClub y tiene pinta de que no será la última.. .Hombre, de Primavera no creo que hagamos, pero una de Verano en la Sierra, cerquita de Madrid, eso podía estar muy bien!!!
Fotos de Mary Wilson