Por: Alejandro Guimerà
Su mejor año fue el 2006 cuando publicó su debut Ash Wednesday un formidable compendio de canciones folk con su toque neo-country que logró emocionarnos. Piezas como While You Were Sleeping, All The Night Whithout Love y la que titulaba el disco auguraban una prometedora carrera de un tipo que ofrecía un género muy en boga por esos tiempos. Por algo el largo se había colado entre lo mejor de aquel año. Luego tres años después se juntó con el trío multinstrumentalista Dearland para dar una especie de versión moderna de Bob Dylan y The Hawks (salvando las distancias, claro está). Y la cosa volvió a funcionar, pero ya se sabe que los segundos discos son difíciles de encajar para prensa y público.
Ya en pleno 2015, tras seis años de travesía en el desierto (será que no necesita la música para vivir), vuelve para que nos volvamos a acordar de él con este I Aubade con el que rompe sus esquemas y se aleja del pop-folk de robusta instrumentación. Pues el neoyorquino ha hecho un disco muy personal con el que se mete en las aguas pantanosas del low-fi. Al parecer las canciones han sido grabadas por el mismo Perkins en distintos lugares en un tiempo prolongado. Y claro, lo de las grabaciones caseras mal entendido puede hacer desmerecer las buenas composiciones que sigue siendo capaz de hacer el músico.
No nos queda ninguna duda de que con sus antecedentes y tras el prolongado silencio, teníamos que exigirle al bueno de Elvis nuevo material que volvieran a llegarnos como antaño. En su lugar, I Aubade es un disco muy decente pero no logra pasar de allí. Además, queda la sensación de que los temas son buenos pero que producidos en estudio y de otro modo hubieran lucido mucho mejor.
Como Hogus Pogus con su prescindible maraña de flauta e inquietante sinte. O las bonitas & Eveline, AM o All Today que mejor instrumentadas lo hubieran sido aún más (la segunda con ese aire del Dylan mas romanticón). Lo mismo sucede con las taciturnas y perezosas My Kind y My 2$ , que pueden llegar a sonar monótonas.
Otro referente lo vemos en el Lennon casero más experimental, en piezas como On Rotation Moses o Wheel In The Morning.
Insistimos, el disco es bueno pero lo hubiera podido ser mucho más. Cuestión de arriesgarse y eso no debe desmerecerse. Aunque esperemos que vuelva a meterse en el estudio bien pronto y se rodee de buenos músicos para volver a regalarnos sus mejores momentos. Pluma, voz y sentimiento los tiene.