Por: María Ballesteros
Cada puñado de canciones que ha publicado Francisco Nixon le ha hecho parecer un hombre distinto. Ha sido el chico enamoradizo (Eres perfecta, Siesta 2006), el juerguista con un gran mundo interior (El perro es mío, Siesta 2009) y el amigo que reflexionaba sobre el estado de su vida (El problema de los tres cuerpos, Music As Usual 2011). En este nuevo trabajo, Lo malo que nos pasa (Music As Usual 2015), Nixon es el hombre que sabe lo que quiere.
El músico asegura que las 12 canciones que integran el álbum se compusieron durante los últimos tres años sin tener un hilo conductor claro. Pero esto no ha sido un impedimento puesto que el momento vital de Nixon ha hecho que los temas clásicos que se abordan en sus canciones (el amor, las chicas guapas, la buena vida y las dudas existenciales) se hayan afrontado con una perspectiva más madura y se hayan ligado con un sonido que recuerda al pop español de los solistas masculinos de finales de los años 70: arreglos de viento con melodías fáciles de recordar, una línea de bajo sexy, coros femeninos muy sutiles y una voz principal seductora.
La producción del álbum ha corrido a cargo de Nahúm García. Un músico curtido en mil batallas y con una gran experiencia en estudio que en los últimos tiempos ha trabajado para publicidad. La influencia que la creación de jingles ha tenido sobre García se nota en la manera que ha reinterpretado las producciones de Juan Carlos Calderón, Augusto Algueró o Alfonso Santisteban. Y es que, se trataba de trasladar el sonido Costa Fleming (ese que a veces parece pop sofisticado, romántico y hortera en diferentes proporciones dependiendo de la producción de la canción) al 2015 y no de hacer una copia barata de lo que sucedió décadas atrás. Precisamente, a ese sonido le dedica una canción, Un paseo por la Costa Fleming; un ejercicio de reflexión vital con estrellas fugaces de por medio.
Linda Mirada es la invitada estrella del disco. Participa en Juventud y en los coros de canciones como Siempre es el cumpleaños de alguien.
Los nombres de las canciones vuelven a situar a Nixon como uno de los mejores tituladores de la música nacional. Tras acuñar hace años una nueva categoría de juventud con Erasmus borrachas en este álbum se sumerge en las parejas que tratan de dar la talla: Chicos bajos, chicas altas. Una canción que habla con humor de esquivar los prejuicios sociales para disfrutar del amor con el único requisito de estar a la altura de las circunstancias.
En este Lo malo que nos pasa Francisco Nixon ha pasado de pantalla. Ha dejado atrás los escenarios callejeros para adentrarse en las salas de fiesta con sillones de terciopelo, lámparas de araña y espejos en las paredes. Cantarle al amor ya no es suficiente. Ahora, también hay que bailarle.