Eels: Contundente y brillante extravagancia

Sala Barts, Barcelona. Miércoles, 11 de julio del 2018

Texto y fotografía: Àlex Guimerà

Que un concierto comience a todo trapo con "Out In The Street" de los Who sin mediar palabra es toda una declaración de intenciones. Si antes han ido entrando los músicos uniformados con pantalones rojos, barbitas y gafas de sol, antesala del cantautor que da sentido a la formación dando bocinazos, sabemos que la cosa va de rock, diversión y frikismo. Y es que aunque el propio Mr. E describiera ante nosotros su música como soft rock, no podemos decir que la cosa estuviera a la onda de America o Supertramp, sino que lo suyo es Freak Blues del bueno.

Era la esperada vuelta de Eels a la ciudad condal para presentar su flamante "The Deconstruction" (2018), su duodécimo disco de estudio, en un concierto que se incardinaba en una gira europea, en la que Mr. E y los suyos llevan un setlist poderoso, una puesta en escena estudiada al milímetro - inspirada en la estética del cine B de terror - y un más que sólido sonido rockero. En una sala Barts en donde se juntaron modernetes y amantes del rock clásico a la par, Mark Oliver Everett llenó una primera línea de la escena admirado por todos ellos enfundado con sus gafas de sol y con su sombrero a lo Elvis Costello. Tras él, apelotonados, el bajista Koool G Murder (aka Kelly Logsdon) , el guitarrista The Chet (aka Jeff Lyster) y el batería Knuckles (aka Derek Brown). Son la formación estable desde hace casi diez años de los "anguilas" y por el camino han dejado seis discos de estudio y más de 250 conciertos por todo el mundo.

Y eso se nota, pues se escucharon compactos, con cierto endurecimiento que fue un sello irresistible del directo que vivimos. Con poca presencia de lo nuevo - a los singles "Bone Dry" y "Today Is The Day" se les unieron "Rusty Pipes" y la marchosa "You' re The Shining Light" - algunos de sus hits (que tienen muchos) fueron surgiendo poco a poco. Es el caso de "Flyswater", "Dog Faced Boys", "Prizefighter" u "Open My Present", fornidos blues modernos que se escucharon de fábula. También llegó el momento para el sosiego con la versión modo balada de "Dirty Girl", que no han dejado de interpretar desde el directo de Town Hall de 2006, la encandiladora "That Look You Give That Guy" y la emotiva "Climbing To The Moon", todas ellas repletas de sentimentalismo y delicadeza interpretativa.

El protagonismo de las piezas "menores" del cancionero del bardo de Virginia vino con "A Magic World", "In My Dreams" o "P.S. You Rock My World". Extraño que nos colara dos versiones de Prince en el mismo directo con la balada "When You Were Mine" y "Raspberry Beret". Aunque los momentos más disfrutables fueron las reinterpretaciones tralleras de "Novocaine For The Soul", "I Like Birds" y "Mr. E Beautiful Blues" que quedaron bien acopladas a la atronadora "Souljacker Part I" - esta con performance incluida - que pusieron a prueba los cimientos de la sala . Para rubricarlo, una sublime "Love & Mercy" de Brian Wilson que dio entrada a un pupurri con "Blinking Lights (For Me)" y "Wonderful Glorious".

Del show se encargó el propio personaje E, reivindicando su necesidad de siesta, usando castañuelas y otros artilugios rítmicos, presentando a sus compañeros entre bromas, bailoteando desacomplejadamente y mostrando un imponente carisma de un tipo con una actitud ante la vida tan sorprendente como su talento para la música. De nuevo, memorable.