James Maddock, Brian Mitchell y Antonio Hernando nos hablan sobre el concierto que ofrecerán el 2 de junio en el Fun House.


Por: Javier González.
 

El próximo domingo tenemos una cita ineludible en el Fun House, ya que dos viejos artesanos del rock como James Maddock y Brian Mitchell, secundados por la presencia de Antonio Hernando, estarán impartiendo su particular magisterio en el foro. 

Músicos de reputado y contrastado talento, sus nombres aparecen en listado de colaboradores habituales de la aristocracia musical anglosajona, donde Brian Mitchell, poseedor de cinco Grammy, ha tenido la oportunidad de acompañar a artistas de la talla de Levon Helm, B.B. King, Willy Deville y Les Paul, entre otros, siendo suyo el acordeón que suena en “Return to Me” de Bob Dylan, incluido en la banda sonora de Los Soprano

Por su parte, James Maddock traerá su cálida mixtura de folk y americana al barrio de Chamberí, la cual le ha valido para convertirse en mano derecha de mitos como Willie Nile y colaborar con el siempre genial Mike Scott, alma mater de nuestros amados The Waterboys. De Antonio Hernando, poco resta que aportar, un joven/veterano trovador rockero, cuyo último trabajo, “La Liturgia Eléctrica”, era toda una colección de trallazos que nos dejó totalmente volados, cuya continuación tendrá lugar este mismo curso para regocijo de quienes nos declaramos fans de su propuesta.

Ante semejante colección de talento, nos hemos puesto en contacto con James y Antonio, para que nos hablaran de la gestación de esta locura; toma la palabra el músico afincado en Madrid, “Pues realmente ha sido algo maravillosamente accidental, o circunstancial. La verdad es que no tenía pensado tocar hasta después de grabar el disco, pero un día recibí una llamada de las dueñas de El Corazón Verde, que es una sala de conciertos maravillosa de Zaragoza con un buen gusto enorme, y en donde he tocado varias veces y hay una muy estrecha relación. Me contaron que el mánager de Brian y James buscaba a alguien para echarle una mano y cerrarles un concierto en Madrid, aprovechando que tras su gira por Italia, iban a tocar en Zaragoza, San Sebastián y Sant Feliu de Guíxols. Les dije que por supuesto, cerré la fecha de la Fun House, con quienes también tengo mucha confianza, y la verdad es que desde entonces la ilusión ha ido en aumento. El tocar también con ellos, moverlo, llamar a amigos y medios, la experiencia que va a ser y que está siendo en los días previos...Quién sabe, lo mismo empiezo a traerme músicos que admiro cada poco tiempo y me dedico a esto” (risas). 

Consultamos a James sobre esta forma de vida, con glamour aparente asociado, que es el rock and roll, contesta cercano y divertido. “Bueno, es una cuestión divertida eso del concepto de la vida de rock and roll, porque no me veo a mí mismo realmente viviendo una vida de rock and roll... Me levanto, me preparo un café, hago la colada (risas) y luego sí, el concierto por la noche. Pero no creo que sea la misma vida de Keith Richards, o Mick Jagger (risas), ellos sí que son auténticas estrellas del rock”. Sus palabras resuenan amables, demostrando el bagaje que tienen todos los amantes del género, los artesanos de canciones, sabedores que los focos solo duran un instante, pues lo demás, es pura supervivencia voluntariamente aceptada.

Nos metemos en harina, ansiosos por saber lo que ocurrirá el próximo domingo en el Fun House, James toma la palabra. “Tocaremos nuestro repertorio: cantaré mis canciones, Brian las suyas, y nos acompañaremos y nos compenetraremos. A veces no tenemos claro qué temas vamos a hacer esa misma noche, pero te puedo asegurar que será un gran show, siempre damos lo mejor de nosotros mismos. Y además queremos dejar una muy grata impresión en nuestra primera visita a España. Estamos muy emocionados por ir y estamos deseando conocer a todo el mundo y dar un gran concierto para vosotros”. Pura sencillez, algo que nos corrobora Antonio. “Transmiten mucha cercanía, mucha amabilidad y profesionalidad. Muy buen rollo. Hace unas semanas le sugerí a James cerrar en bises todos juntos, con algún tema de Dylan o lo que quisieran, y su respuesta fue “man, we're gonna play together all night”. Saber que vamos a improvisar un buen puñado de canciones mientras disfrutamos sobre el escenario es lo que más ilusión me hace”. Tanta camaradería, armonía y buen rollo, no hace más que ponernos los dientes bien largos ante lo que pueda ocurrir este próximo domingo. 

Continuamos nuestra charla cuestionando a Antonio sobre la responsabilidad de organizar una velada de esta envergadura musical, saliendo a relucir la cantidad de nombres gordos con los que han colaborado estos dos pajaritos. “El currículum de Brian y James da vértigo. El primer vídeo que vi de Brian fue tocando en Nueva Orleans junto a Levon Helm, de The Band, por lo que ahí ya me conquistó para siempre. A los pocos días de cerrar el concierto, me enviaron un vídeo de Brian tocando junto a Bruce Springsteen y John Mellencamp, cantando juntos en un sarao que montó Little Steven junto a Mavis Staples y Jackson Browne. Quiero decir, para alguien tan melómano y mitómano como yo, va a ser algo importante, un regalo poder hacer lo de este domingo. Poder vivir una noche típica del Bitter End de Nueva York a pocos kilómetros de mi casa. No te sabría decir qué es lo que me pone más nervioso, pero sin duda va a ser un momento muy especial este año”. Aprovechamos la tesitura para preguntar a James por dos figuras a las que admiramos sobremanera. ”He pasado muchos, muchos momentos con Willie Nile, somos grandes amigos, es la persona más maravillosa que puedas encontrar. Si alguna vez conoces a Willie, verás que es igual que como parece ser desde fuera: simplemente un tipo genial. Y a Mike, a él no le conozco tan bien, pero hemos pasado algunos ratos juntos y es un gran tipo, siempre ha sido muy amable conmigo. Y brillante, por supuesto. Ahora estamos girando con Steve Wickham, violinista también de los Waterboys, y está siendo muy divertido. Un tipo cercano, muy abierto. Una maravilla compartir carretera con él”. Señores y señoras, poco más que añadir. Ese es el nivel de lo que nos espera. Canela fina.

Dada la familiaridad que sentimos hacia él, no podemos finalizar la charla sin tener un aparte con Antonio, quien nos comenta las sensaciones que le invaden al tener que abrir y compartir escenario con estos dos pedazos de nombres. “Siento más responsabilidad de lo que te imaginas, porque además, no sé por qué, no me lo he puesto fácil a mí mismo. Quiero decir, podría haber tirado de canciones que puedo tocar hasta dormido, pero he querido estrenar las canciones del próximo álbum, que aún me cuestan en ejecución y en recordar las letras. Además, iré con la guitarra acústica, yo que vengo del mundo de la eléctrica y la española, aunque no lo parezca, es otro instrumento, otra forma de tocar y de expresarse. Así que subirme al escenario en una noche tan especial con canciones que nunca he interpretado en directo es un reto extra que en el fondo me apetece muchísimo, para probarme y exigirme a mí mismo”. Nuevo material de estreno, en una noche de lo más especial. Una apuesta complicada, de la que mucho nos tememos saldrá ganador. Su respuesta nos da pie para ir cerrando la charla, no sin antes preguntarle por la situación en que se encuentra el próximo álbum, que parece podría ver la luz después del verano. “Pues si todo va bien, en agosto subiré de nuevo a Asturias, a los Estudios ACME de Miguel Herrero, como ya hicimos con “La Liturgia Eléctrica”, para tener el disco grabado y publicarlo después de verano, dependiendo de los plazos de mezcla, fabricación, etc. Son canciones más personales, de este momento vital particular, como padre de familia. Más reflexivo, quizás. Musicalmente bebe mucho de los sonidos de Laurel Canyon, los sesenta y setenta californianos, las armonías vocales de los Byrds, etc. Aunque con sus pinceladas de blues, soul, rock, etc. La verdad es que con muchas ganas de que las escuchéis”. Y tantas Antonio

De momento, como perfecto aperitivo, seguiremos escapando del tedio de la semana laboral, sabedores que el domingo en el Fun House tendremos un pedacito del rock neoyorkino en Madrid. Ni qué decir tiene que es una de esas fechas que no debería perderse ningún buen aficionado. Ahí lo dejamos.