Guitarricadelafuente: “Spanish Leather”


Por: Javier Capapé. 

El que fuera el músico que reclamaba espacio para la nueva "cantera" de cantautores pegados a la tradición renovada, se nos muestra en su segundo largo como el estandarte de la justa mezcla entre esa tradición que antes reivindicaba y una aproximación con gran tino hacia la modernidad bien entendida. Desde su título ya advertimos ese sutil cambio de tendencia. La cantera es ahora relevo de modernidad. Guitarricadelafuente es sinónimo de folclore y tradición revisitada con los mimbres del siglo XXI. Por eso hasta el título de esta colección encaja a la perfección con su carácter, porque encarna la tradición hispana pero universalizada. De ahí que el textil español, símbolo de la manufactura tradicional, sea presentado con el lenguaje universal anglosajón. La mezcla cultural y temporal que, por supuesto, se refleja a la perfección en estas doce nuevas canciones del benicense.

El nombre de una de las discotecas por la que sus padres solían dejarse caer en los años ochenta zaragozanos, “BABIECA!”, abre esta colección mostrando que la guitarra española que antes predominaba en su música (principalmente en los que fueron los primeros singles de su carrera), se funde con sintes y ambientes. Se impone una rítmica adictiva que también impregna a la mayoría del resto de canciones acompañada de unos coros masculinos que seguirán apareciendo más adelante, reflejo de la virilidad reforzada de Álvaro Lafuente, el nombre tras el que se esconde Guitarricadelafuente. Él mismo produce estas canciones rodeado de varios nombres que aportan la modernidad que Álvaro buscaba. Desde Jasper Harris a Carter Lang o PabloPablo. Todos ellos muy jóvenes, pero quizá sea este último el más cercano a Álvaro en sus formas. Ambos forman un equilibrado tándem astuto y decidido a transformar la canción de autor con los justos aportes de electrónica. También cuenta con otros nombres a los mandos que le confieren un toque más clásico a algunas de estas canciones. Es el caso de Teo Planell o Tristán Rodríguez (TRISTÁN!), que participan en la delicada “Futuros Amantes”, más continuista con su anterior largo; Alessandro Buccelati, que aporta delicadeza a “Puerta del Sol”, sobre todo por el predominio del piano; o Brad Oberhofer y Rodaidh McDonald, que dan el toque cinematográfico y ligero a “Tramuntana”, asentada en la melodía de “Il cielo in una stanza” de Gino Paoli.

Con todo este plantel de productores no puede haber ninguna canción en el lote que no tenga una marcada personalidad. Son muchas cabezas pensantes (también en la composición, que suelen compartir los productores de cada tema con Álvaro) y por eso mismo podemos salir algo exhaustos de tanta diversidad. Porque es cierto que el disco goza de esa modernidad comentada, pero no sigue una línea definida por un único planteamiento de producción como el que le dio Raül Refree a su debut. Aquí, el exceso puede despistar, pero también atrapa. Una de las claves a destacar es que Guitarricadelafuente ha encontrado una forma más clara de mostrar su voz en este disco. Además, su mensaje también se presenta de forma mucho más directa. Él mismo confesó que éste era un disco “transparente, directo y de piel”. Así pues, canta sin tapujos y, a pesar de los múltiples efectos, conseguimos entender mejor sus letras. Porque Álvaro Lafuente no tiene un deje definido al entonar. No parece ser ni de Aragón, de donde procede su familia, ni del sur, a pesar de que en algunos momentos se coma sílabas a su antojo, ni de su Castellón natal. Su voz es única, inconfundible, pero también inclasificable, aunque es cierto que ahora podemos seguirle mejor, como acabo de mencionar.

Cuando canta “No intentes esconder tu lado más animal” entendemos que Álvaro Lafuente está aquí para entregarse con todo, para liberarse. Hay una clara intención de mostrarse sin tapujos, de no esconderse, algo que también define unas canciones con mayor carga sexual o erotismo, como ocurre con “Full time papi” o “Port Pelegrí”, sin descuidar en ellas también su sensualidad, que contrasta con una hipermasculinidad coral que muchos han entendido como una forma de posicionarse a nivel sexual del propio Álvaro. Pero no, él no va por ahí. A él le gusta jugar con los contrastes. Con la mezcla de vulnerabilidad sensual y masculinidad desbocada. Una mezcla única y atrevida, pero nada banal. Quizá sea una forma de hacer crítica a esta forma que tenemos de clasificar todo. O estás en un lado o en otro. Cuando lo que nos quiere decir con todo esto puede que nos lleve a encontrar un punto medio de entendimiento. Tanto de disfrutar con el deseo sexual como de buscar la sensibilidad en ello. Pero no caigamos en el error de llevarlo todo a este terreno, que lo que aquí verdaderamente nos importan son las canciones. Hemos hablado de productores muy diversos y de canciones que van sumando capas. Sin dejar la base sostenida por una guitarra española, pero incorporando elementos, principalmente programaciones, distorsiones y efectos vocales, que las convierten en híbridos sonoros. “Full time papi” puede ser el mejor ejemplo de todo esto. Arranca con un órgano limpio y termina incorporando esos coros viriles casi en tono de “hooligan”, pero sin perder la sedosa voz de Álvaro que lo sostiene todo. Como también se sostiene todo con lo mínimo en “Puerta del Sol”. Contenida y a la vez explosiva emocionalmente. Si a estos elementos tradicionales les damos una pátina de samplers o ruidismo puntual para imprimir carácter nos da como resultado “Poses”, las mismas con las que Álvaro nos mira desde sus instantáneas. Sugerente, espontáneo, provocador y natural. Una de las canciones en las que más claramente juega con la provocación lírica con frases como “no hace falta ser marica pa’ salir en Vogue”.

No nos olvidamos de que Raül Refree sigue estando presente con dos de las canciones más certeras de la colección. La ya comentada “Poses”, de hechuras pop, y “Pipe Dream”, casi rumbera, que se mueven con menos elementos, al igual que ocurre con la delicada “Los chicos del club”, donde solo los efectos vocales la sacan de su clasicismo. Entonces, ¿dónde está ese riesgo y esa multitud de capas aportadas por sus productores norteamericanos? ¿Es lo que define realmente a “Spanish Leather”? Igual hay que buscar esta ruptura en la más disco “Port Pelegrí”, con un punto irónico muy interesante, porque en “Mataleón” o “¿Quién teme a la máquina?” es lo básico lo que las mantiene. Es la guitarra lo que las define. No nos olvidemos, Guitarricadelafuente sigue siendo eso. Todas sus canciones pueden reducirse a guitarra y voz, como en su día presentase “El conticinio” o “Guantanamera”. No hay más, aunque las capas superpuestas con pequeños detalles (ahí está la clave) le confieran esa personalidad que apuesta por la mezcla. Y es que por mucho que nuestro protagonista intente dejar a un lado el folclore, la habitación de su casa donde todo empezó, y salir al exterior, ofrecerse entero, esa tradición sigue presente, inherente a él. No puede (y quizá tampoco quiera) dejarla atrás, porque Álvaro Lafuente, tras siete años desde que comenzase a publicar canciones de Youtube al mundo, hasta este “Spanish Leather”, sigue siendo el mismo. Con menos prejuicios, más maduro, pero el mismo. Tal vez solo haya sumado capas, que no dejan de ser más que nuevas experiencias, a su cóctel, y se nos presente definitivamente en su versión más personal y definitivamente original.