Por: Txema Mañeru.
Ya nos encantó hace tres años cuando le descubrimos con “Falling In Love With… Trevor Blendour”, gracias a Family Spree. Ahora todavía ha ido un poco más allá con este trabajo, y es una gran alegría que Tony (Family Spree) siga sacando discos así, aunque no sea con la frecuencia que lo hacía hace un par de años o más. De todas formas, si te pasas por www.familyspreerecordings.bandcamp.com verás que de vez en cuando sigue publicando auténticas golosinas en vinilo de las que le encantan y a nosotros tanto o más.
Su disco de "enamoramiento" fue uno de los mejores álbumes de power pop de los últimos tiempos y pasó injustamente desapercibido. Sería injusto, otra vez, que este magnífico trabajo de ruptura no tuviera mucha más repercusión. Con aquel anterior se habló como referencias de hitos como Buddy Holly, Phil Seymour y Parasites y de recuperar la magia del rock’n’roll de los 50 y primeros 60, pero con la actitud del pop-punk y el power-pop de hoy en día. Yo mencioné entonces también a artistas clásicos como los Beach Boys o de posteriores décadas como They Might Be Giants, The Pyramidiacs, Matthew Sweet o The Romantics.
Pues bien, en esas está con las 14 composiciones brillantes del nuevo trabajo que vuelve a ser cumbre del power-pop de los últimos tiempos. Temas que no superan los 3 minutos más que con una excepción y en los que uno de ellos ni siquiera necesita un minuto para lanzar sus mensajes de amor y desamor con letras repletas de inteligencia y destellos de buen humor.
Canciones que comienzan con la enérgica e impulsiva "She’s Still My Baby", con certeros punteos y ecos a los Cars, Real Kids o The Replacements. "Happy" es precisamente eso, una feliciana canción de minuto y medio repleta de "pa-pa-pás" con el espíritu de los más distendidos Weezer o Fountains Of Wayne. Referencias que las Guitarras y melodía de "Alone" nos trasladan a "los chicos de la playa". Frescura juvenil y estribillo para corear al estilo del rock and roll clásico vamos a encontrar en la acelerada "Can’t Get Over You", mientras que, el single y consiguiente videoclip, "I Don’t Wanna Rock" aporta su leve ritmo ska. No tiene miedo de hablar de cuestiones tan personales como su ceguera en un tema como "Totally Blind", con unas preciosas voces que remiten a los de Brian Wilson, pero también a los deliciosos They Might Be Giants. Cierra la cara A a toda velocidad con un "Repulsive" que no llega ni al minuto de duración.
La cara B arranca recuperando el enamoramiento del disco anterior con la jovial "Fall In Love Again", también con guapos punteos y coros. El único tema que supera los 3 minutos es una "Sucks To Be Me" con muchas subidas y bajadas y hasta riéndose de sí mismo. Las guitarras y las voces son una gozada total. Otro de los temas más rápidos es un "Boring Guy", que no aburre en absoluto, y que vuelve a destacar con otro de esos brillantes estribillos y con estupendos punteos. Su desesperación amorosa sale a colación en "No One To Love", un tema mucho más melancólico en el que no le importa mostrar su corazón roto. Sigue habiendo títulos que hablan por sí solos, como "Dreams Really Do Come True". Una maravilla con la que es lógico volver a pensar en clásicos como Phil Seymour o Matthew Sweet. Recupera la alegría y la energía contagiosa con "No Respect" justo antes de despedirse con "A Little Bit Of Love (And A Lot Of Heartache Too)". Un título claro sobre lo duro que es estar enamorado y que hace un resumen de estos dos discos casi monográficos. No tengo dudas de que si lo hubiera escuchado antes de mis votaciones, lo hubiera vuelto a poner entre los mejores del año.



