Loquillo: Gira treinta Aniversario en Madrid

Enterarte de que Loquillo va a pasar por tu ciudad se ha convertido, sobre todo en los últimos años, para la gente que hacemos posible “El Giradiscos” en una invitación a no hacer planes para ese día en cuestión. Fieles a nuestra costumbre, eso hicimos, no hacer planes para la pasada noche. El Loco volvía a Madrid, había que ir, si o si. Sin que él lo supiera, nosotros habíamos decidido pasar el sábado viendo su directo.

En esta ocasión la cita era en Aluche. Hasta allí nos desplazamos para pasar un par de horas acompañados de Rock and Roll de calidad con denominación de origen Barcelonesa.

Es cierto que llevamos años y años viendo los conciertos de Loquillo, por lo que la capacidad de sorpresa en uno de sus conciertos se ha perdido casi por completo. Tenemos trilladas sus canciones, conocemos de memoria sus poses, sus saludos, sus gestos y hasta sus sonrisas. En definitiva, gran parte de lo que supone su show. Sin embargo, todo eso no es inconveniente para que dejemos de ir a verle. Es más, diríamos que toda esa “parafernalia” que es capaz de montar, es en gran medida la causante de la simpatía que sentimos por el personaje.

Ir a ver a Loquillo, supone ir a ver a una estrella, a un “frontman” de alta escuela, un tipo de aquellos que sabe ganarse tu atención sobre el escenario. En definitiva, un grande de España. Que además posee una gran virtud, no se calla ante nada, ni ante nadie. Eso nos fascina. Un tipo al que respetamos y admiramos, a partes iguales. Nos encantan sus poses arrogantes, altivas, sus miradas de frente, a los ojos. Él personifica lo que es la actitud encima de un escenario. Cuanto deberían aprender muchas bandas del catalán, de su magnetismo, de su presencia y hasta de su estética.

Decíamos que volvía el Loco a nuestra ciudad. En esta ocasión el marco de su gira del treinta aniversario, por lo que era una buena oportunidad para comprobar los nuevos matices que había aportado a su directo. Sobre todo en el aspecto del set list. Nos habían llegado noticias de que el listado de canciones había variado sensiblemente, por lo que andábamos con ganas de comprobar cuales eran esas novedades.

Sobre las once de la noche aparecían en escena los componentes de la banda. Comenzaron interpretando la canción que sirve como intro de los shows de esta gira. En esta ocasión la elegida es la banda sonora de la serie Danger Man, serie de los sesenta, protagoniza por Patrick McGohan. Tras ella comenzó el vendaval. La encargada de abrir fue todo un clásico cómo “En las Calles de Madrid”, seguida de otros dos temas que también tienen sus años, como son, “María” y “Pégate a Mí”. El comienzo prometía y mucho.

Tras ellas, llegó una tanda de temas más recientes. Canciones cómo “Línea Clara”, “El Hijo de Nadie”, “Arte y Ensayo” o “Memoria de Jóvenes Airados”. Todos ellos se han colado con mucha fuerza en el repertorio del barcelonés. Antes de interpretar el siguiente tema confesó que cuando la interpretaba no podía olvidarse de tres amigos, “Andrés Calamaro, Enrique Bunbury y Jaime de Urrutia”, de esta manera dio paso a la revisión del “Man in Black”, de Johnny Cash. Volvió a agarrar el micro para presentar una canción que según sus palabras “tuve el placer de cantar junto a Johnny Hallyday”. Estamos hablando de “Cruzando el Paraíso”, el que fuera primer single de su último trabajo “Balmoral”.

A partir de aquí comenzaron los mejores compases del concierto. Con un Loco exultante y una banda de acompañamiento en la que cada uno brilla con luz propia. Mención especial merecen dos maestros. Ambos nacidos en el norte. De un lado el mítico Jaime Stinus, del otro Igor Paskual. La clase y la actitud se entrecruzan en ellos, dando cómo resultado un cocktail explosivo.

Y es que canciones cómo “El Rompeolas”, que decir de ella que no se haya dicho, “Rock Suave”, con escena de lanzar la silla incluida, la inesperada “Carne Para Linda”, “Las Chicas del Roxy”, “Todo el Mundo Ama a Isabel”, con esa intro que ha hecho suya el señor Paskual, o la insuperable “Autopista”, hablan por si solas de donde se encuentra Loquillo. Es decir, a años luz del lugar por donde transitan tantos otros. Con esta tanda, hicieron amago de dar por finalizado el concierto. No engañaron a nadie. Todo el mundo se quedo en su sitio, había ganas de más.

El momento de los bises podría calificarse cómo casi insuperable. Volvieron a aparecer para comenzar con un par de versiones. Para presentar la primera de ellas el del Clot dijo, “Sería imperdonable venir a Madrid y no tocar esta canción”. Momentos después, comenzaba a sonar “¿Qué hace una Chica cómo Tú en un Sitio cómo este?”, de los grandísimos Burning. Tras ella, llegó el homenaje a una de las grandes bandas del rock de los sesenta. Interpretaron una magnifica revisión del “Maldigo mí Destino”, de Los Sirex.

Sin duda, el momento álgido del show llegó con las cuatro últimas canciones. La primera en sonar fue “La Mataré”, canción que el Loco recuperó hace unos años. Un acierto, puesto que era una pena que se encontrara fuera del repertorio. También sonó “El Ritmo del Garaje”, otro clásico en toda regla, que fue coreado por todo el público asistente. Para el final dejó “Rock and Roll Star”, en lo que fue un emocionado homenaje a otro grande. En este caso estamos hablando del tristemente desaparecido Guillermo Martín, miembro de bandas como Desperados, Los Rodríguez y durante cuatro años, un Troglodita más.

El cierre de fiesta estuvo precedido de las que casi fueron las últimas palabras de Loquillo. Dichas palabras, servían de presentación para el enésimo clásico de la noche, “Cuando pienso en las tres mejores canciones de la música española, siempre digo que son, ¿Qué hace una chica cómo tu en un sitio cómo este?, de Burning, La Chica de Ayer, de Antonio y Para ti, de Paraíso. Esta no sé si es la cuarta o la primera”. De esta forma, presentó la historia de un “Cadillac Solitario”, que supuso un final apoteósico a una noche redonda.

Las luces se apagaron y la megafonía atronó con el “You´ll Never Walk Alone”, la canción de despedida desde hace algún tiempo para los conciertos del Loco.

Nos marchamos tranquilamente del recinto haciendo memoria de las veces que habíamos visto en directo al Loco y especulando sobre las que nos faltarán por verle. Es una gozada poder disfrutar de conciertos cómo lo que él suele dar. Apostar por él, es hacerlo a caballo ganador. Esta tarde nos acercaremos a la Feria del Libro para que nos firme un ejemplar de su última novela, “Barcelona Ciudad”. La verdad es que hay ganas de volver a charlar con él.

Texto: Javier González
Fotos: Iván González