Cooper: “Mi Universo”

Hace casi un año tuvimos la oportunidad de mantener una más que interesante charla con Alejandro Díez, líder y alma mater de Cooper, un proyecto que creo después de dar por finalizada su exitosa etapa al frente de Los Flechazos, uno de los grupos más importantes en la historia de la escena mod nacional.
Aquel lejano encuentro no tenía otra finalidad que hacerle hablar de “Club 45, 90 canciones para Mods y Jetsetters”, el libro que por aquel entonces acababa de editar. Fue en el marco de aquella conversación donde nos comentó el hecho de que estaba trabajando en dar forma a las canciones que conformarían su siguiente trabajo, el recientemente editado por Elefant, “Mi Universo”.

En plena vorágine de preguntas y respuestas, Alejandro nos adelantó brevemente por donde quería que fueran los cortes que estaba componiendo, los mismos que a la postre han dado vida al álbum. “Me planteaba como reto hacer un disco en que la gente oyera las canciones y pensaran, “No mola tanto como los anteriores”, pero que en la segunda o tercera escucha creciera. Que la gente se acabara enganchando poco a poco, siempre dentro de mis coordenadas. Yo no soy Yo la tengo, ni Sonic Youth. Quería jugar con la estructura de los temas, que no hubiera ganchos o estribillos. Que fueran como más oscuras. En cierta manera voy por ese lado”. Y lo cierto es que esas palabras, después de haber tenido oportunidad de escuchar al completo “Mi Universo”, resultan ser las más acertadas que podrían utilizarse para reseñar la última obra de Cooper, a pesar de lo cual vamos a tratar de ofrecer algo de luz sobre la misma.
Porque sí es cierto, lo nuevo de Alejandro Díez vuelve a tener como guía la amplia paleta sonora de la música pop facturada en la década de lo sesenta, de la que ha hecho gala a lo largo de toda su fructífera y exitosa carrera. De la misma manera que vuelven a aparecer unas melodías enérgicas, perfecto compendio de luminosidad, talento y energía, que encierran tras de sí unos textos que esconden pequeñas heridas y derrotas, asumidas con naturalidad y sin fatalismos, pues siempre muestran un punto de esperanza, que nos acaban por mostrar a un tipo sensible y nostálgico que, entre riffs de Rickenbacker  y frases que nos sitúan en la más absoluta cotidianeidad, cuenta historias de las que cualquiera de nosotros podríamos ser protagonistas, siguiendo una vereda que le podría hacer entroncar con la mejor tradición de un Ray Davies pero de facturación hispana.
Tampoco es menos cierto que para encontrar el punto y el acomodo a sus nuevas canciones se necesitaran varias escuchas. En “Mi Universo” no se ha dado paso a la inmediatez ni al estribillo fácil. Aquí lo que predominan son las canciones. El colectivo frente a lo particular. Es más desde “El Giradiscos” no podríamos hablar de un single claro en potencia. Nos sería muy difícil. De tener que elegir uno sería la psicodélica “Mi Universo”, corte inicial y titular del disco, precisamente la elegida para empezar a mostrar al gran público el mismo, pero lo sería simplemente por respetar los cánones de lo que eminentemente es una canción pop, no porque el resto no sean merecedoras de tal honor.
Pues, afortunadamente, en el interior del cuarto trabajo de Cooper, como decimos, lo que predominan son composiciones que rayan a gran altura. Y es que la belleza de canciones como “Alicia”, con esos ecos de bandas como Teenage Fan Club o The Byrds, “Cortometraje”, elegante power-pop de la vieja escuela, o  de “Primer Día”, un pequeño homenaje a su hija rebosante de inmediatez, ya anticipan que estamos ante el que probablemente sea el mejor álbum hasta la fecha de Alejandro Díez, al menos en cuanto a Cooper se refiere.
Sin embargo lo mejor está por llegar, y lo hace de la mano de “Saltos de Esquí” o “Arizona”, sin duda de lo mejor todo el minutaje, dos temas que muestran a las claras que llevan el inconfundible sello de talento y elegancia, como buen mod que es, de este leonés único.
En un escalón por debajo se movería “La Señal”, quizás más que por demérito propio sea por aparecer justo a continuación de los cortes ya citados, y por anteceder a ese ejercicio de visceralidad que es “En la Basura” y al tema que cierra al disco, la sorprendente “Carrusel”, guitarrera en primera instancia, emparentada por momentos con el sonido de los mancunianos Stone Roses, y en el que el toque de Cooper vuelve a aparecer para imponerse en el marco de un tema de los más negativos, en cuanto a temática, que jamás le hayamos escuchado entonar.
De esa manera se da por concluido “Mi Universo”, el álbum que supone la vuelta de Cooper en formato “larga duración”, después de la multitud de singles que editó en su momento y que no fueron más que un intento de dar una vuelta de tuerca a la mala situación que vive el sector musical, y que debemos calificar como de más que notable por varios motivos, pero principalmente por dos. Por ser arriesgado en su concepto y huir de tópicos y facilidades, cosas que agradecemos, y sobre todo por estar plagado de grandes canciones, cuestión esta que sigue siendo la más importante aunque a muchos se les olvide. Si a todo eso, le añadimos que Alejandro ha vuelto para dejar patente que su clase y estilo, los cuales le han convertido en una de las figuras señeras dentro de la escena pop alternativa, siguen presentes, creo que está todo dicho.
Por: Javier González.