Craig Finn - “Clear Heart Full Eyes”

Probablemente a la mayoría de la gente el nombre de Craig Finn no le aporte demasiada información. Sensación que puede cambiar  al conocer que detrás se encuentra el peculiar cantante de The Hold Steady, una de las bandas más sorprendentes del rock en la actualidad, principalmente por su destreza a la hora de mezclar el sonido de las guitarras crudas al estilo de bandas como Hüsker Dü con el rock americano más épico (Bruce Springsteen). 

Ahora en su recién iniciada carrera en solitario se filtran con total claridad sus  características personales que hasta ahora se habían volcado exclusivamente en su grupo. Cualidades que se sustentan en su peculiar forma de cantar, donde muchas veces se acerca a lo recitado, y su dedicación a las letras, las que siempre se han movido en dos ámbitos, relacionados al fin y al cabo, como son, analizar la sociedad americana y sus items recurrentes (drogas, religión, cultura popular...) y reflexionar sobre lo más íntimo en forma de descripción de las  soledades, tristezas y pequeñas ilusiones de los seres humanos.
 
En este su primer disco en solitario, “Clear heart full eyes”, en el que se ha rodeado de músicos de bandas diversas como White Denim, Phosphorescent o Centro-matic y que ha contado con la producción de Mike McCarthy (Spoon, Patty Griffin...), el músico norteamericano lima algo el sonido más crudo que habitualmente ejerce su banda y prefiere priorizar en la música tradicional norteamericana, cosa que no significa que no estén  presentes las guitarras y la mezcla de estilos habitual. 

Como suele suceder en los discos grabados durante el tiempo libre que deja el grupo en el que uno milita, tienden a ser más personales, tanto en lo musical, huyendo algo de las cadenas que le pueden imponer la banda,  como en lo íntimo. De ahí que en esta ocasión las letras se centren en la forma de afrontar la madurez, de las consecuencias del paso del tiempo y el necesario, no siempre fácil, camino para buscar un lugar en el mundo. 

No obstante el primer tema “Apollo bay”, construido a base de guitarras y demás “ruidos” que crean una ambientación  misteriosa e interpretada como suele ser habitual en muchas ocasiones en Finn a base de fraseos cercanos al recitado, recapacita sobre la necesidad de escapar y oxigenarse a veces. Si en esta composición se intuyen ritmos de blues, en “When no one’s watching”, con un contexto parecido, se adivina un tono a rock americano clásico. La parte más enrgética o ruidosa, como se prefiera, se alimenta de temas directos cercanos al power pop como “No future”, con claras alusiones a  Johhnny Roten y sus Sex Pistols  o “Terrified eyes”, en la que las melodías dinámicas se diluyen en los sonidos folkies. “Honolulu blues” es un ejercicio de rock rugoso a medio camino entre The Rolling Stones y Lou Reed. 

En el disco hay una parte bastante considerable de temas que se encuadran dentro de la música de raíces. El country está presente en canciones como “New friend Jesus”, que desarrolla una bella y dulce melodía. Más profundo y oscuro sonará el género en “Western pier” y con un deje rock, pero amable y nostálgica a la vez, en “Balcony”. La sobria “Not much left of us” pone punto y final al disco con un ejemplo de sonido tradicional en una mezcla perfecta de guitarra slide y violines. 

Puede ser que en algunos momentos se eche de menos ese “toque” tan especial de The Hold Steady en ciertas composiciones, pero este disco, mucho más personal y que tiende a inclinarse hacia la faceta más clásica de Craig Finn, tiene grandes momentos que sirven para mostrar el talento y peculiaridad de afrontar los géneros de su autor. 

Kepa Arbizu